"Vienen con sed de venganza luego de 10 años" (I y II partes)

La derecha ya se frota las manos. Gan&oacute; las elecciones en Argentina y Venezuela. Triunf&oacute; en el referendo en Bolivia y tiene cercado al Gobierno brasile&ntilde;o. &iquest;El siguiente en caer podr&iacute;a ser Ecuador? En ese contexto, el secretario nacional de Educaci&oacute;n Superior, Ciencia y Tecnolog&iacute;a de Ecuador, Ren&eacute; Ram&iacute;rez, reflexiona sobre el timming pol&iacute;tico que vive Latinoam&eacute;rica. El tambi&eacute;n autor de varias obras sobre filosof&iacute;a pol&iacute;tica y econom&iacute;a desmenuza los logros, errores y desaf&iacute;os de los gobiernos progresistas. A continuaci&oacute;n reproducimos ese di&aacute;logo en dos partes. &iquest;En qu&eacute; momento de la historia est&aacute;n los gobiernos progresistas de la regi&oacute;n? Debemos tener claro que, en t&eacute;rminos hist&oacute;ricos, el cambio que se ha producido en estos 2 o 3 lustros ha implicado una mejora radical en las condiciones de vida de nuestros pueblos. Es d&eacute;cada ganada frente a un cuarto de siglo perdido. En el caso de Ecuador, a diferencia del per&iacute;odo precedente, en estos 10 a&ntilde;os no solo que se redujeron todos los tipos de pobreza (de consumo, de ingreso, de necesidades b&aacute;sicas insatisfechas, etc.), sino que se ha reducido la desigualdad y se han democratizado derechos como nunca antes (salud, educaci&oacute;n en todos sus niveles, seguridad social, etc.). No obstante, desde mi perspectiva, reci&eacute;n hemos generado las condiciones necesarias para hacer una transformaci&oacute;n estructural. Obvio, en el marco de la historia, haber generado esas condiciones ya es en s&iacute; mismo revolucionario, pero debemos tener claridad para que no llegue el conformismo, ya que no se ha generado todav&iacute;a el cambio estructural. Es decir, a&uacute;n est&aacute; pendiente producirlo. Esto no solo se debe a la falta de tiempo o a motivos macroestructurales, sino a ciertos errores o ausencias de acci&oacute;n para la transformaci&oacute;n. &iquest;Cu&aacute;l es la tarea pendiente o el d&eacute;ficit de los gobiernos progresistas, de las experiencias recientes en Am&eacute;rica Latina? No s&eacute; si lo que voy a mencionar es consecuencia del error, de la omisi&oacute;n o se debe a la imposibilidad hist&oacute;rica de hacerlo. Los gobiernos progresistas &lsquo;solo&rsquo; se preocuparon de la redistribuci&oacute;n y no de la distribuci&oacute;n. El discurso de la derecha nunca ha tomado en cuenta la desigualdad. La izquierda ha contemplado la reducci&oacute;n de la pobreza, pero en el marco de la reducci&oacute;n de la desigualdad. No obstante, no se preocup&oacute; o no pudo hacer el cambio en la estructura del poder real: la estructura productiva y de propiedad. De hecho, la regi&oacute;n ha vivido (casi en su mayor&iacute;a) un proceso de profundizaci&oacute;n de su estructura productiva primaria exportadora y secundaria importadora. Claro est&aacute;, el Estado obtuvo m&aacute;s rentas al recuperar soberan&iacute;a en sectores estrat&eacute;gicos (ej.: renegociando contratos petroleros o modificando la matriz energ&eacute;tica), lo que permiti&oacute; justamente financiar inversi&oacute;n p&uacute;blica para democratizar derechos, pero en el marco de una misma estructura productiva que genera muy poco valor agregado. No obstante, debe quedar claro que en muchos casos tal situaci&oacute;n de inercia en el campo productivo se ha debido a la falta de posibilidades reales para hacerlo o de tiempo para concretarlo. En otros lugares, se crey&oacute; que con pol&iacute;tica macroecon&oacute;mica se iba a trastocar la econom&iacute;a pol&iacute;tica en los aparatos productivos y, obviamente, se olvidaron de la parte &lsquo;pol&iacute;tica&rsquo; de las pol&iacute;ticas p&uacute;blicas. En otros territorios, simplemente no hubo voluntad de hacerlo. Nathalie Cely, por ejemplo, se&ntilde;al&oacute; antes de salir que el &lsquo;modelo ecuatoriano&rsquo; fracas&oacute;. Creo todo lo