Por Andrés Groner, especial para EL TELÉGRAFO En la actualidad muchas organizaciones argumentan defender la libertad de expresión, pero tal como veremos a continuación, algunas de ellas han ocasionado que el mismo concepto pierda contenido. Fundaciones, organizaciones no gubernamentales (ONG), dueños de medios de comunicación y asociaciones de periodistas son los principales actores que en la actualidad persiguen esta labor tan cívica. En esta ocasión conviene analizar el caso de la Fundación Andina para la Observación y Estudios de los Medios (Fundamedios), cuyas percepciones sobre la libertad de expresión se pueden analizar desde dos elementos importantes: su financiamiento  y accionar. Con respecto al primer elemento, en el paquete de cables diplomáticos rescatado por WikiLeaks, Fundamedios aparece como una de las principales fuentes de información de la embajada de Estados Unidos en Ecuador, como uno de sus principales contactos. Así mismo, se evidencia una dinámica de triangulación de fondos con los que el Gobierno estadounidense financió a  Fundamedios con el apoyo de otras organizaciones que también operan en Ecuador. En la década del noventa, el Gobierno de Estados Unidos se planteó fortalecer sus estrategias político-militares en varios países de América Latina, con la finalidad de contrarrestar las plataformas de lucha que los movimientos sociales de izquierda libraban contra el imperialismo. Para lograr aquello, desarrollaron varios mecanismos de intromisión en la política de los países. Una de estas estrategias ha sido financiar las labores de  ONG con la finalidad de impulsar supuestos proyectos de desarrollo, pero con una agenda oculta de intromisión política. Este financiamiento se canalizó, generalmente, a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid), tal como ha sucedido para el caso de  Fundamedios. La Usaid es considerada como la principal fuente de financiamiento económico de carácter ideológico en el mundo. Hay estudios que sostienen que trabaja con más de 3.500 compañías norteamericanas y más de 300 organizaciones privadas a nivel mundial. Como resultado de su intervención, América Latina ha  atravesado golpes de Estado, asesinatos, esterilizaciones masivas, magnicidios, desaparecidos, torturados, dictaduras, persecución política, sabotajes económicos, guerra mediática, subversión, infiltración de paramilitares, terrorismo diplomático, intervención electoral, invasiones militares, entre otras.   Phillip Agee, exagente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en su libro La CIA en Ecuador, detalla estos procesos con mayor profundidad: “(…) nosotros teníamos una campaña constante, continua, acerca de la necesidad de reprimir a la izquierda en todos los países de América Latina, incluso Ecuador, y esa campaña se llevó a cabo a través de la prensa, a través de partidos políticos, a través de frentes, a través de organizaciones que tuvimos penetradas, (…), creo que era, así que estuvimos en contacto íntimo con los sectores, digamos, más delicados del Gobierno…”. Otra entidad que ha financiado a  Fundamedios es la National Endowment for Democracy (NED). Esta es una ONG fundada en 1983 por Ronald Reagan como herramienta de lucha contra el comunismo y la Unión Soviética, cuyo gobierno era considerado como el ‘Imperio del Mal’. La NED también ha sido el brazo ejecutor de muchas de las acciones secretas de la CIA, aportando con recursos, dirigiendo sindicatos, asociaciones y partidos políticos alrededor del mundo. Su financiamiento es aprobado directamente por el Congreso de Estados Unidos como parte del presupuesto del Departamento de Estado. Opera en estricta asociación con los partidos Republicano y Demócrata; y durante la celebración de su vigésimo aniversario, la NED sostuvo que financia y dirige más de 6.000 organizaciones alrededor del mundo. Por otro lado, pasando al segundo elemento, vale poner atención a un par de sucesos sobre los cuales  Fundamedios guardó absoluto silencio y que estaban relacionados directamente con los derechos de los periodistas en Ecuador. El primer hecho hace referencia a la demanda que en 2013 hicieron los exempleados del ya difunto diario Hoy, relacionada a los problemas financieros que este diario acarreaba por más de 15 años y que ocasionaron, entre otras cosas, moras en aportaciones al IESS, fondos de reserva y otras violaciones de los derechos laborales. En aquel momento el director del diario era Jaime Mantilla, quien a su vez era director de la Sociedad Interamericana de Prensa –otra joya de la corona– que ciertamente merece otro artículo. No fue sino gracias a la intervención del Gobierno que se obligó al medio a retribuir a sus empleados y a respetar sus derechos. Durante el proceso se descubrió que en aquel diario había personas que prestaban servicios por más de 25 años en estas condiciones. Fundamedios se mantuvo en absoluto silencio. Otro hecho importante fue el de revista Vanguardia, que era un medio de comunicación de ideología de derecha y que terminó cerrando sus puertas en 2013 por una mala administración. Cuando esta revista quebró, se destapó una caja de sorpresas, muchas de ellas relacionadas con los trabajadores, quienes fueron despedidos intempestivamente adeudándoles sus beneficios de ley, situación que fue expuesta ante el Ministerio de Relaciones Laborales. Francisco Vivanco era el director de esta revista y no fue sino gracias al Gobierno que se le obligó a retribuir a sus trabajadores. Durante el proceso surgieron varias noticias que sostenían que Vivanco amenazaba con vetar en los medios privados a todos quienes protestaran contra su persona. Frente a este caso,  Fundamedios también guardó absoluto silencio. En estos dos casos, Fundamedios olvidó que no hay libertad de expresión posible cuando los trabajadores de la comunicación son violentados en sus derechos laborales y luego silenciados en su lucha. El silencio de  Fundamedios lo convirtió de cierta manera en cómplice de estos sucesos. Actualmente varios de los excolaboradores de la revista Vanguardia trabajan para la revista Plan V, que es un medio financiado por  Fundamedios y cuyo editor en jefe es César Ricaurte, director de la misma fundación y que, además, mantiene una línea editorial abiertamente de oposición al gobierno de Rafael Correa. Haciendo una revisión de muchas de las publicaciones de la revista Plan V, es evidente el nivel de sesgo en muchos de sus reportajes. La intencionalidad en el manejo de la información evidencia un ‘periodismo’ mal intencionado, que solo puede mantenerse con fondos internacionales, puesto que es muy poco consumido por la ciudadanía. Fundamedios es parte de un remanente de las viejas prácticas de la política ecuatoriana (que aún siguen vigentes) en las que grupos internacionales intentan intervenir en la política ecuatoriana, en este caso desestabilizando al Gobierno y generando desinformación, con la cual se configura la opinión pública sobre temas sensibles como son los relacionados a la libertad de expresión. Sin embargo, la misión de  Fundamedios, reportada en su página web, plantea: “Promover y proteger los derechos y libertades de expresión, prensa, acceso a la información y asociación. Así como el periodismo independiente y de calidad”. (O) Datos En la década del noventa, el Gobierno de Estados Unidos se planteó fortalecer sus estrategias político-militares en varios países de América Latina, con el objetivo de desarticular la organización de los movimientos de izquierda. Una de las acciones para alcanzar este objetivo fue a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid). La Usaid es considerada como la principal fuente de financiamiento económico de carácter ideológico en el mundo. Hay estudios que sostienen que trabaja con más de 3.500 compañías norteamericanas y más de 300 organizaciones privadas. Otra entidad que ha financiado a  Fundamedios, además de la Usaid, es la National Endowment for Democracy (NED). Esta es una ONG fundada en 1983 por Ronald Reagan como herramienta de lucha contra el comunismo y la Unión Soviética.