La sacudida mundial, provocada por las declaraciones y medidas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra migrantes y ciudadanos de 7 países musulmanes, ocupó ayer la última jornada del mandatario Rafael Correa, en España. Comenzó con una entrevista con la cadena SER y terminó con su visita al Palacio de Cibeles de Madrid, donde se reunió con la alcaldesa Manuela Carmena. Fue el colofón de un día en el que se reunió con el rey Felipe VI, en el Palacio de la Zarzuela, y con el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, en La Moncloa.   Correa trasladó al monarca, que ayer celebró su cumpleaños 49, y al jefe del Ejecutivo español, la gratitud de Ecuador por la ayuda dispensada tras el terremoto del año pasado. Con Felipe VI, el Primer Mandatario repasó los asuntos de la relación bilateral entre ambos países; también agradeció el apoyo del país ibérico en la consecución del acuerdo comercial multipartes, firmado con la Unión Europea (UE). Con el jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, dialogó cuestiones de la agenda iberoamericana para profundizar la cooperación en urbanismo,  energía, tecnología y medio ambiente. El Presidente estuvo acompañado del canciller Guillaume Long; el secretario de Estado español de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Fernando García Casas, y los embajadores de ambos países. Posteriormente, dictó una conferencia en el paraninfo Manuel García Morente de la Universidad Complutense. Allí repasó la política mundial y destacó la estabilidad económica del país. Explicó que las medidas tomadas triplicaron la recaudación tributaria, que pasó de $ 4.672 millones en 2006 a $ 13.700 millones en 2015. El 92% del aumento de la recaudación se dio por mayor eficiencia y transparencia, y solo el 8% por nuevos impuestos. Apostó por una América Latina más integrada “para, como bloque, tener más presencia mundial” y negociar en mejores condiciones con Estados Unidos. “El mundo del futuro será un mundo de bloques”, vaticinó el Mandatario y reafirmó que la integración será una cuestión “sumamente importante” para el futuro de los pueblos latinoamericanos. No descartó que el proteccionismo que defiende el presidente estadounidense, Donald Trump, ante el asombro de gran parte de los ideólogos de la globalización actual, puede traer “oportunidades” si cada país recupera sus “capacidades nacionales”. “El proteccionismo no es una mala palabra”, concluyó Correa, si sirve para “proteger a los pequeños productores”, añadió. A su juicio, ahora son los países que apostaron por el aperturismo los que empiezan a tener problemas, como México, cuyo tratado de libre comercio con Estados Unidosle puede acarrear “grandes pérdidas”, aunque, reconoció, Ecuador puede sentir esos efectos. Correa recordó que el fin de la economía no es “cuadrar cuentas”, ni contentar al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al capitalismo financiero (...), es el bienestar humano”, concluyó en medio de la ovación general. (I)