contrario. En Ecuador lo que hemos hecho ha sido exitoso, pero habr&iacute;a tenido m&aacute;s impacto si hubi&eacute;semos sido capaces de trastocar el patr&oacute;n de especializaci&oacute;n productivo (justo la misi&oacute;n que deb&iacute;a cumplir). El lado m&aacute;s vulnerable que tiene la econom&iacute;a ecuatoriana es el frente externo (la balanza de pagos), que parad&oacute;jicamente es el sector que m&aacute;s concentra riqueza de la econom&iacute;a; y en el marco de las relaciones de poder, el que menos ha cambiado su estructura. Sin duda, el parasitismo rentista importador es el que m&aacute;s da&ntilde;o ha hecho a la econom&iacute;a ecuatoriana. S&iacute; vale la pena se&ntilde;alar que no me cabe la menor duda de que, de continuarse con la pol&iacute;tica en inversi&oacute;n en educaci&oacute;n superior, m&aacute;s temprano que tarde, se disputar&aacute; el cambio en el patr&oacute;n de especializaci&oacute;n, siempre y cuando no se pongan barreras institucionales que desincentiven el desarrollo tecnol&oacute;gico y la innovaci&oacute;n. &iquest;Qu&eacute; y en qu&eacute; se debi&oacute; haber trabajado entonces? Algo que ha sido prioritario, y debe seguir si&eacute;ndolo en el marco de la disputa hist&oacute;rica, es reducir desigualdades y mejorar la calidad de vida de la poblaci&oacute;n. Todav&iacute;a la regi&oacute;n sigue siendo la m&aacute;s desigual del mundo en donde aproximadamente uno de cada 5 ciudadanos es pobre. No obstante, quiz&aacute; aqu&iacute; existe una ausencia (quiz&aacute; por falta de tiempo) porque la mejora material sin una disputa contrahegem&oacute;nica puede reproducir una cultura que imposibilita el cambio social. De hecho, el cambio social radical sin un cambio cultural nos ha jugado una mala pasada. Al reducirse la pobreza, crece la clase media y al mejorar la calidad de vida de todos se cre&oacute; mayor cantidad de consumidores, pero no necesariamente de ciudadanos. En otras palabras, la ciudadan&iacute;a se la ejerce principalmente a trav&eacute;s del consumo. Eso es lamentable. Sin estar para nada en contra de que los ciudadanos incrementen su consumo, debemos preguntarnos qu&eacute; tipo de ciudadan&iacute;a se construye a trav&eacute;s del consumo. Eso hace que, incluso al mejorar las condiciones de vida, en el marco de una cultura consumista de necesidades ilimitadas el ciudadano busque marcar distancia de aquellos que todav&iacute;a no logran satisfacer necesidades b&aacute;sicas. De esta manera se configuran nuevas divisiones sociales. En vez de crear una sociedad solidaria y cooperativa que se preocupa por el otro, se crea una sociedad individualista y ego&iacute;sta. Es decir, la disputa del cambio de valores para construir ciudadan&iacute;a solidaria no ha sido trabajada pol&iacute;ticamente en toda su magnitud y, como consecuencia de los cambios redistributivos mencionados, se ha multiplicado la cantidad de consumidores con voracidad de m&aacute;s, sin l&iacute;mite ecol&oacute;gico ni &eacute;tico. M&aacute;s all&aacute; de los problemas de gesti&oacute;n y pol&iacute;ticos que hubo en Quito, no es fortuito que en la campa&ntilde;a de Rodas se haya posicionado la publicidad &lsquo;Podemos vivir mejor&rsquo;: ya estamos bien, pero podemos estar&hellip; Recordemos tambi&eacute;n el eslogan del banco del banquero Lasso: &lsquo;Lo mejor est&aacute; por venir&rsquo;. Nada es coincidencia. &iquest;Cu&aacute;l ha sido el mayor acierto? Desde mi punto de vista, m&aacute;s all&aacute; de la mejora social y apostar a la gente (salud, educaci&oacute;n, becas, etc.), el principal acierto ha sido haber recuperado la autoestima, la esperanza, la dignidad y la soberan&iacute;a de nuestros pueblos. Cae perfecto un tuit que le&iacute; el otro fin de semana: &ldquo;Debemos recordar que el objetivo ideol&oacute;gico oligarca es que agradezcas que te exploten, que aplaudas cuando te humillan y que aceptes que ellos tienen la raz&oacute;n&rdquo;. Esa filosof&iacute;a se ha roto luego del paso de gobiernos democr&aacute;ticos por la regi&oacute;n. Otro