La campaña con vistas a las cruciales elecciones parlamentarias del 22 de octubre comenzará de hecho hoy en Argentina. Aunque oficialmente su inicio está previsto para el 17 de septiembre, la movilización convocada a la histórica Plaza de Mayo por la  Confederación General del Trabajo (CGT, peronista) en protesta contra el programa económico del gobierno de Mauricio Macri, marcará el puntapié inicial de una etapa crucial de la política argentina. ¿El motivo? El 22 de octubre el presidente se jugará mucho más que sus dos últimos años de mandato, sino también más reformas económicas de sesgo neoliberal y su hipotética reelección en 2019 por otros cuatro años. La central obrera peronista –unificada tras el triunfo de Macri después de una dura división sufrida durante el ‘kirchnerismo’- decidió rebelarse una vez más contra el ‘ajuste’ del gobierno que a su juicio ha llevado al país austral a un aumento considerable del desempleo y la pobreza. Pero la convocatoria ha dejado cicatrices internas, ya que el sector más moderado del ‘triunvirato’ que comanda la CGT presionó para suspender la medida en vista de los resultados de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 22 de agosto. El oficialismo salió bien parado en las internas. A nivel nacional la alianza conservadora Cambiemos resultó la más votada con el 35%  de los votos totales, alcanzando la victoria en 10 de los 24 distritos. El ala moderada de la CGT se inclinó por ‘esperar’ a raíz de la voz de las urnas. De hecho, los gremios de Comercio, Sanidad, Alimentación y Metalúrgicos no irán a la marcha. Finalmente, en el seno de la CGT primó la idea de enfrentar al gobierno y el primer paso será esta convocatoria para demostrarle que la central obrera -como polo gremial del peronismo- puede ser la punta de lanza de la oposición. Pero los líderes de la CGT, como el resto del movimiento peronista, están divididos en torno a sus simpatías y apoyos dentro del espectro ideológico del partido fundado por el tres veces presidente Juan Domingo Perón. (I)