Galo Mora es uno de los referentes políticos de la Revolución Ciudadana. Estuvo al frente de Alianza PAIS durante cuatro años, tras su elección en la primera convención. Un año después de entregar la secretaría ejecutiva a Doris Soliz hace un balance sobre el movimiento PAIS. Ahora trabaja en varios libros y en uno en particular que le obsesiona: la biografía de Manuel Agustín Aguirre, uno de los teóricos marxistas ecuatorianos de mayor prestigio y reconocimiento político, aunque de poca difusión y estudio actualmente. Asegura que sigue activo en la organización política, reconoce errores y retos y al mismo tiempo reflexiona sobre los modos de hacer la política, del rol histórico de Alianza PAIS. ¿Por qué tanto silencio en un año tras dejar la dirección del movimiento PAIS? Yo no he dejado al Movimiento PAIS. Es más, estuve en todas las convocatorias que realizó la secretaria ejecutiva desde mayo de 2014 y creo más que nunca en una palabra que parece que ha caído en desuso: lealtad. Porque encuentro una suerte de tragedia en la formación de los jóvenes que me imagino no sabrán a qué atenerse si los entrevistados, los convocados a debates y a los medios, son aquellos que rompieron la fidelidad a un proyecto y que han convertido la inconsecuencia y la deslealtad en una virtud. Eso, como concepto y como valor ético, me parece terrible en una sociedad. En mi mensaje de despedida puntualicé algunos temas importantes, particularmente lo que tiene que ver con una tesis: “El poder del amor debe vencer al amor al poder” y esto vale en cualquier proceso. También el silencio es bueno porque el ruido no deja paso a filtros importantes, todo se convierte en bulla y estridencia y para meditar no es aconsejable lo estentóreo. No es mutismo, porque en la dirección nacional expresé mis criterios, pero creo que conviene dejar las responsabilidades de representación a quien hoy las tiene. Es un asunto de formalidad, pero también de ética. Además estoy involucrado en la escritura de varios libros, o tomos si se quiere, referentes a la historia de la lucha de la izquierda en nuestro país. ¿Hasta dónde la autocrítica levantada por Rafael Correa, en Esmeraldas, hace un año, caló en la militancia y en el quehacer de Alianza PAIS? Creo que la autocrítica expresada por Rafael tenía varios sentidos. Era una cruzada contra el aburguesamiento, la burocratización, el letargo, la camarilla. No me siento responsable de ninguna de esas taras, pero sí creo que pudimos haber corregido a tiempo ciertas torceduras que lastimaron a la organización, y me refiero puntualmente a ciertos errores en el análisis político y la elección de candidatos, pero me ratifico, hoy más que ayer, en haber mantenido una línea ideológica ajena al mero triunfalismo. No podemos seguir viviendo en la utopía, pero tampoco en el acomodo de fuerzas. Al final pasan factura y no creo que alianzas forzadas den un resultado óptimo. El caso de Avanza, hoy evidenciado hasta la saciedad, refuerza la necesidad de profundizar en nuestros propios cuadros, sin que esto sea un ejercicio de sectarismo, porque también debemos observar el conjunto de la ciudadanía, donde hay hombres y mujeres de diverso origen político que deben tener cabida, sobre la base de su ética, en las filas de PAIS. Es posible que aquellas críticas hayan calado en lo profundo y eso sería esperanzador. ¿Por qué siendo el movimiento mayoritario, con una presencia territorial importante, queda la sensación de que está a la defensiva o de haber perdido la iniciativa política? La Revolución Ciudadana ha puesto la agenda de los últimos 9 años en materia política. Ha sido sobre su posición y conquistas que la sociedad y el espectro político han debatido y, como lo reconocen los opositores, sigue influyendo de manera radical en el quehacer cotidiano, pero también es importante reconocer, y así lo hicimos Ricardo Patiño y yo en la Dirección Nacional, que debemos trabajar en estrategias de largo plazo y no en la inmediatez de respuestas coyunturales que forman parte de una cadena de dimes y diretes circunstanciales. Hay analistas políticos (unos de oposición y otros cercanos al gobierno) que piensan que a PAIS se le agotaron las ideas y que ahora en vez de ir hacia adelante se concentra en la defensa del poder y no en la generación de poder popular en términos clásicos y contemporáneos... Muchos