El presidente de la República, Rafael Correa, se sinceró ayer ante una multitud de sus seguidores que llenaron la avenida 9 de Octubre en Guayaquil. Luego de más de 50 minutos de discurso, Correa comenzó a agradecer a todos los que lo apoyaron durante sus 10 años en el poder. Fue ahí cuando aprovechó para revelar que, “sinceramente, espero con mucha ansiedad el amanecer del 25 de mayo”. Se refirió así al día posterior a la posesión de su relevo en el Palacio de Carondelet. El dignatario bajó así el tono de un discurso de alto calibre político, en el cual reafirmó varias de sus posturas, pero donde también trazó la cancha para el político que le sucederá en la Presidencia. Correa fue el último en intervenir ayer, en la fiesta por el décimo aniversario del gobierno de la Revolución Ciudadana. A pesar de la pertinaz lluvia que cayó sobre el Puerto Principal, los miles de simpatizantes acompañaron a su líder que, de cierta manera, también tuvo ayer su despedida de las masas. “No tendré una nueva oportunidad de hablar como presidente ante tantos compatriotas presentes”, manifestó Correa con cierto tono melancólico. El Mandatario abordó distintos temas, pero el análisis de la política y la práctica de la democracia en la región dominaron el panorama. Correa no tardó mucho en hacer notar sobre lo que hablaría ante las multitudes. A los 5 minutos de tener el micrófono en sus manos, el gobernante reflexionó sobre una de “las batallas pendientes” que le queda al Ecuador y a la propia Revolución Ciudadana: “La oligarquía, y se los digo con pena, tiene más conciencia de clase que los pobres y la clase media. Y con sus medios de comunicación pueden hacer opinar a las grandes mayorías, incluso contra sus propios intereses”. El líder de Alianza PAIS delimitó así el hilo que manejaría en su discurso. Tomó varios pasajes de su intervención para resaltar la multimillonaria inversión que se ha realizado en la última década, lo que ha permitido que más de 2 millones de personas -según los datos oficiales- hayan salido de la pobreza. Pero a renglón seguido consideró que esa misma parte de la sociedad que dejó la pobreza, no se identifica hoy con lo que alguna vez fue. “Es el síndrome de ‘Doña Florinda’. Ciertos grupos que dejaron la pobreza ya no se identifican con los pobres, sino con la ‘gente de bien’. Empiezan a maltratar a los ‘don ramones’ obreros, a engreír y garantizarles la herencia que no tienen a sus malcriados hijos ‘quicos’, y a llamarle chusma a los demás”. Correa quiso provocar un cimbrón entre los presentes y, más que nada, recordar los preceptos ideológicos que llevaron a Alianza PAIS a conquistar el poder hace 10 años. “El deber de un presidente no es buscar contentar a todo el mundo, sino actuar en función de principios y de lo que el soberano ordenó por inmensa mayoría en las urnas”, manifestó el Jefe de Estado, al tiempo que rememoró las 10 victorias electorales que ha conseguido la Revolución Ciudadana. Manteniendo ese mismo aroma electoral, Correa emplazó a los presentes a reflexionar que en los próximos comicios “están en juego dos visiones de sociedad, dos visiones de desarrollo, dos visiones de paz y de libertad”. El gobernante también recordó que “el Estado no debe sustituir a la iniciativa privada, pero tampoco debe someterse a ella”. {unitegallery decada_15_01_17} De ahí el salto a otra confesión:  “Hay tentaciones por todo lado y pido cada día a Dios pasar por el poder y que el poder pase por mí”, dijo en referencia a las críticas de que su Gobierno, supuestamente, acaparó todos los poderes. “Pero lo que no dicen (los opositores) es sobre el poder y control de los poderes fácticos, sin legitimidad democrática, como el poder mediático que favorece a las élites de siempre y que cumple la función de cancerbero del status quo”. Acusaciones de corrupción como estrategias de campaña El Presidente tampoco descuidó recordarle a la población que el próximo 19 de febrero los ecuatorianos también decidirán, en consulta popular, si los dignatarios de elección popular o los funcionarios públicos puedan tener bienes en paraísos fiscales. “Llegó el momento de la verdad, de ver quién es quién, de los que solo hablan de corrupción por oportunismo político o los que tenemos las manos limpias”. Correa, sin embargo, no ocultó su “dolor” por los últimos episodios de corrupción. “Sufrimos la decepción de haber sido robados”, manifestó, aunque también se consultó: “¿Y los corruptos y corruptores del sector privado? (...) Pareciera que estas inconductas fueran solo patrimonio del sector público”. El gobernante abrió así el camino para una de las mayores denuncias de su discurso: “No olvidar que los mayores saqueadores del país en tiempos modernos han sido los hermanos (William y Roberto) Isaías, defendidos, sí, por importantes sectores políticos, pero también por sectores económicos, mediáticos e, incluso, sectores religiosos”. En ese contexto, el Presidente de la República pidió a los militantes de PAIS “no caer en la trampa de los mediocres de siempre, que -ante su falta de propuestas- quieren reducir la campaña a acusaciones de corrupción. Si tienen pruebas, que las presenten”. La recesión se superó con “un mínimo costo” y sin paquetazos Correa se muestra optimista, luego de dos años de dificultades económicas, debido al desplome de las exportaciones (casi 40%, lo que representa cerca de $ 10.000 millones), la caída de los precios del petróleo (se tuvo, incluso, que entregar $ 1.600 millones a Petroecuador y Petroamazonas para que no quebraran) y a la devaluación de las monedas de los países vecinos (que afectaron a zonas fronterizas). A eso también hay que sumarle el terremoto del pasado abril y el pago de $ 1.100 millones a multinacionales petroleras que demandaron al Estado por finalización de los contratos con gobiernos anteriores. “Muchos esperaban que la economía colapsara, eso no ha ocurrido (...) No solo que la economía no ha colapsado, sino que ya muestra importantes, claros, signos de recuperación. Y todo esto sin los paquetazos, que por mucho menos de lo que hemos tenido que enfrentar nos daban cada años los gobiernos del viejo país”, se jactó Correa. “Hemos superado la recesión con un mínimo costo y un tiempo récord”, aseguró, al tiempo de adelantar que para este año “se prevé un crecimiento de 1,4%”. “Dejaremos al próximo gobierno una economía en crecimiento y estabilizada”, prometió el Primer Mandatario, ante el binomio presidencial más opcionado en las encuestas. “Debemos terminar con la victimización y el paternalismo” Poco antes de dar su mensaje final, el Mandatario abordó las pugnas que se han mantenido con grupos políticos en la Amazonía. “Ningún gobierno ha apoyado tanto la organización social como el nuestro. Pretender que toda organización es buena, así rompa la normativa vigente, llame a la violencia, someta a sus miembros, es una aberración”, dijo al tiempo de recordar que “en nombre de supuestas ancestralidades no permitiremos la violencia”. “No estén tristes porque me voy” Finalmente, Rafael Correa pidió a sus seguidores no estar tristes por su salida del Gobierno. Ojalá que el próximo presidente pueda hablarles como yo, mirando a los ojos, por haber cumplido, por jamás haberlos traicionado”. “Sabemos que falta mucho por hacer, pero sabemos que nunca hemos hecho como ahora (...) Hay convicción, hay legado, hay candidatos”, expresó el gobernante mientras se lanzaba el confeti al aire y empezaban a afinarse las guitarras para el show de cierre. (I)