Estados Unidos y Corea del Sur analizaban ayer “opciones de respuesta militar” luego del disparo de otro misil balístico intercontinental por Corea del Norte, en una nueva escalada en una crisis internacional con el régimen comunista. El general Joe Dunford (foto), jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, y el almirante Harry Harris, responsable del mando estadounidense en el Pacífico, hablaron con el general Lee Sun Jin, jefe del Estado Mayor Conjunto surcoreano. “Durante la llamada, Dunford y Harris expresaron su compromiso blindado con la alianza Estados Unidos-Corea del Sur”, informó su oficina. El Pentágono fue el primero en informar sobre esta prueba de poderío norcoreano, pocas semanas después de que Pyongyang efectuara con éxito el primer disparo de un proyectil intercontinental capaz de alcanzar territorio estadounidense. Mientras las autoridades estadounidenses indicaron que el misil “tuvo una trayectoria de unos 1.000 kilómetros antes de hundirse en el Mar de Japón”, Moscú señaló que el proyectil “tiene las características de un misil de medio alcance”. La acción de Corea del Norte también tiene repercusiones fuera de la región del Pacífico. La Unión Europea advirtió que el disparo de un nuevo misil “amenaza seriamente la paz y la seguridad internacional”. Militares estadounidenses y Corea del Sur habían advertido en los últimos días que Corea del Norte parecía prepararse para otra prueba de misiles, probablemente un misil balístico intercontinental (ICBM, por su sigla en inglés), o un cohete de rango intermedio. Mientras tanto, militares estadounidenses se preparan para realizar otra prueba de un sistema de interceptación de misiles en Alaska, que podría realizarse hoy. (I) ----------------- Kim Jong-Un mantiene las provocaciones Pyongyang provocó alarma mundial el 4 de julio cuando probó su primer ICBM, que según expertos podría llegar a Alaska. El líder norcoreano Kim Jong-Un, quien personalmente supervisó ese lanzamiento en el Día de la Independencia de Estados Unidos, lo describió como un regalo a los “bastardos estadounidenses”. Este disparo levantó tensiones en la región, enfrentando a Washington, Tokio y Seúl contra China, el último gran aliado de Pyongyang. (I)