Ricardo Rosselló, gobernador de Puerto Rico, anunció ayer que la isla se declara en quiebra con el fin de reestructurar la multimillonaria deuda que mantiene, que supera los $ 70.000 millones. Roselló hizo el anuncio al terminar la moratoria que impedía a los acreedores acudir a los tribunales para reclamar el pago de la deuda al estado libre asociado de Estados Unidos. El proceso de bancarrota en Puerto Rico sería el más grande de la historia del mercado de deuda local norteamericana. La bancarrota se consideraba inminente luego que el 1 de mayo terminó la moratoria establecida por la legislación Promesa, acrónimo de la Ley de Supervisión, Administración y Estabilidad Económica, aprobada a mediados de 2016. La isla vive una grave crisis económica, con una tasa de pobreza del 45%, un desempleo que dobla la media de EE.UU. y población que decrece por la emigración al país del norte (los puertorriqueños son ciudadanos). Esta acción se produce un día después de que varios tenedores de bonos rechazaron una propuesta del gobierno de Puerto Rico de pagar el 50% de su valor original y optaron por acudir a los tribunales federales en San Juan y Nueva York para reclamar la totalidad del dinero. (I)