En el estado de Florida, en Estados Unidos, están condenados a muerte 389 reos, que todavía tienen la esperanza de salvarse de esa medida. Entre ellos está el ecuatoriano Nelson Serrano, quien por más de 13 años se encuentra en prisión condenado en 2007 por, supuestamente asesinar a 4 personas en diciembre de 1997. Hasta diciembre del año pasado, 19 de los 50 estados de Estados Unidos abolieron la pena de muerte y 31 aún la conservaban. A inicios de mayo, el Tribunal Supremo de ese país declaró inconstitucional el sistema de pena de muerte en el estado de Florida. En ese estado se espera que la Corte Suprema decida si la sentencia de las cerca de 400 personas se convierte a cadena perpetua. Hasta ahora, según medios estadounidenses, dos ejecuciones fueron suspendidas debido al fallo y porque los abogados de esos condenados a muerte pidieron a la corte que cambie sus sentencias. Ledy Zúñiga, ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos de Ecuador, anunció que para el próximo 8 de junio está fijada la audiencia de apelación a favor de Nelson Serrano y se espera que en esa diligencia se considere que la Corte de Florida declaró inconstitucional la pena de muerte. “La abogada del caso de Nelson Serrano que ha sido contratada por el Ministerio de Justicia ecuatoriano presentó un escrito pidiendo a la Corte Suprema de Justicia, que debe resolver la apelación, que se pronuncie tomando en cuenta esa resolución”, precisó la funcionaria. Zúñiga sostuvo que la situación de Serrano es preocupante porque lleva 13 años en el corredor de la muerte. “La edad avanzada que tiene ha provocado que pierda gran parte de su visión, sus condiciones de salud se han deteriorado. Esperamos que se cumpla el debido proceso. La justicia que no llega a tiempo deja de ser justicia y en el caso de Nelson Serrano ya son demasiados años”. Agregó que la Corte debe considerar que se presentaron nuevos elementos como parte de la investigación; por ejemplo, el análisis del ADN de un guante que se encontró en la escena del crimen no se relaciona con el ecuatoriano. “Eso cambiaría completamente la situación, porque incluso podrían no encontrar la culpabilidad de Nelson Serrano”, dijo. Baja la aceptación a la pena de muerte La oposición a la pena de muerte aumenta. En 1994, la encuestadora Gallup encontró que el 80% de los estadounidenses apoyaba la pena de muerte. Al día de hoy; una encuesta de octubre del año pasado mostró que el apoyo cayó a 61%. Así lo publicó CNN en el reportaje denominado ‘Cómo matar: el dilema de la pena de muerte en Estados Unidos’. En el mismo texto consta que pese a ese resultado, la pena capital no está por desaparecer. En los últimos 6 años, 17 estados ejecutaron a 242 presos. Eso es hasta el 24 de marzo de este año. Tres estados representan más de la mitad de esas personas, Texas, Florida y Oklahoma. La inyección letal es el principal medio de ejecución en los 31 estados donde se aplica la pena de muerte. En ciertas jurisdicciones, como Florida (estado con mayor cantidad de personas en el corredor de la muerte), Georgia, Misissippi, entre otros, solo se permite ese modo de ejecución. En 1982, Texas se convirtió en el primer estado que ejecutó un delincuente a través de la inyección letal. Desde entonces, Estados Unidos ha llevado a cabo 1.425 ejecuciones y solo en 171 se utilizó otro método. Sin embargo, los fármacos se agotan. La inyección letal inicialmente requiere un coctel de tres fármacos: el primero (tiopentato de sodio o pentobarbital) duerme al preso, el segundo (bromuro de pancuronio) causa parálisis y el agente final (cloruro de potasio) paraliza el corazón. Los estados están luchando con las alternativas. Virginia es el último. Su solución: utilizar nuevamente la silla eléctrica. El ‘asesino durmiente’ El ‘asesino durmiente’ corre el riesgo de ser condenado a la pena de muerte o cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. El hombre quien alguna vez trabajó como conductor de un camión de basura y auxiliar mecánico fue declarado culpable de los crímenes de 9 mujeres y una niña en Los Ángeles. Lonnie Franklin Jr., de 63 años, fue apodado ‘asesino durmiente’ porque se tomó un descanso de 13 años para reiniciar sus crímenes luego de una primera ola de asesinatos. Franklin Jr. fue detenido en julio de 2010 -25 años después del descubrimiento del primer cadáver- cuando su ADN pudo ser relacionado a varias víctimas. Pero su proceso fue aplazado varias veces por apelaciones y decisiones judiciales. Según las autoridades policiales, Franklin Jr. vagaba por las calles del sur de Los Ángeles en una época que el barrio estaba plagado por el consumo de crack. Las víctimas eran prostitutas drogadictas, la mayoría, que fueron asesinadas a tiros o ahorcadas. Sus cuerpos fueron abandonados en callejones o en basureros. Algunas de las mujeres fueron violadas antes de ser asesinadas. Las víctimas tenían entre 15 y 35 años. Las autoridades policiales sospechan en realidad que Franklin Jr. cometió varias decenas de asesinatos. Los investigadores encontraron más de 200 fotos y videos de mujeres en su domicilio, y la mayoría de ellas no ha sido identificada. (I)