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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Un informe del senado destapó las acciones de la inteligencia norteamericana

La CIA no es la única que tortura

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Quito.-

La ‘comunidad internacional’, cliché asiduamente utilizado por la supuesta ‘prensa libre’ del mundo, y que no hace más que alusión a países con pretensiones de hegemonía global, está supuestamente escandalizada por las revelaciones sobre las torturas de la CIA.

Pero todo es simple hipocresía, EE.UU. no sufrirá ninguna consecuencia y peor sanciones de la ‘comunidad internacional’ por una confesión extrañamente promovida por una sector del Senado estadounidense. Lo irónico de todo esto es que EE.UU. seguirá mostrándose como modelo de democracia y promotor de los derechos humanos, con el apoyo de los ‘contactados’, periodistas y medios acólitos del imperio, que pronto olvidarán ese informe. Y que en cambio servirán de amplificadores para satanizar a países que han escogido llevar a cabo una política exterior soberana, al primer y mínimo pretexto.

Nos preguntamos ¿por qué ahora, ‘con bombos y platillos’, se denuncian las torturas de la CIA? Organismo que hace muchísimo tiempo dejó de ser un servicio de espionaje tradicional, para convertirse en una máquina de tortura y asesinato. Se quiere hacer creer que es solo a partir de los atentados de las Torres Gemelas, que la CIA empezó con las torturas, pero no es así. La CIA, de manera directa o indirecta, en varias guerras convencionales, sucias o contrainsurgentes, está involucrada.

Insistimos, ¿por qué ahora? Sospechamos que existe en el complejo industrial militar y de inteligencia del imperio una lucha  por el poder y por la forma de cómo llevar a cabo las guerras de EE.UU. Si esta hipótesis tuviera sustento, eso significaría que habría halcones en la política estadounidense, que ven a pesar de su cruel historia, a la CIA como estorbo para profundizar su estrategia de guerra de amplio espectro, y por lo tanto, buscarían debilitarla políticamente, desprestigiarla no, porque para cualquier persona medianamente informada, ese organismo hace mucho que goza de mala fama.

El ciudadano común cree que la CIA es la única organización de inteligencia que tiene los EE.UU., pero no es así, además de la existencia de varias agencias estatales, la tendencia a la privatización de la guerra llevada a cabo por el imperio, ha provocado la eclosión de organizaciones privadas que cumplen funciones de inteligencia y otras de carácter mercenario.

Los estrategas del imperio han ido comprendiendo que para sostener su hegemonía, EE.UU. requiere de una guerra global, pero no de tipo convencional, la han bautizado de amplio espectro. Y en este marco, el asesinato y la tortura son elementos centrales de su política de seguridad nacional.

Por ejemplo, uno de los organismos poco conocidos es el Mando Conjunto de Operaciones Especiales de los EE.UU. (JSOC por sus siglas en inglés). Cuando un presidente estadounidense quiere llevar a cabo una operación sucia en el más absoluto secreto y lejos de miradas indiscretas, no suele acudir a la CIA, sino al JSOC. En este sentido, la inserción de ese personal en embajadas estadounidenses, simulando ser agregados o enlaces militares, se ha convertido en una práctica que hace competencia a la CIA. Sería interesante observar cómo se ha ido incrementando el presupuesto de las fuerzas estadounidenses de operaciones especiales.

Finalmente, para terminar, lo que nos hace sospechar que existe una puja entre sectores políticos que trae como resultado que organismos de seguridad de acuerdo con su relación e influencia política sufran las consecuencias de esa lucha, es que se quiera echar toda la responsabilidad a los Bush y Cheney de ese informe del Senado, cuando es Obama, el nobel de la paz, el que en su período ha incrementado sustancialmente las operaciones especiales sucias, que se caracterizan por no molestarse por los derechos humanos.

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