logro igual de importante est&aacute; relacionado al concepto &lsquo;democr&aacute;tico&rsquo; porque los cambios radicales se han hecho en democracia y en paz. Pero debe quedar claro que esto no habr&iacute;a sido posible sin el nuevo pacto de convivencia social aprobado en 2008: la nueva Constituci&oacute;n de la Rep&uacute;blica del Ecuador. &iquest;En qu&eacute; se debe trabajar m&aacute;s para ese cambio cultural? Antonio Gramsci se&ntilde;alaba que la disputa de la hegemon&iacute;a se da en tres esferas: la educaci&oacute;n, la comunicaci&oacute;n y la religi&oacute;n. Dado el rezago social, producto de un sistema econ&oacute;mico en el que la garant&iacute;a del derecho estaba en funci&oacute;n del poder de compra, nuestros pa&iacute;ses se concentraron mucho en el componente material de la educaci&oacute;n: infraestructura, libros, desayuno escolar, uniformes, partidas docentes, etc. Esto era completamente necesario y urgente. No obstante, no se ha disputado ni la pedagog&iacute;a ni los contenidos en los valores que permitir&iacute;an disputar la construcci&oacute;n de un nuevo orden social. En cambio, en la matriz de pensamiento es vital transformar la manera en que ense&ntilde;amos y aprendemos y el contenido de los sistemas formales de educaci&oacute;n. En la educaci&oacute;n superior se ha planteado un nuevo r&eacute;gimen acad&eacute;mico que est&aacute; por implementarse por parte de las universidades. En el campo de la comunicaci&oacute;n, ha existido en los &uacute;ltimos a&ntilde;os una disputa en los sentidos de la verdad, que estaba monopolizada y privatizada, a trav&eacute;s de nuevos marcos regulatorios y medios que nacieron p&uacute;blicos. Sin embargo, no siempre se logr&oacute; sostener con &eacute;xito semejante misi&oacute;n y muchas veces se desvirtu&oacute; su esencia. Presiento que nunca ha habido una estrategia de estar a la ofensiva comunicativa si no se ha estado en la retaguardia, en la resistencia. Si bien debe haber medios de gobierno que permitan la defensa frente al poder oligop&oacute;lico medi&aacute;tico que defiende a grupos de inter&eacute;s espec&iacute;ficos, es indispensable recuperar lo p&uacute;blico de los medios p&uacute;blicos en toda su expresi&oacute;n. La disputa en las redes sociales debe quedar claro que debe ser agenda prioritaria en la construcci&oacute;n de nuevos valores sociales, hasta ahora pocos en estos procesos toman debida cuenta de su enorme poder de influencia y de construcci&oacute;n de posicionamientos. &iquest;Y el peso de las redes sociales? M&aacute;s importantes que las redes propiamente dichas, son los actores sociales que disputan la batalla en esta nueva esfera p&uacute;blica virtual. A su vez, en el campo de la religi&oacute;n, la agenda de &lsquo;laicizar&rsquo; la sociedad no ha sido parte fundamental de los programas de acci&oacute;n. Podr&iacute;a sonar raro, pero el culto al consumo y al mercado es un dogma de fe que inconscientemente es reforzado por la religi&oacute;n que busca en cada instante perpetuar los dogmas como pr&aacute;ctica sobre los cuerpos. Esto no implica irse en contra de ninguna religi&oacute;n. Me refiero a la idea de dogma como un conjunto de creencias que no puedes poner en duda, discutir o debatir; al dogma como cultura, no a su contenido. A su vez, a lo se&ntilde;alado por el autor italiano, a&ntilde;adir&iacute;a que la construcci&oacute;n de un sentido contra-hegem&oacute;nico se debe dar en el mismo proceso democr&aacute;tico y en la generaci&oacute;n/disfrute de arte. Existe el imaginario de que la participaci&oacute;n obstruye la eficiencia, cuando en realidad debemos tener claro que en el largo plazo lo m&aacute;s eficiente para mantener la sostenibilidad de un cambio es tener sistemas radicalmente democr&aacute;ticos. La ciudadan&iacute;a quiere ser parte del cambio. No quiere que le cuenten que est&aacute; cambiando a trav&eacute;s de publicidad; m&aacute;s a&uacute;n cuando, con los cambios producidos socialmente, se toma conciencia del deseo y necesidad de ser art&iacute;fice