Punto de vista
La Cina é Vicina (China está cerca)
“China está cerca”: Mao desató su “Revolución Cultural” dos años antes de que saliera esta película “contestataria” de Marco Bellocchio (1967). El año siguiente fue el del Mayo francés, pero también de la Primavera de Praga, cuyo desenlace agravó el distanciamiento entre China y URSS hasta llegar a los choques fronterizos del Río Ussuri (1969), y el paralelo acercamiento de Mao a EE.UU.: “diplomacia del ping-pong” la llamaron (1972).
Para nosotros China no estaba cerca, excepto por diátribas entre ñángaras. Pero, en realidad, invisibilizados “as usual”, allí estábamos, en ese ping-pong...
En Mayo de 2013, en la excelente “Conferencia de Unasur sobre Recursos Naturales para un Desarrollo Integral de la Región” organizada por su entonces Secretario General, Alí Rodríguez Araque, Mónica Bruckmann hizo una documentada presentación sobre “Recursos naturales, biodiversidad y medio ambiente en Unasur: una visión estratégica”.
Lo que Mónica no explicó fue la razón de la “intensidad extractivista” de nuestro subcontinente: a la demanda tradicional se nos agregó la china... Del resto ¿de dónde iba a aprovisionarse de materias primas la “Gran Factoría”: de la Siberia soviética? O no, acaso, de las “venas (ya) abiertas” en el “patio trasero” del tío Sam? Broche de oro de la jugada estratégica del Kissinger…
Han pasado cuatro décadas de aquel ping-pong y las correlaciones de fuerza han cambiado, mas el aprovisionamiento de materias primas emerge como el talón de Aquiles de la “Gran Factoría”.
China intercambia con África un monto cercano al que intercambia con América Latina ($ 200.000 millones al año; EEUU $ 85.000) y destina allí 3,4% de sus inversiones en el exterior (EE.UU. 1%). Sin embargo, luego de las intervenciones “occidentales” abiertas o encubiertas (ej. Boko Haram), China sabe que está invirtiendo en “territorio apache” - excepción hecha por la región austral (Suráfrica y su área de influencia) - bajo la premisa de que no hay guerra buena, pero la “menos peor” es comercial y lejos de casa…
Es el espejo del Imperio del Sol Naciente: aquel decreto de Roosevelt, el 26 de julio de 1941, bloqueando a Japón petróleo y otras materias primas. Porque la talassocracia, “el Imperio del Mar”, es anglosajona, hoy como entonces.
Por consiguiente, el “hinterland” de Rusia, Siberia (y el resto de Eurasia: los “Stan”), pasará(n) en pocos años a serlo también de la economía china. Se saldarán así las cuentas de los resquemores de Mao (1964) sobre “una tierra sin gente (Siberia) y una gente sin tierra (China)”, que la doctrina Brzezinski pretende revivir al asfixiar energéticamente la “Gran Factoría” trabándole el acceso a sus yacimientos de hidrocarburos costa afuera.
Pero el judoka Putin voltea el paradigma: del “peligro amarillo” a “atrapar el viento chino en las velas” y finalmente, entre los 17 acuerdos del pasado 9 de noviembre 2014 un aspecto, poco mencionado, sobre el retiro de las restricciones rusas a la participación china en inversiones en Siberia y en el Ártico ruso. Cuentas saldadas reestablecen amistades.
¿Significa esto que China se alejará de nosotros? Todo lo contrario: tan importantes como las fuentes de suministro son los mercados. El Foro China-CELAC de enero de 2015 evidencia que los nuestros cuentan… Pero si no me compras ¿cómo te pago? Compensar el estancamiento en la demanda y/o precios de materias primas por la de productos con mayor valor agregado, debe ser la respuesta: “Alguna gente dice que los chinos nos están obligando a vender materia prima, no es así... pues los chinos compran de EE.UU. básicamente productos industriales, compran de Europa y Japón productos industriales... China está en una etapa de industrialización en la cual competir por estas fases iniciales de industrialización no es tan importante para ellos.... para China será muy importante tener una fuente definida a largo plazo, en este caso el petróleo, pero si Venezuela tuviera condiciones de exportar petroquímica creo que no sería tan dramático para ellos”.
Esto vale también para manufacturas basadas en recursos naturales pero de alta tecnología, un universo hasta ahora “ancho y ajeno”, donde el BRICS puede ser nuestra oportunidad: ChangHeber, por ejemplo, una mixta creada en el 2000 entre el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología del Polo Científico de La Habana y una farmacéutica de China fabrica, allá, más de 180 medicamentos y hoy uno de los principales distribuidores de interferón en ese país.
En esa misma dirección la cooperación acordada por el presidente Correa con el parque tecnológico Zhongguancun apoya el desarrollo de la Ciudad del Conocimiento Yachay, en ocasión de su visita a Beijing en el marco del mencionado 1er. Foro Ministerial China-CELAC.
Sin embargo, la pregunta es: ¿porqué no se articulan el proyecto Yachay (y el Ikian), y el Polo Científico de La Habana y otros, como un proyecto conjunto ALBA y/o UNASUR? O dejaremos Yachay a los chinos, el Polo Científico de La Habana a las transnacionales USA, etc.? No existe en el planeta biodiversidad como la de Nuestra América y UNASUR es el corazón de la CELAC: ¿no debería Samper retomar el testigo del “japonés”: los aportes y acuerdos de la Conferencia que mencionábamos al principio?
Ese Polo Científico de La Habana todavía tiene la valla de cuando Fidel inauguró, en 1961, el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CENIC): “El futuro es de hombres de ciencia”.
China y los BRICS nos brindan la oportunidad de que los peldaños de nuestra escalera no sigan siendo “calco y copia” de los de la escalera de siglos: la del mero extractivismo que, con altos o bajos precios, siempre nos especializa en rentismo, desigualdad, pobreza.
La “Cina é vicina” sí, pero si sabremos “atrapar su viento en nuestras velas”… (O)