Con la amenaza latente de una inminente reforma laboral perjudicial para los trabajadores más la pérdida continua de puestos de trabajo y de poder adquisitivo, los gremialistas argentinos nucleados en la Confederación General del Trabajo (CGT) ratificaron la convocatoria a una movilización para el próximo 22 de agosto. Sin embargo, por segunda vez en pocos meses, los responsables a cargo de la conducción gremial fueron silbados por las bases que les reclaman medidas más duras para enfrentar la política económica del Gobierno del presidente Mauricio Macri. La convocatoria a una movilización se decidió durante un plenario de secretarios generales, celebrado el viernes pasado en el microestadio de Ferrocarril Oeste, donde también se aprobó un documento crítico titulado “¡Así no! Ni despidos ni intervenciones”. El texto incluye el llamado a movilizar después de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), previstas para el 13 de agosto y convoca a un Comité Central Confederal para debatir qué conjunto de acciones emprender a futuro para frenar cualquier intento de flexibilizar las condiciones laborales. También el documento rechaza cualquier intento de intervención estatal de los sindicatos y exige un incremento de las jubilaciones, pensiones y planes sociales. “No se puede aceptar que los trabajadores seamos nuevamente la variable de ajuste de un programa económico que desalienta la producción, agudiza la pobreza, ejecuta despidos y suspensiones, mientras que, sin inversiones genuinas y productivas, se toleran altas tasas de interés haciendo crecer la especulación financiera”, afirma la CGT en el texto difundido el viernes. Además, los sindicalistas se adelantaron y plantaron posición frente al propósito del oficialismo de impulsar una reforma laboral, ya confirmada por funcionarios gubernamentales. “No vamos a tolerar que desde el Poder Económico concentrado y especulativo se agiten nuevamente  las banderas de una reforma laboral que avasalle los derechos laborales conquistados ni propuestas regresivas que afecten los Sistemas de Jubilaciones y Pensiones y de Obras Sociales”, indicaron en el documento. Los dirigentes sindicales aclararon que no participarán de “negociación alguna” en la que se proponga la “quita o retroceso” de los derechos laborales y se comprometieron a “proteger los puestos de trabajo existentes haciendo uso de todas las políticas públicas activas con las que cuenta el Estado y nuestras organizaciones, para que cesen de inmediato los despidos y suspensiones”. Aunque el texto había sido discutido con anterioridad, incluso con sectores que estaban alejados de la CGT -como el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA) y la Corriente Federal de los Trabajadores (CFT)-, los silbidos que se escucharon en Ferro desnudaron el malestar que reina en general y, en particular, el que divide a las cúpulas de los trabajadores. Una silbatina similar tuvo lugar el pasado 7 de marzo durante el acto central de la CGT, en ocasión de una protesta masiva contra las políticas que impulsa Macri y que perjudican a los trabajadores. Ese día, cuando los integrantes del triunvirato que conduce la CGT -Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid- evitaban ponerle fecha a un paro general, las silbatinas y los empujones precipitaron un final del acto escandaloso. Los tres dirigentes se vieron obligados a abandonar anticipadamente y a las corridas el escenario, mientras abajo volaban sillas y puñetazos. La mayoría de los analistas coincidieron en señalar que aquel día la actuación de los dirigentes fue un bochorno. En esta ocasión, una vez más, los miembros del triunvirato no solo continúan evitando tomar medidas drásticas contra el Gobierno, sino que decidieron aplazar la movilización para después de las PASO. Aunque argumentaron que buscan evitar que la sociedad interprete las protestas en clave electoral, desde la oposición los acusan de tibieza. En ese marco, también está prevista una movilización masiva para el 7 de agosto, día de San Cayetano. En sintonía con los fieles que todos los años se desplazan para esa fecha hacia el templo de San Cayetano, patrono del trabajo, la Corriente Federal de los Trabajadores, liderada por el bancario Sergio Palazzo, junto con organizaciones sociales y otros gremios marcharán contra el Gobierno. Hugo Yasky, líder de la CTA de los Trabajadores y candidato a diputado por Unión Ciudadana, la fuerza que comanda Cristina Fernández,  destacó la necesidad de movilizarse. Sin embargo, la exmandataria opinó que prefiere que las protestas se materialicen después de las elecciones. Lo cierto es que hoy en Argentina los sindicatos no logran mostrar unidad en un contexto de crisis laboral. (I)