Palestina y el derecho a tener su patria
Es cierto que nunca los estadounidenses fueron jueces de paz en el conflicto árabe, jugaron siempre para favorecer los intereses de Israel. Sus vetos en la ONU a las resoluciones tomadas en contra de la ocupación israelí así lo corroboran. Pero ¿por qué ahora reconocer a Jerusalén como capital de Israel? ¿Por qué si más de 120 países reconocen a Tel Aviv como la capital israelita? Es evidente la pérdida de incidencia política de Estados Unidos en Medio Oriente, sus “levantamientos” fallidos los llevaron —en la era Bush— a tener derrotas consecutivas. Por lo tanto, en su “geopolítica” resuelven la “ocupación estratégica”, de carácter militar, para la disputa de territorios y, por supuesto, para tomar partido por sus “aliados estratégicos” en futuras confrontaciones militares.
Es un grito de guerra de un Goliat contra un pueblo despojado de su tierra, de su soberanía. Además, representa un grito de guerra para la “paz mundial”.
En 2017 los palestinos y el mundo recuerdan 100 años de la famosa carta Balfour, del ministro de Relaciones Exteriores inglés, que en palabras de Arthur Koestler describía: “Una nación prometió solemnemente a una segunda el territorio de una tercera”. Ese fue el inicio del apoyo de las grandes potencias a la causa israelita. Han sido 100 años de despojo, a eso le siguió la creación del Estado de Israel en territorio palestino, y más tarde, en 1967, fue la ocupación de Cisjordania y la Franja de Gaza.
Hoy la historia se escribe una vez más con sangre y fuego, despojándoles de su capital Jerusalén, decisión que además es violatoria a la más reciente resolución 2334, de 2016, aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas contra la ocupación israelí en suelo palestino. Esta tuvo 14 votos a favor y una abstención: Estados Unidos.
Palestina vive atacada por parte de uno de los ejércitos mejor dotados del mundo, acompañada de decisiones políticas de una de las potencias más devastadoras de la historia. Palestina sufre y ve morir a sus ciudadanos en las narices de las naciones poderosas del planeta que están preocupadas en la famosa carrera armamentista y en los negocios de sus empresas transnacionales. Palestina se está muriendo y algunos pretenden hacernos creer que son solo un puñado de terroristas, en vez de patriotas peleando por un derecho, el derecho a tener patria. Resiste, Palestina. (O)
Sebastián Cevallos Vivar, abogado