Largas filas para comprar alimentos visibilizan la crisis en Argentina

&ldquo;Somos rehenes de esta pol&iacute;tica econ&oacute;mica&rdquo;. El hombre luce tranquilo, pero indignado. Est&aacute; virtualmente retenido hace 40 minutos por personal de seguridad privada en un supermercado de las afueras de la ciudad de La Plata, 60 kil&oacute;metros al sur de Buenos Aires. No lo dejan salir del local, como a otras decenas de personas. No cometi&oacute; ning&uacute;n delito. Ni siquiera protest&oacute; a viva voz por su &lsquo;detenci&oacute;n&rsquo; ilegal. Acababa de hacer sus compras y pag&oacute; con su tarjeta de cr&eacute;dito del Banco Provincia (Buenos Aires), que cada segundo mi&eacute;rcoles del mes ofrece en promoci&oacute;n extraordinaria un descuento de 50% en compras superiores a 3.000 pesos ($ 180) en supermercados del distrito. El &uacute;nico requisito es pagar con una tarjeta de cr&eacute;dito o de d&eacute;bito del banco. Afuera, cientos de personas pugnaban por entrar. Eran todas de clase media o trabajadores que sufren la crisis. Pero el local colaps&oacute; ante la oleada masiva de clientes que quer&iacute;an aprovechar el descuento incre&iacute;ble cuando el dinero no alcanza para llenar el &lsquo;changuito&rsquo;, como popularmente llaman al carrito de los supermercados en Argentina. Las filas llegaron a ser de ocho cuadras. Las personas se peleaban por conseguir un carrito que cotizaban a precio oro. &ldquo;Te roban los changuitos. La gente est&aacute; aqu&iacute; por necesidad&rdquo;, se quej&oacute; una mujer, de 40 a&ntilde;os. Los clientes llegaban desde las 05:00 del mi&eacute;rcoles, tres horas antes de la apertura del local, bajo una llovizna persistente en pleno invierno austral. El supermercado se vio obligado a cerrar a las 19:00, una hora antes de lo previsto, por temor a incidentes. La Polic&iacute;a fue llamada de urgencia para resguardar la seguridad. &ldquo;Por supuesto que rinde la compra. Pero es inhumano&rdquo;, dijo con tristeza una ama de casa ante las c&aacute;maras del canal de noticias C5N. El hecho sucedi&oacute; el mi&eacute;rcoles en el supermercado mayorista Nini de la ciudad de Tolosa, en las afueras de La Plata. Pero se repiti&oacute; en decenas de localidades de la provincia de Buenos Aires. Los clientes se llevaban de todo, pan, leche, productos de higiene, latas de conservas&hellip; No cab&iacute;a m&aacute;s nada en cada carrito. Las personas se peleaban para llevarse el mejor producto. Eran escenas propias de un pa&iacute;s en crisis alimentaria, como Venezuela. Pero todo sucedi&oacute; en una naci&oacute;n de 40 millones de habitantes que produce alimentos para 140 millones. &ldquo;La gente necesita comprar (con descuento) porque no tiene un mango (dinero). Quiere ahorrarse 1.500 pesos en la compra ($ 90) porque no tiene para comer. La gente no se va porque no tiene para comer&rdquo;, grit&oacute; un hombre en la puerta del local. Las repercusiones en Twitter se viralizaron. Un usuario escribi&oacute;: &ldquo;Cuadras de cola por un carro y otras tantas para entrar a comprar en Nini, Venezuela, all&aacute; vamos&rdquo;. En lo que va del a&ntilde;o, la inflaci&oacute;n del pa&iacute;s acumula el 12% en los primeros seis meses del a&ntilde;o, a lo que se le suma el 40% de 2016. El desempleo lleg&oacute; a 9,2% en el primer trimestre de 2017. Adem&aacute;s, uno de cada tres argentinos es pobre y seis de cada 10 ni&ntilde;os sufren carencias, seg&uacute;n un informe de la Universidad Cat&oacute;lica Argentina. (I)