Septiembre es el mes del alzhéimer a nivel mundial. Paradójicamente, esta fecha invita a recordar que esta enfermedad puede aparecer en la vejez, sin distinción de raza. Y, cuando llega, sus efectos son devastadores para quien la sufre y para todo su entorno familiar. Los datos relacionados al alzhéimer son alarmantes. Según la organización Alzheimer’s association, en 2015 más de 15 millones de cuidadores brindaron un estimado de 18.1 mil millones de horas de cuidado sin remuneración. En el mundo, 1 de cada 3 ancianos muere de alzhéimer o por alguna otra demencia. Los cuidadores de familiares gastan más de $ 5.000 al año en el cuidado de un enfermo con alzhéimer. Mientras que para algunas familias esta cantidad significa privarse de ciertos gastos, para otras equivale a endeudarse o pasar hambre. En Ecuador las cifras son aproximadas porque no existen los estudios e investigaciones suficientes que permitan saber cantidades exactas y orienten las acciones a seguir. Se estima que cerca de 100.000 personas tienen esta enfermedad. También se sabe que está presente en la vejez y que por el envejecimiento poblacional, el número de casos seguirá en aumento. La responsabilidad del cuidado de un enfermo de alzhéimer recae directamente en la familia, en especial en las mujeres. Son cuidadoras, sin los conocimientos, sin capacitación y con poca o nula ayuda de parte de  los estados. El alzhéimer y las otras demencias constituyen los retos más importante  para la salud pública a nivel internacional. En Ecuador, el alzhéimer y otras demencias se estima que afecta al 5% de las personas de 65 años, pero esta cifra se va duplicando cada 4 años hasta alcanzar el 30% a los 80 años y sobre los 90 años al 50% de las personas, según datos de la Fundación TASE, una de las pocas organizaciones que brinda su ayuda a pacientes y familiares. En el  Informe Mundial sobre el Alzhéimer y otras demencias de 2015, los datos son sobrecogedores. Alrededor de 46,8 millones de personas en el mundo viven con demencia. Se estima que los números se duplicarán cada 20 años. En 2030 alcanzarán los 74,7 millones y los 131,5 millones en 2050. El informe señala la urgencia de reducir el riesgo de demencia, como una prioridad explícita en el trabajo dirigido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, que la inversión en investigación para la demencia se amplíe, de manera especial en los países en vías de desarrollo. Consecuencias de la demencia A lo largo de 2015 se proyectaba  9,9 millones de nuevos casos de demencia en todo el mundo, es decir, uno cada 3 segundos. Si lo dividimos por regiones mundiales representan: América: 1,7 millones Europa: 2,5 millones. África: 0,8 millones. Asia: 4,9 millones. El 58% de personas con demencia vive en países en vías de desarrollo. Esta cifra subirá al 63% en 2030, y al 68% en 2050. El costo mundial total de la demencia en 2015 se ubicó en más de $ 818.000 millones. En 2018, la demencia se convertirá en la enfermedad del billón de dólares, y ascenderá a 2 billones en 2030. Si esto se compara con una empresa, su valor en el mercado sería superior a Apple ($ 742.000 millones) o a Google ($ 368.000 millones). Si la demencia mundial fuera un país, sería la decimoctava economía más grande del mundo, de acuerdo al informe mundial. En relación a la demencia y envejecimiento en los países en vías de desarrollo, se estima que en el mundo hay cerca de 900 millones de personas mayores de 60 años, un número que aumenta rápidamente gracias a la cada vez mayor esperanza de vida. Esto hace que haya cada vez más personas con enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia y por supuesto demencias tipo alzhéimer. Entre 2015 y 2050, el número de personas mayores  se incrementará de la siguiente manera: 56% en países con rentas altas. 