El presidente de Ecuador saliente, Rafael Correa, recibió la mañana de este miércoles el doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Quilmes de Argentina, en el auditorio principal de la entidad superior. Alejandro Villar, rector de la universidad, explicó que Correa recibe este reconocimiento por el "impacto social que sus políticas dejaron", como la reducción de la pobreza y el papel que tuvo a favor de la integración latinoamericana. El docente argentino destacó que durante los 10 años de gobierno de Correa en Ecuador, se redujeron los niveles de pobreza y se duplicó la matrícula universitaria de sectores históricamente excluidos. "Con este doctorado, usted es parte de esta universidad y para nosotros eso es un orgullo", afirmó Villar ante el aplauso efusivo de la sala. De su lado, el mandatario agradeció por la distinción que, dijo, recibe en nombre de Ecuador, "que con lucidez y valentía ha sostenido todos estos años el proceso de cambio revolucionario y pacifico, muchas veces enfrentándolos con dificultades inmensas". Este es el décimo quinto doctorado honoris causa que ha recibido Correa durante su gestión. Este viaje a Argentina es el último oficial que realizará el mandatario al exterior antes de dejar el poder, el próximo 24 de mayo. "Aunque falta mucho por hacer, en Ecuador manda el pueblo" Luego de recibir el diploma del doctorado, Correa tomó el micrófono para impartir una charla magistral sobre los avances económicos de Ecuador durante la última década.  "Cualquier proceso de cambio verdadero tiene que empezar y terminar hablando de distribución del ingreso de la riqueza, de justicia social e igualdad de oportunidades", subrayó. En el transcurso de su intervención comparó la década anterior a su gobierno, la "larga y triste noche neoliberal" entre 1996 y 2006, dijo, que permite ver las enormes diferencias en cuanto a distribución del ingreso de las riquezas. Tras sostener con cifras, estadísticas reales y gráficos los resultados logrados en estos 10 años, subrayó que "Ecuador hoy no solo es más prospero sino menos injusto". Al dirigirse a los universitarios presentes, muchos de ellos alumnos ecuatorianos que cursan estudios en Argentina, les dijo: "queridos jóvenes, la supremacía del trabajo humano sobre el capital es el signo fundamental del socialismo del siglo XXI que practicamos". En la charla, Correa citó tres medidas fundamentales que tomó su Gobierno para mejorar los ingresos fiscales netos: la recompra de deuda externa a valor de mercado, la renegociación de los contratos petroleros y la mejor en eficiencia en recaudación tributaria. Con esto, resaltó, se liberaron miles de millones de dólares para la inversión pública, la cual con respecto al 2006 se duplicó en términos porcentuales y creció en más de 400 por ciento en valores absolutos. "El destino de los recursos sociales demuestra las relaciones de poderes al interior de una sociedad y los datos reflejan que antes en el Ecuador mandaban los acreedores los banqueros, las burocracias internacionales y que ahora manda el pueblo ecuatoriano", enfatizó entre repetidos aplausos de los asistentes. "No fue suerte, como dicen por ahí, fue soberanía y la soberanía produce prosperidad", destacó en su conferencia, en la que también habló de todos los retos que debió sortear el país sobre todo en los dos últimos años. Desmenuzó los tres ejes centrales de esta "década ganada" y resaltó que en Ecuador "ya no se permite la evasión que era el deporte nacional de los empresarios". "Nos dicen que hemos conseguido deuda cara, ya no saben como afectar el éxito de esta década ganada. La verdad es que el costo ponderado es nuestra deuda es de 5,8 por ciento menor al 7,1 por ciento antes de nuestro gobierno", dijo.  En su clase económica dejó varias lecciones: para cambiar la pobreza socioeconómica, la injusticia estructural, se necesita cambios en la relaciones de poder. "Eso, queridos jóvenes, significa procesos políticos en función de las grandes mayorías, este es el mensaje central de mi conferencia", manifestó. En otro momento subrayó que durante su mandato ha luchado por lograr el cambio de las relaciones de poder en favor de las grandes mayorías, por transformar el Estado burgués dominado por unos pocos en un Estado verdaderamente popular que defienda el bien común, con opción preferencial para los más pobres. Resaltó que si se quiere hablar de economía para el desarrollo hay que hablar de poder y que, "para sacar adelante a nuestros países se necesita a hombres políticos, no gerentes pues, es diferente la lógica empresarial a la de un estadista". "Queremos sociedades con mercados, no sociedades de mercados donde vida, persona y la propia sociedad son una mercancía más. El mercado es un gran siervo, pero un pésimo amo", añadió. Para despedirse enfatizó que en Ecuador ya se gobierna para las grandes mayorías y, "aunque falta mucho por hacer, tengan la seguridad que en mi país manda el pueblo ecuatoriano". (I)