Nadie aspira a que los boten, solo que asuman sus obligaciones profesionales, éticas e institucionales. Pero en la despedida de Rafael Cuesta de Canal Uno hay bastante materia prima para entender la diferencia entre hacer periodismo y trabajar para una candidatura con la pasión que lo hizo, sobre todo en la segunda vuelta, como también Alfredo Pinoargote, de Ecuavisa, desde hace más de un año. Cuesta reconoce haber comprometido al canal con su declaración y por eso da un paso al costado. Ya dirá Fundamedios que es otra agresión a la prensa, como en su momento han dicho de todo aquel periodista que renuncia y en las estadísticas de esa ONG (bien fondeada desde el norte) aparece como una agresión. Pero Cuesta se fue, por cuenta propia, frente a lo ocurrido con su declaración, efusiva y entusiasta, al declarar presidente de la República a quien solo había ganado en uno de los cinco estudios, sondeos, conteos o exit poll. Lo mismo hizo ese día Pinoargote. ¿Ecuavisa ha tratado de desvirtuar la realidad para curarse en sano, quizá por un estrecho acuerdo político con Guillermo Lasso? Y dicen que lo mismo hicieron los medios públicos: no hay una sola prueba de que uno de sus periodistas haya proclamado presidente electo a Lenín Moreno a las cinco de la tarde del 2 de abril. Al contrario, hubo prudencia, sensatez y alto profesionalismo al señalar enfáticamente que era un exit poll y no datos oficiales. Si Cuesta se va es lamentable para su propio canal. Que Pinoargote no lo haga e insista en el error es desastroso para él y su canal. De hecho, hizo bien Teleamazonas en mostrar los dos exit polls y Andrés Carrión en no proclamar a su candidato como presidente electo, a pesar del dolor que eso le causó, por confesión propia también. Ecuador necesita un serio y profundo debate sobre el rol de los medios en campañas electorales. No cabe duda de que juegan a la política todos. Y eso no es ni malo ni bueno, pero falsear la verdad, reemplazar a las entidades estatales correspondientes, tiene otros efectos y consecuencias. Por ahora hay la sensación de que las audiencias no creen en los medios, que han hecho mal su papel. Lectores y televidentes no pueden seguir a expensas de unos medios que mienten, callan o dicen verdades a medias. Cuesta y Pinoargote debieron decirle al país desde el principio que apoyaban a Lasso, como lo han dejado entrever Andrés Carrión y otros más. Por lo menos quienes apoyan a Lasso ya saben que tienen aliados ahí, pero también que su labor siempre fue en contra de Lenín Moreno y el actual Gobierno, como será también con el futuro. (O)