Eduardo Valencia no puede escapar del registro magnético e impreso cuando acusaba con el dedo a los banqueros, sin dejar de lado a Guillermo Lasso. Una rápida revisión de los periódicos y noticieros a lo largo de la primera década de este siglo prueba cómo estudió el feriado bancario y de qué manera entendió la responsabilidad de sus actores concretos. Ahora, sospechosamente, es el héroe de la derecha y de los banqueros; sus palabras son usadas como verdad irrefutable, sin respaldo documental. Quizá eso le lleva a Lasso a la más impensada de sus declaraciones: amenazó con enjuiciar a los medios públicos y sus periodistas. Se olvida de que a diferencia de los periódicos, canales y portales, en la prensa pública nacional se ha respaldado el reporte sobre el feriado bancario con documentos, evidencias y declaraciones de quienes ahora, como Valencia, desean torcer la historia con un propósito muy perverso. El feriado bancario es y será el karma de quien, en buena medida, sustanció su fortuna gracias a esa tragedia nacional. Si al más inocente de los ciudadanos se le pregunta a quién relaciona con la palabra feriado bancario sin dudar un segundo dirá el nombre de quien fue el superministro de Economía de Jamil Mahuad y quien, para librarse de ese karma, intenta torcer la verdad con base a un aparato político y mediático. Hace 18 años Ecuador vivió el peor de sus traumas, experimentó lo que era tener en el poder político a empleados serviciales de la bancocracia y, sobre todo, una tragedia humana que expulsó a más de dos millones de compatriotas.   Y si de eso no se quiere hablar, pedir disculpas y, al contrario, se intenta volver al poder político para concretar lo que Mahuad no pudo, ha llegado la hora de reflexionar sobre las profundas intenciones de quienes auspician y apoyan al binomio de CREO. ¿Se olvidaron de eso los ex- MPD, Pachakutik, la ID o Montecristi Vive? ¿Dirán algo hoy los ecologistas, feministas, sindicatos y gremios en general? Si callan, la historia los ubicará sin equívocos. (O)