Si Jaime Hurtado viviera les repetiría a Pachakutik y Unidad Popular (exMPD) una frase dicha por él con toda dignidad: “¿Qué debo hacer con mi título de abogado? ¿Defender a los banqueros, exportadores, importadores, dueños de casas de cambio; o defender con este título a los obreros, maestros y campesinos?”. El apoyo de los aparatos políticos de un sector de los indígenas y de los maestros a Guillermo Lasso los desnuda por completo. En cierto sentido explica el origen del maoísmo: con cuatro agentes de la CIA como sus máximos líderes. Y del lado indígena, los cables de WikiLeaks, explican qué decían  de los altos dirigentes, además de cierta conducta de Lourdes Tibán y Carlos Pérez Guartambel. En la práctica no son de izquierda, no trabajan a favor de los pobres (hablan a nombre de ellos, pero jamás los recuerdan) y sus relaciones con los socialcristianos y ahora con Lasso son la prueba de que jamás pensaron en un proyecto de transformación. Para los maoístas y supuestos indigenistas llegó la hora de mostrarse tal cual son: acólitos permanentes de la derecha, torpederos de todos los procesos sociales, útiles a las agencias internacionales de espionaje, pero sobre todo unos ‘ideologistas’ que creen que sus ideas (nutridas desde manuales de dudosa solvencia) deben imponerse a la realidad. Los maoístas ni siquiera entendieron el marxismo leninismo, aunque su partido clandestino se llamara PCMLE (Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador) y los supuestos indigenistas jamás se han reconocido de izquierda sino como una amorfa interpretación del new age más precario. Para ellos solo cuenta el nivel de privilegio que puedan obtener desde sus gremios, porque esos sectores ni lucharon por mejorar la calidad de vida de maestros e indígenas, ni tampoco construyeron un proyecto movilizador de ideas para una sociedad igualitaria. Al contrario, en sus propias organizaciones han privilegiado a sus élites. Por eso no es extraño que ahora se pongan a la cola de Lasso. Desde Auki Tituaña, pasando por Marcelino Chumpi y Salvador Quishpe, llegando ahora a la UNE y la FESE maoístas, han dado pruebas de su condición de serviles ante el poder financiero. (O)