138% en países con rentas medio-altas 185% en países con rentas medio-bajas 239% en países con rentas bajas (el triple) Es fácil darse cuenta de que esto será insostenible en los países pobres ya que cuentan con menos recursos profesionales  y económicos para cubrir las necesidades que tendrán en breve sus personas mayores. (I) Acciones para crear conciencia en la sociedad El alzhéimer es una demencia que afecta, en la generalidad de los casos, al adulto mayor, a las personas que han sobrepasado la barrera de los 65 años. En países como Ecuador, levantar la bandera del alzhéimer es una verdadera causa, resalta Walter Salvador Merizalde, director general de Fundación TASE. “Ecuador es un país de jóvenes, entonces es más que comprensible que la nación entera levante las banderas de los problemas de los jóvenes: el embarazo adolescente, el acoso escolar, las drogas, el bajo peso al nacer, la obesidad en la infancia y la adolescencia, los trastornos alimentarios, el regreso a clases, las vacaciones, en fin”, destaca. Como estos problemas agobian a los jóvenes, a más de los económicos que sufren todos, señala, es lógico que no se mire otros temas. Eso no quiere decir, menciona el director de la fundación TASE, que los problemas de los otros no existan. “Por más jóvenes que seamos inexorablemente un día seremos viejos, y los problemas están ahí para demostrarnos cómo dejamos que el desamor social vaya creciendo como resultado de enfrascarnos en las urgencias y en las inmediateces de nuestros discursos y nuestras acciones”. La Fundación TASE, cuyo nombre significa Trascender con Amor, Servicio y Excelencia abandera la causa del alzhéimer. Fue creada para volver visible esta tragedia. Lo hace a través de dos pilares: 1) Crear conciencia sobre la problemática y tratar de aliviar a quienes la padecen y a sus familiares, en la medida de lo posible. 2) Sostiene un Centro del Día en Quito que ofrece terapias para contener de todas las maneras posibles el deterioro que esta enfermedad hace inevitable. En este mes internacional del alzhéimer, y a lo largo del año, realiza una serie de manifestaciones para sensibilizar a la comunidad ecuatoriana sobre esta problemática. Con este propósito se realizarán dos caminatas de un kilómetro en Quito y en Samborondón, Guayaquil, el domingo 18 de septiembre a las 08:00. Esta Fundación ha impulsado en la Asamblea Nacional un proyecto por el cual la institucionalidad del país reconozca a esta enfermedad como catastrófica, de modo que no sean los esfuerzos individuales, sino la sociedad en su conjunto y desde su institucionalidad, quienes abanderen esta causa, resalta, Walter Salvador Merizalde. De igual manera, durante este mes se dictarán varias conferencias relacionadas a esta enfermedad. La primera inicia hoy, a partir de las 09:00, en el auditorio de la Cámara de la Industria de la Construcción, ubicado en las calles Juan Pablo Sanz e Iñaquito. La entrada es gratuita. Para más información puede ingresar a la página web: www.fundaciontase.org. (I) A más años de vida, mayor es la posibilidad de contraer una demencia Según el Informe Mundial sobre el Alzhéimer 2015, se estima que la prevalencia actual de la demencia, en las personas mayores de 60 años, equivale al4,7% en Asia, con un incremento proporcional previsto del 69% antes de 2030 y del 194% para 2050. En Europa, 5,9% con un incremento proporcional previsto del 28% antes de 2030 y del 78% para 2050. En América, 6,4% con un alza proporcional prevista del 67% antes de 2030, y del 216% para 2050. La incidencia de la demencia aumenta exponencialmente con la edad. Se duplica cada 6,2 años. 3,9 de cada 1.000 personas contraen la enfermedad  a la edad de 60-64, mientras que esta cifra sube hasta 104,8 de cada 1.000 personas  a la edad de más de 90 años. Aunque todos esperan una solución médica para esa enfermedad, señala el Informe, todo indica que estamos a las puertas de una pandemia o lo que es lo mismo, una epidemia de carácter mundial. Casi todos los estudios presuponen que la prevalencia por edad y sexo no variará con el tiempo y que es el aumento del tiempo de vida de las personas lo que provocará esta situación. Los estudios son muy dispares en función de dónde se realicen. Hasta que se descubra un tratamiento efectivo para el alzhéimer, la tendencia en salud pública es la prevención de enfermedades crónicas y una mejora general del estado de salud. (I)