del propio destino. La ciudadan&iacute;a no solo quiere ser actor sino autor. Finalmente, sin disputar el sentido del arte construido como un bien de consumo y elitista, dif&iacute;cilmente se podr&aacute; hacer un cambio cultural. Hay una concentraci&oacute;n del capital cultural en una &eacute;lite socialmente reconocida y, por tanto, otra desigualdad, otra forma de pobreza, dir&iacute;a Bourdieu. Puesto el panorama as&iacute; &iquest;son irreversibles los cambios vividos en nuestros pa&iacute;ses? En este momento, lo &uacute;nico que me queda claro es que la irreversibilidad de nuestros procesos &uacute;nicamente se consigue ganando elecciones e intentando subsanar las ausencias y los errores que antes mencion&eacute;. Estos primeros meses del gobierno de Macri nos dejan grandes lecciones. A la derecha en el poder no le importa la institucionalidad ni cumple las promesas dichas en campa&ntilde;a. Viene con sed de venganza luego de 10 a&ntilde;os en que no pudo levantar el tel&eacute;fono para forzar que los gobiernos tomen decisiones en su favor. Nombrar jueces por decreto, despedir a 70 mil servidores p&uacute;blicos, devaluar la moneda cuando jur&oacute; que no lo har&iacute;a, eliminar subsidios que benefician a las grandes mayor&iacute;as, realizar acuerdos ominosos con los &lsquo;fondos buitre&rsquo;, modificar regresivamente la seguridad social, etc., dan cuenta de que no le importa la sociedad ni la gente, sino producir otra acumulaci&oacute;n para concentrar en otros sectores que usualmente son los que tienen el capital: banca, agroexportadores, importadores, medios privados de comunicaci&oacute;n, acreedores de deuda internacional. Electoralmente tambi&eacute;n nos deja lecciones. Tener malos candidatos, elegirlos por fuera de procesos democr&aacute;ticos o a dedo, no tener agenda esperanzadora hacia el futuro, sino simplemente generar miedo con el fantasma del neoliberalismo tiene un impacto mortal en la continuidad de los procesos progresistas de la regi&oacute;n. Ojal&aacute; que la &lsquo;izquierda descafeinada&rsquo;, como suele decir Garc&iacute;a Linera, entienda que la alternativa a los gobiernos de la d&eacute;cada ganada son los gobiernos desalmados e inhumanos de derecha de las d&eacute;cadas perdidas. &iquest;A qu&eacute; agenda se refiere? Lo que est&aacute; en juego es el sentido de la esperanza. Cuando llegamos al poder la agenda era &lsquo;Patria para todos&rsquo;. Avanzamos radicalmente en esa direcci&oacute;n. Esa recuperaci&oacute;n era esperanzadora. Hoy en d&iacute;a, en sociedades con estructuras demogr&aacute;ficas j&oacute;venes que han vivido la garant&iacute;a de derechos sociales por parte del Estado, ya no se tiene como referente negativo el neoliberalismo, hasta podr&iacute;a decir que ese fantasma ya no existe. Dif&iacute;cilmente se podr&aacute; ganar las elecciones con el discurso de &ldquo;prohibido olvidar&rdquo; de la &eacute;poca del neoliberalismo. Tampoco se ganar&aacute; con la idea de &ldquo;cuidado regresa la partidocracia&rdquo; luego de haber estado 10-15 a&ntilde;os en el gobierno. Ese discurso no es para nada esperanzador el d&iacute;a de hoy. Macri gana sin agenda program&aacute;tica expl&iacute;cita, sino posicionando -con ayuda del marketing- la idea de la necesidad de &lsquo;cambio&rsquo;. M&aacute;s all&aacute; de los temas publicitarios, la agenda de los gobiernos progresistas no puede ser sobre el pasado, sino sobre el futuro. Recurrir al fantasma del neoliberalismo es similar a querer llegar al horizonte manejando un carro a trav&eacute;s del retrovisor. En este marco, debemos tener claro que nuestros pueblos han cambiado y con ello sus expectativas. En buena hora, el acceso a educaci&oacute;n, a salud, ahora es visto como un derecho adquirido. Ofrecer aquello, as&iacute; sepamos que todav&iacute;a hay mucho por avanzar en esa direcci&oacute;n, ya no resulta tan esperanzador. Es poco movilizador. La juventud quiere futuro, esperanza, no pasado. &iquest;Cu&aacute;l deber&iacute;a ser la nueva agenda pol&iacute;tica de