La historia política del Ecuador se cubre de  vez en cuando de caprichos y tragedias. El ejemplo más reciente: 94 días después de recibir aplausos en la Asamblea Nacional, al ser investido como Vicepresidente de la República, un juez prohibió la salida del país de Jorge Glas. Entre aquel hecho político del 24 de mayo y el desenlace legal del 29 de agosto, mucha agua corrió bajo el puente, y en poquísimo tiempo. Más allá de la coraza política y el embrollo jurídico del problema, el país, en general, está frente a una mala noticia porque, una vez más, se ha puesto a prueba la institucionalidad legal y política del país, en un momento sensible y delicado. En efecto, si se lee con detenimiento el antecedente legal que rodea al Segundo Mandatario, y el porqué de la decisión del juez Miguel Jurado, se comprenderá la profundidad y gravedad del problema: el magistrado dijo sí al pedido expreso de la Fiscalía General del Estado, durante la audiencia de vinculación al denominado ‘caso Odebrecht’ (capítulo Ecuador), por el presunto delito de asociación ilícita. El solo hecho de que el Vicepresidente esté involucrado en un caso que se tramita en las cortes, traza una línea de análisis que no escapa de la esfera política. De hecho, la puerta la abrió la propia Asamblea Nacional; la Fiscalía General apresuró el paso, y el referido juez refrendó el proceso. Se abre, así, otro capítulo de la historia política nacional, donde el factor legal incidirá en el devenir de la política nacional, mientras que la política dejará caer el peso de su inercia corporativa sobre la institucionalidad legal del país. Estos parámetros de la dialéctica política y legal del ‘caso Glas’ hacen difícil prever un desenlace claro y preciso. Mientras el proceso avanza, afloran las verdades de pasillo, las especulaciones, las presiones y el cabildeo sin micrófonos de por medio. La defensa de Glas mantiene su puntal: destaca y denuncia la existencia de afanes e intereses políticos en su contra. Pero al marcar esa línea roja, también ejerce una fuerte presión indirecta sobre quienes investigan y ejercen la justicia.    Otro detalle. El proceso legal que involucra a Glas -previamente vaciado de funciones por el Presidente, y opositor de su línea de acción- se decanta entre la crisis interna del movimiento gobernante. De ahí que el coletazo legal del ‘caso Glas’, cualquiera que sea, tendrá sin duda efectos directos en las entrañas de Alianza PAÍS. (O)