de esos analistas se creyeron siempre imprescindibles, irremplazables. Al final la historia demuestra que salvo determinadas personas, cruciales en el liderazgo, todos los demás somos simples pasajeros del tren. Hay que aprender a ser humildes, a actuar con sencillez, a no creerse convocados por el destino. Sobre la defensa del poder y el anquilosamiento, creo que vale la pena revisar el proceso en su conjunto. Un tema crucial es que refundar, testamentar, es diferente a profundizar. Puede ser que haya temas menos poéticos y que los cantares de gesta hayan dejado lugar a propuestas pragmáticas, pero eso no quita la originalidad ni la confianza en un proceso tan profundo. También es verdad que necesitamos de otros espacios creativos, de voces ciudadanas y jóvenes de cualquier edad, que llamen a las cosas por su nombre. Seguramente esta entrevista se publicara después del 1 de mayo. Yo asistiré a la marcha en París y entonces cabe una elemental digresión. Antes del gobierno de la Revolucion Ciudadana, el Estado burgués había destrozado el sindicalismo, lo había marginado, y por ello genera al menos dudas que dirigentes de izquierdas y comunistas, como Edgar Sarango, se alisten para juntar fuerzas con la oposición. Sarango estuvo en mi despacho en PAIS y fue uno de los más entusiastas con la creación de la CENTRAL ÚNICA, pero hay una regresión, espasmos de cúpula que aún pesan y es doloroso o mejor, penoso, ver cómo le ponen alfombras rojas a la oligarquía para que pisotee la historia de los trabajadores. Deseo a la militancia y dirigencia de PAIS el mayor de los éxitos en su marcha, porque es el gobierno de los trabajadores y porque creo que el Presidente y el ministro Carlos Marx Carrasco son fieles representantes de la clase obrera ecuatoriana en la concepción más revolucionaria. ¿Es posible hablar del fin de un ciclo de la Revolución Ciudadana? ¿Si así fuese qué deberían hacer para dar el salto de calidad? La Revolución Ciudadana cumple etapas, no tiene ciclos, pero debe, de acuerdo a lo que ha dicho el propio Rafael Correa, revolucionarse a sí misma, reinventarse por dentro, engendrar otras ilusiones de movilización y militancia. Los lenguajes también cambian, y el espíritu dialéctico debe reflejar estados de ánimo, desventuras, errores, convicciones, y debe asumir este tiempo con la certeza de que ya es pasado y todos los días se construye el porvenir. Pero tampoco nos dejan mucho tiempo para esa creatividad, si algunos medios privados y sectores de la oposición, menos creativos aún, repiten la misma estrategia, los mismos desgastes, la misma palabrería absurda e injusta. ¿Por qué un alto dirigente de PAIS como usted deja la vida activa política dentro de Ecuador y opta por París, Francia y la Unesco? Ejercer un cargo en el exterior no es comodidad, obviamente tampoco es sacrificio, y me siento poco a poco más comprometido con llevar adelante ciertas tesis en la Unesco que puedan perennizar no nuestro nombre, sino el de una política en valor de un país como el nuestro que durante décadas solamente fue manifestación de oscurantismo, de nulidad académica, de olvido y de marginación universal. (I) La meta de PAIS es sumar 1 millón de adherentes El proceso de carnetización de nuevos adherentes y de recarnetización de los que ya habían cumplido este proceso el año 2014 comenzó el pasado 4 de marzo a nivel nacional. Si bien en el anterior llegaron a la cifra aproximada de 250.000 adherentes, en esta ocasión aspiran a llegar a un tope de un millón, al menos hasta fines de este año. Luis Monge Espinel, secretario de Organización Territorial del movimiento PAIS, explica que en unas provincias han avanzado mucho, como Guayas, Azuay, Loja, por ejemplo, mientras que en otras como Los Ríos, Morona Santiago, Tungurahua y Zamora Chinchipe, no tanto. Paralelamente a esto, la campaña se extiende en el exterior, por ello ya comenzaron a activarse en Nueva York, Nueva Jersey (Estados Unidos) y en Canadá. “Se ha sugerido que las directivas provinciales elaboren un cronograma para que en cada cantón o parroquia acuda una brigada, porque no tenemos el número de máquinas impresoras para que se lo haga en todas las localidades”, sostuvo Monge. En Guayas la meta es carnetizar a 250 mil ciudadanos como adherentes permanentes, informó Richard Morán, secretario de Organización Territorial en esta provincia. (I)