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El Telégrafo
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Una aventura por el sitio que dio vida a A la Costa

La vieja casona está rodeada por un inmenso jardín. Las posesiones de los Mera y de los Martínez están allí.
La vieja casona está rodeada por un inmenso jardín. Las posesiones de los Mera y de los Martínez están allí.
Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
26 de marzo de 2016 - 00:00 - Génesis Constante. Segundo BGU-A

A Sofía y Génesis siempre les ha gustado la Quinta Atocha o de Juan León Mera, situada al noroccidente de Ambato, pero lo que ninguna sabía es que el autor de la novela histórica A la Costa (Luis Alfredo Martínez) se inspiró en los parajes de ese lugar.

Por eso, ambas integrantes del Club de Periodismo de la Unidad Educativa Ambato (UEA) cumplieron con el reto de leer una parte de ese libro en aquel lugar. Lo hicieron un fin de semana de marzo.

Mientras Génesis Constante llevaba una mochila de cuero, Sofía Iglesias  portaba un bolso bordado a mano con varios diseños realizados por su abuela. Esta última también llevaba la novela que exhibía una portada amarilla.

Génesis se distrajo observando los grandes árboles que rodean el lugar. Ingresaron a las 13:30.

Sofía y Génesis son parte del Club de Periodismo de la Unidad Educativa Ambato (UEA), que dirige la Regional Sierra Centro de diario EL TELÉGRAFO. Ellas deseaban sentir el ambiente natural que inspiró a Martínez.

Sofía caminaba lentamente y apreciaba la vegetación abundante hasta hallar un mullido pasto que usó para recostarse. El sitio estaba cobijado por la sombra de un árbol.

Allí colocó el texto sobre sus piernas y soltó su cabellera para sentirse más cómoda. Génesis la acompañó en la lectura.

Sofía buscaba en las páginas los sentimientos del autor de este libro realista que fue escrito hace 112 años. La publicación llegó gratuitamente a sus manos gracias a una reedición que impulsó la Municipalidad local, precisamente para que los jóvenes la leyeran y pudieran conocer gran parte de la historia ecuatoriana. Se volvieron a imprimir 500 ejemplares que fueron entregados gratuitamente.

Los rayos solares se volvieron más intensos conforme avanzaba la tarde. Génesis se refrescaba con un té y Sofía no perdía la concentración... “Aquella mañana de agosto, clara y llena de sol, el doctor Jacinto Ramírez habíase puesto a trabajar en su escritorio antes de la hora acostumbrada. Sentado en un viejo sillón de vaqueta estampado...”.

Así pasaron los momentos y las chicas fueron descubriendo a los otros personajes: Salvador, Mariana, Camila, Luciano y Consuelo.

Por mutuo acuerdo hicieron una pausa. “Sigamos explorando el lugar”, solicitó Génesis. Empezaron a correr y descendieron 5 gradas que se acoplan con el entorno natural matizado con senderos cortos.

Sofía se encontró con un amigo de la infancia, aunque él no la reconoció, intentó saludarlo, pero Génesis le apremió a continuar.

Esquivaron árboles, pequeños insectos y las hojas que se desprendían con el viento. Pronto descubrieron otro paraje tranquilo. El escenario conmovió a las chicas de 16 años que retomaron la lectura.

“En la Universidad conoció Salvador a un joven provinciano, descendiente de esa hermosa clase media, que no pica muy alto en asuntos de nobleza y que sin embargo, por el talento, las aptitudes y el patriotismo, es la primera de la República. Una simpatía irresistible y antes nunca sentida surgió entre ambos”.

Génesis y Sofía encantadas con los sonidos de los pájaros, el arrullo del viento, el murmullo del río Ambato y más comenzaron a imaginar los escenarios de la novela en sus mentes. Escenarios de la Sierra y de   la Costa de Ecuador.

Estaban concentradas y con sus palabras los personajes volvieron a vivir. Imaginaron el fanatismo religioso de Camila Quiroz y la rebeldía de Mariana.

El espíritu quebradizo de Salvador impactado por la muerte prematura de su padre y la responsabilidad de ganarse la vida en lo que fuera antes de marcharse decepcionado hacia la Costa para rehacer su existencia y buscar la oportunidad de amar por una sola vez en su vida.

Todo esto en medio de la guerra civil y la Revolución Liberal del 5 de junio de 1895. “En tanto el Ecuador entero ardía en el fuego revolucionario. La guerra civil iniciada por el asunto del ‘Esmeralda’, había tomado inmenso desarrollo y las quiebras andinas y las llanuras de la Costa retumbaban con las descargas de los combates”.  

Sofía y Génesis consiguieron una conexión con el autor e imaginaron ver lo que en su momento observó Martínez. “No pertenezco a ninguna escuela, soy profundamente realista, y pinto la naturaleza como es”, dijo el autor.  (I)

Datos

Luis Alfredo Martínez Holguín nació el 23 de junio de 1869 y murió el 26 de noviembre de 1909 de tuberculosis. Fue escritor, pintor, político y amigo de Eloy Alfaro.

Martínez fue diputado por Tungurahua, gobernador de esta provincia y subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública. En el ámbito literario está considerado como el iniciador del realismo en el Ecuador.

En la hacienda El Cangahual, en Mulalillo, Martínez escribió la novela En cuerpo viejo, corazón joven, que no llegó a publicar. En 1896 se casó con Rosario Mera Iturralde, hija de su primo, el escritor Juan León Mera.

En 1900 administró el Ingenio Valdez y allí contrajo polineuritis malaria que lo postró en cama por 6 meses. Fue allí que dictó a su esposa los textos de su obra cumbre: A la Costa, novela realista que describe los cambios sociales de finales del siglo XIX.

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