la izquierda? Siempre he cre&iacute;do que la agenda de la izquierda, antes de la llegada de los gobiernos populares de izquierda en la regi&oacute;n, era anticapitalismo, antineoliberalismo y no &lsquo;pro-algo&rsquo;. Esto se da porque la izquierda generalmente ha estado en el lado de la resistencia. He sostenido en otras ocasiones que la agenda radical debe ser alcanzar la vida digna, la vida buena, que es el mandato constitucional. Lamentablemente, el concepto de &lsquo;vida buena&rsquo; se prostituy&oacute; y no se disput&oacute; su significado frente al concepto de desarrollo capitalista. El que nomina, domina. Hay que disputar los significados que nos ha impuesto la sem&aacute;ntica del capitalismo, de la hegemon&iacute;a. Incluso aquellos que parecen &lsquo;neutros&rsquo;: libertad, calidad, eficiencia, justicia, equidad, igualdad, etc. Construir la sociedad del Buen Vivir implica poner en el medio el debate la distribuci&oacute;n del tiempo, pues, como dice Ragageles: &ldquo;Libre es aquel que consigue no tener hipotecado su tiempo&rdquo;; a lo que a&ntilde;adir&iacute;a porque el tiempo es vida, y dependiendo de cu&aacute;n libre es (el tiempo) puede ser buena o mala vida. La utop&iacute;a no solo es la apropiaci&oacute;n del plusvalor productivo por parte del trabajador, sino que debe ser la apropiaci&oacute;n del plusvalor social por parte de la propia sociedad, del propio ciudadano. Si bien el mundo del trabajo es fundamental en la reproducci&oacute;n social y en la reproducci&oacute;n de la vida, no puede ser el &uacute;nico inter&eacute;s pol&iacute;tico. &iquest;A qu&eacute; se refiere? A lo que me refiero es a que hay que situarse en la perspectiva m&aacute;s amplia de la transformaci&oacute;n de las relaciones sociales en sentido emancipador, liberando tiempo para el amor, para el ocio creador, para el arte y la artesan&iacute;a, para el descubrimiento personal, para el erotismo, para el estudio, para el viaje, para los amigos, para la participaci&oacute;n democr&aacute;tica, para la fiesta y el goce de la naturaleza, para la minga. A su vez, al ser la defensa de la vida su m&aacute;xima expresi&oacute;n, la nueva agenda de izquierda debe ser tambi&eacute;n radicalmente ecol&oacute;gica. En otras palabras, necesitamos una propuesta que organice la sociedad en funci&oacute;n de la realizaci&oacute;n de la libertad individual y de la autonom&iacute;a social en el marco de vivir en armon&iacute;a con la naturaleza, lo que implica disputar tambi&eacute;n nuevas formas de organizaci&oacute;n y propiedad productiva; sin dejar de disputar la actual divisi&oacute;n internacional y sexual del trabajo. En esta agenda de construir un nuevo orden social, es fundamental apalancarse en recuperar el sentido p&uacute;blico y com&uacute;n del bien conocimiento en favor de nuestros pueblos para construir una agenda de innovaci&oacute;n verde que permita disputar la nueva era del capitalismo cognitivo digital. No hacerlo es condenar a nuestros pueblos a un neodependentismo: el de la mentefactura. &iquest;Qu&eacute; rol juega el Estado en eso? En estas d&eacute;cadas se ha dado un retorno del Estado sin el cual no hubiese sido posible garantizar derechos y democratizarlos. No obstante, el coraz&oacute;n del cambio no es el Estado; es la sociedad integral. Y digo justamente integral porque debe incluir la realizaci&oacute;n individual, adem&aacute;s de la de orden colectivo. Eso debe entender bien la izquierda. A veces parece que solo tenemos agenda para el Estado como si fuese este el fin. &iexcl;Un fin en s&iacute; mismo! La nueva agenda debe buscar la sociedad integral, no un Estado integral &uacute;nicamente, siguiendo la met&aacute;fora de Ren&eacute; Zavaleta. Se puso mucho &eacute;nfasis en la recuperaci&oacute;n del Estado para la sociedad, pero no con la sociedad. Con esto quiero decir que es necesario un segundo momento de transformaci&oacute;n del Estado en donde exista una participaci&oacute;n mucho m&aacute;s activa por parte de la ciudadan&iacute;a en la acci&oacute;n de nuestros