“Vivir lo que uno no quiere es muy duro”, cuenta un colombiano reclutado con apenas ocho años por la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN), de la que logró huir en 2016 tras la ejecución de su hermano y la muerte de su novia en combate.  Ahora tiene 18 años y una nueva vida, por lo que prefiere no dar su nombre real: integra el proyecto teatral Victus, que reúne a exguerrilleros, militares retirados, antiguos paramilitares y víctimas civiles, todos actores del conflicto armado colombiano de más de medio siglo. “Me tocó jugar con un arma”, dice sobre la década que pasó con el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista), única guerrilla activa de Colombia, que en febrero entabló diálogos de paz con el gobierno.      “Es impresionante compartir hoy con personas con las que nos matábamos y si este grupo se puede reconciliar, ¿por qué no va a ser capaz un país? Todo depende de nosotros”, dice sobre Victus. Bienvenidos al ELN Soy de Tame, Arauca (este), zona roja del país. Me reclutaron a los ocho años. Me sacaron de mi colegio en el campo. Los “manes” (hombres) venían en una camioneta, hicieron tiros y nos llevaron a 15 niños y dos profesores. Nos montaron a la camioneta. Cuando paró estábamos en la jungla. Íbamos puros “peladitos” (niños) de ocho, nueve, diez años. Nos dejaron amarrados. Al otro día nos levantaron con un baldazo de agua: “Párense, gonorreas. Bienvenidos al ELN”. Formaron a toda la guerrilla. “Reclutas, están en el Frente Domingo Laín del ELN”, dijeron, y mataron a nuestros profesores frente a nosotros. Al año me llamaron: “Su nuevo nombre va a ser Camilo”. Me dieron fusil, ropa y equipo. Cinco años después supe quién me reclutó: fue mi hermano, le decían “González”. Se había ido de voluntario años atrás al ELN. Como iban enmascarados no supe que era él. “‘Camilo’, yo fui el que lo sacó del colegio porque no quería vivir esta historia solo”, me dijo. Meses después la guerrilla lo mató sin razón, pero nadie sabía que era mi hermano. Me dijeron: “Mate a ‘González’”. No fui capaz. “Mátelo o lo matamos a usted”. Me pasaron una pistola, pero la tiré y me fui. Escuché los tiros. Sentí como si me los hubieran dado a mí. “El que quiera ir a mirarlo vaya, lo vamos a enterrar”, dijeron. No quería ir pero fui. Antes de que lo fusilaran me pidió perdón y no lo perdoné. Una pelea contra la muerte A mis 15 me enamoré de una chica, le decían “Elena”. Yo era mando y en un hostigamiento iban ella y tres compañeros más. Regresamos todos menos ella. Le dije a mis compañeros: “Váyanse”, y me devolví. Buscaba, buscaba y no encontraba. Elena estaba en una matica (matorral). Le dije: “Vámonos que nos matan”. “No puedo, me hirieron”. La fui a alzar y se le salieron los intestinos. “¡No te quiero dejar aquí!”. Y ella: “Agarra mi fusil y vete, porque llega el ejército y te mata también. Que me maten o mátame tú para no sufrir más”. Escuché un bombazo y ya llegaban las tanquetas. Corrí y me tiré por un abismo donde había un río. Desde otra loma miré cuando llegó el helicóptero, pensé que la recogían en camilla, pero era una bolsa blanca. El camino a la libertad Me salí del ELN con un compañero. Estábamos cerca a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que firmó la paz en noviembre). “Vamos con las FARC, que hay viejas (mujeres) buenas”. Nos quedamos esa noche con ellos. En la mañana llegó un comandante nuestro: “Hey, ‘compita’ (compañero), ¿ha visto usted unos guerrilleros del ELN?”. El ‘fariano’ le dijo: “Sí, aquí están”. “Salgamos para que no nos pillen”, dijo mi compañero. Duramos 15 días caminando, hacia un pueblito. Yo estaba emocionado: “¡Estamos libres, nos salimos de esa mierda!”. Vimos un campamento de soldados y le dije a mi compañero: “Si escucha unos disparos es porque está la guerrilla. Pero si yo alzo la mano es porque puede seguir”. Llegué y salieron todos esos “manes” con fusiles. “No disparen, vengo a desmovilizarme, me vengo a entregar, soy del ELN”. Y alcé la mano. El analista Ariel Ávila explicó que “los casos de menores reclutados de esa manera son realmente (...) excepcionales porque es muy difícil que el ELN se ponga a criar muchachos a los ocho años”. El jefe máximo de esa guerrilla, Nicolás Rodríguez Bautista, conocido como “Gabino”, se unió a las filas del ELN a los 14 años y lo ha comandado desde 1998. Actualmente esta guerrilla sigue una negociación con el gobierno colombiano para alcanzar la paz. El miércoles, durante la toma de mando, el presidente Lenín Moreno aseguró que Ecuador continuará apoyando las negociaciones entre el Gobierno colombiano y el ELN, que se llevan a cabo en Quito desde febrero. A la ceremonia de posesión asistió el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y los jefes de las delegaciones de paz del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, y del ELN, Pablo Beltrán. Datos - La ideología del ELN contiene elementos tales como el uso de la lucha armada para denunciar y promover la solución de las necesidades sociales de la población frente a la explotación nacional e internacional, además del señalamiento de los demás fallos e injusticias dentro de una democracia que no consideran como tal.  - Su condición de guerrilla de los años 70 y 80 popularizó la llamada Teología de la Liberación, siendo uno de sus precursores el cura guerrillero Camilo Torres Restrepo, según su interpretación lo que él llamaría Marxista-Cristiana. - El ELN ha tenido su bastión fundamental entre sacerdotes católicos con afinidad socialista, tal es el caso de Manuel Pérez Martínez ‘El cura’, como era conocido en las filas guerrilleras, comandante de ese grupo insurgente desde los 70, hasta su muerte por hepatitis en 1998. (I)