Ojo al medio
No podemos esperar más por un Defensor
Más allá de las dificultades propias de un proceso nuevo, donde aparecen trabas de todo tipo, por la lógica natural de entrar en un ‘terreno desconocido’, ya mismo se cumplen dos años de vigencia de la Ley Orgánica de Comunicación. Y uno de sus mandatos (como producto de una demanda ciudadana) es que los medios nacionales de comunicación cuenten con un Defensor de Audiencias y Lectores.
Como diario público apoyamos esta demanda y mandato legal, requerimos que las autoridades correspondientes, por encima de las trabas burocráticas, determinen o designen nuestro defensor del lector. De hecho, EL TELÉGRAFO postergó la designación de esta persona porque estaba en debate la norma jurídica y tras su aprobación hemos aportado a que el proceso se cumpla dentro de los plazos y las condiciones legales establecidas.
Evidentemente no se trata de un cargo o un asunto salarial: ante todo para nuestros lectores, para el diario mismo, como una institución periodística, es una necesidad y una responsabilidad.
Un defensor de los lectores, como lo determina el artículo 73 de la Ley Orgánica de Comunicación, para un medio nacional como es este diario, debe ser designado, mediante concurso público, por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. El concurso ya se realizó y por lo mismo esperamos que no se demore mucho más la designación del que corresponda al Primer Diario Público del Ecuador.
Un Defensor de nuestros lectores fomenta la interacción, garantiza la calidad y la responsabilidad de nuestro trabajo al acoger las críticas, sugerencias y correcciones que hagan falta. No aspiramos ni queremos que sea un cargo más y mucho menos (como sí hacen otros diarios) un pretexto para insistir sobre un supuesto ataque a la libertad de prensa. Por el contrario, con el énfasis puesto en la búsqueda de la excelencia periodística y una verdadera democratización de la información, un Defensor para este diario también es el punto de partida para otros procesos de la comunicación que desarrollamos internamente para ofrecer el mejor servicio público.
En la medida que apresuremos la designación, para EL TELÉGRAFO será de mucha utilidad contar con esta figura. A otros medios, quizá, les asusta o les coloca en una dimensión distinta porque siempre se victimizarán con todo lo que ordena la Ley. Incluso, nadie lo dude, cuando se designe a un Defensor, será motivo para que la SIP, Fundamedios y la AEDEP hagan campaña para el desprestigio de esta institución que no es ajena ni extraña en otros países.
Por lo mismo, a quienes corresponda tomar la decisión, les pedimos con la debida consideración y respeto, que lo hagan sin demora alguna.