Casi 35 años después de sucedido el accidente aviatorio en que fallecieron el presidente Jaime Roldós, su esposa, la comitiva que lo acompañaba, los pilotos y azafata de la nave, la Fiscalía pudo acceder a los restos del aparato, rescatados del sitio del percance en el cerro Huairapungo, en Loja y que estaban en la zona de archivo del Ministerio de Defensa. El fiscal general del Estado, Galo Chiriboga, confirmó que alrededor de 20 restos de diferentes partes del avión fueron entregados, los que se hallaron en una habitación del subsuelo del edificio de La Recoleta, en el sur de Quito, habilitada como archivo para guardar toda la información sobre accidentes de aviación sucedidos en el país. Chiriboga dijo que iniciaron la investigación sobre la muerte de Roldós en agosto de 2013 y que siempre existió “una colaboración fría por las Fuerzas Armadas, pero a partir de este año hay una mejor disposición, lo que ayudó a ubicar las piezas del fuselaje del avión rescatadas luego del accidente del 24 de mayo de 1981”. Los indicios fueron recogidos de acuerdo con protocolos establecidos por Criminalística, de manera que ingresen en la respectiva cadena de custodia. Chiriboga indicó que estas evidencias serán analizadas por el grupo de peritos brasileños que desde abril del año pasado analizan los informes técnicos elaborados sobre el percance en el que falleció el primer mandatario. El 12 de mayo de 2015, el exministro de Defensa, Fernando Cordero, entregó a la Fiscalía las actas de las 5 últimas sesiones del Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), en donde estuvo presente el expresidente Roldós; y 3 informes técnicos elaborados por la empresa fabricante del avión. En aquella ocasión, el funcionario declaró que los documentos del caso Roldós fueron desclasificados en 2013, pero que varios archivos del caso fueron incinerados. Tampoco se podrá encontrar la caja negra, porque el avión en el que se accidentó el exjefe de Estado fue comprado sin ese artefacto, según consta en el contrato de compra-venta, cuya negociación la hizo en ese tiempo el almirante Raúl Sorroza. Además se refirió a que el Ministerio de Defensa inició otra investigación interna desde el plano administrativo sobre lo que sucedió especialmente con la pérdida de evidencias y documentos. También indicó que no se han encontrado los restos de la nave. “Tratamos de ubicar dónde podrían encontrarse para entregarlos a la Fiscalía, de manera que continúen con las investigaciones”, declaró en aquella ocasión Cordero. Incluso el 31 de marzo de 2014, a través de un oficio sin número, el Ministerio de Defensa respondió a la Fiscalía que no existen registros de la aeronave, tampoco del proceso, trámite, custodia o toma de decisiones sobre los restos del avión. El documento fue enviado como secreto. Sin embargo, la insistencia de la Fiscalía posibilitó ubicar estas piezas que siempre estuvieron en el Ministerio de Defensa. El fiscal del caso Roldós, Ángel Cujilema, indicó que entre las evidencias encontradas constan 1.000 hojas referentes al accidente, decenas de fotografías tomadas después de caído el avión, lo cual es muy importante para avanzar con la indagación. Los restos que estaban en la bodega son rotores de las turbinas, partes del motor, partes del eje trasversal de los rotores y eje de rotación de las hélices, con lo cual los peritos esperan determinar el eje de torsión y si estuvieron funcionando las turbinas al momento del accidente, además, “la Fuerza Aérea se comprometió a seguir buscando restos del avión”, dijo Cujilema. (I)