gobiernos y un involucramiento y empoderamiento mayor de esta en las acciones p&uacute;blicas. Frente al &lsquo;Estado vertical&rsquo; se necesita un nuevo dise&ntilde;o institucional y una pr&aacute;ctica real de un &lsquo;Estado horizontal&rsquo;. Sin sofismas, las actuales condiciones de la inform&aacute;tica y la comunicaci&oacute;n permiten construir un Estado democr&aacute;tico (el ciudadano siendo servidor p&uacute;blico y este ejerciendo su rol tambi&eacute;n de ciudadano) y no capitalista. La eficiencia de este Estado estar&aacute; justamente en la acci&oacute;n colaborativa que se pueda tener con la propia ciudadan&iacute;a. Asimismo, un cambio fundamental es, sobre todo, apostar a las asociaciones p&uacute;blico-com&uacute;n, privado-com&uacute;n y no solamente p&uacute;blico-privado. &iquest;Y la crisis de precios de commodities c&oacute;mo afecta en esta coyuntura? El capitalismo est&aacute; produciendo crisis sociales con mayores frecuencias que de costumbre. Esto es consecuencia de la velocidad con que circula la informaci&oacute;n y el capital. Lo que debemos tener claro es que las crisis son consustanciales al capitalismo. Es decir, el capitalismo necesita de estas para reacumular. No es fortuito que en estos &uacute;ltimos a&ntilde;os se haya llegado a la utop&iacute;a del capitalismo: que un 1% de la poblaci&oacute;n mundial tenga el equivalente del 99% restante. En estas crisis, se suelen dar procesos en donde se quiebra la estructura para reestructurarse. Generalmente, se reestructura para que en estas rupturas pocos se queden con m&aacute;s y muchos se queden con menos riqueza a&uacute;n. Es decir, siempre suele pagar los costos el 98%-99%. Es lo que ha pasado a nivel global. La crisis mundial abre un boquete y con ello la posibilidad tambi&eacute;n de aprovechar la obligada reestructuraci&oacute;n de la estructura de la riqueza socialmente producida. El pa&iacute;s deber&iacute;a estar pensando, a prop&oacute;sito de la vulnerabilidad que tenemos frente a shocks externos de precios de petr&oacute;leo, qu&eacute; otra econom&iacute;a necesitamos en el largo plazo. Y debemos pensarlo con conciencia justamente en esta crisis de precios del petr&oacute;leo porque el apogeo o, mejor dicho, la bonanza econ&oacute;mica genera muchas veces aburguesamiento conservador e inacci&oacute;n de cambio. En el corto plazo, dado que implicar&aacute; tomar decisiones de c&oacute;mo se corta el pastel (y no hacerlo implica fortalecer a ese 1%), creo que se abre una ventana de oportunidades para reestructurar una composici&oacute;n social que favorezca a ese 98%-99% restante y que permita una convergencia hacia el medio y no hacia los extremos. En un a&ntilde;o, de no tomar correctas cartas en el asunto, se podr&iacute;a erosionar lo conseguido en 9 o retornar algunos a&ntilde;os atr&aacute;s. Costos existir&aacute;n. La pregunta: &iquest;qui&eacute;n paga? Claro pero en medio hay una crisis econ&oacute;mica global S&iacute;, pero esta crisis internacional develar&aacute; m&aacute;s r&aacute;pidamente la agenda de la derecha que, desmaquillada, no es otra que el favoritismo hacia los grandes capitalistas. Con esta agenda antipopular, en el mediano plazo es inviable que la derecha se sostenga por mucho tiempo en el poder. La mala noticia es que ser&aacute; muy eficiente, no solo en desmantelar lo conseguido, sino que en poco tiempo podr&aacute; articular la institucionalidad a nivel internacional para que incluso pueda seguir permaneciendo en el poder sin estar en el gobierno del Estado. Pienso en Mauricio Macri adhiri&eacute;ndose a Alianza del Pac&iacute;fico y firmando tratados de libre comercio con Estados Unidos, Europa y Asia, a la vez poniendo barreras para que Unasur y la Celac prosperen. No existen muchas opciones. En esta reestructuraci&oacute;n obligada o buscamos transformar para ese 98%-99% o desacumulamos lo conseguido en 9 a&ntilde;os dando un pase gol a la derecha en los procesos electorales que est&aacute;n por venir. F&aacute;cil decirlo, dif&iacute;cil hacerlo. (I)