"Los criminales no saldrán impunes", afirmó este lunes antes de partir hacia Rusia y Noruega el presidente de Brasil, Michel Temer, quien denunció penalmente al empresario Joesley Batista, del frigorífico JBS, por haber calificado al presidente como "el jefe de la mayor organización criminal" del gigante sudamericano. Temer se sostiene en la cuerda floja en el poder desde que Batista lo grabó supuestamente avalando sobornos.  En un video divulgado por Twitter, Temer apuntó hacia Batista pero también hacia sus investigadores (el fiscal general y la Corte Suprema): "Está claro que se ha creado un guion para justificar sus delitos: apuntan el dedo para otros intentando escapar de las sanciones. Les digo a los criminales que no saldrán impunes. Pagarán lo que deben y serán responsabilizados de sus ilícitos. Ustedes saben que no actúo por revancha. Creo en la Justicia y siempre respeté la independencia de poderes", amenazó Temer en su discurso. El discurso no fue ofrecido en cadena nacional por temor a los cacerolazos. Temer también se refirió al imperio construido por JBS al punto de convertirse en la principal empresa de proteína animal del mundo, a base de grandes financiamientos del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES). "Terminamos con los favores que privilegiaron a pocas empresas, cortamos las prácticas que permitían a los criminales crecer a la sombra de los ilícitos y el dinero público, y a muchos esto no le gustó", dijo Temer sobre Batista. El dueño de JBS grabó en secreto a Temer al visitarlo en la noche del 7 de marzo pasado, en la residencia oficial, y ambos conversaron sobre los sobornos pagados por el empresario a Eduardo Cunha, expresidente de la Cámara de Diputados que está detenidos en la Operación Lava Jato, mentor del impeachment que destituyó a Dilma Rousseff. El fiscal general, Rodrigo Janot, prepara una denuncia que debe aceptar o rechazar el Congreso. Para procesar al presidente, son necesarios dos tercios de los votos, algo que hoy por hoy Temer tiene. Pero el tiempo apremia. Esta semana será clave porque Temer estará en el exterior y asumió la presidencia el titular de Diputados, Rodrigo Maia, quien archivó 14 pedidos de juicio político contra Temer, mostrándose fiel desde el inicio. Maia será el número 1 del país por seis días. Un punto importante de la crisis brasileña será lo que este martes votará el Supremo Tribunal Federal: si acepta o no el pedido del fiscal general para detener al senador suspendido Aecio Neves, grabado pidiendo unos 650 mil dólares de coimas al empresario Batista. Neves es del liberal Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), fue candidato derrotado en 2014 y se alió a Temer. Su prisión o su permanencia en libertad será todo un hecho politico en un país donde las instituciones están en pleno choque y sin salida para la crisis. El expresidente Fernando Henrique Cardoso, del PSDB, sorprendió la semana pasada al pedir elecciones directas para resolver la crisis y la renuncia de Temer. El Congreso parece haberlo ignorado, sobre todo porque adelantar elecciones es considerado como una gran chance de victoria para su enemigo histórico, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito en las encuestas. Lula juega contra el tiempo, ya que en 2018 algunas de sus cinco causas judiciales abiertas pueden inhabilitarlo para ser candidato, con lo cual anticipar las elecciones generales lo colocaría en la pole position para recuperar el poder para el Partido de los Trabajadores, que dejó el gobierno luego de 13 años con la destitución de Dilma Rousseff, en octubre pasado. (I)