Utilizado desde la antigüedad, se aseguró que el gallo sirvió de símbolo a los galos que lo usaron entre otras cosas en sus monedas. Un emblema atípico que tiene también por origen un juego de palabras: el término latino gallus significando a la vez gallo y los galos.

El Renacimiento puso en relación el animal y Francia. Los reyes Valois y Borbón fueron en ocasiones acompañados del galo simbolizando Francia en los grabados, monedas, pinturas, etc. Luego, el gallo estará presente en Versalles y en el Louvre.

La Revolución lo usó ampliamente: se trató del símbolo de Francia o más bien una referencia al dios Marzo sinónimo de vigilancia, un galo presente también encima de las iglesias dónde espera el amanecer, imagen del sol y justicia, es decir del Cristo.

El Directorio, forma de gobierno adoptada por la primera república, lo conservó al medio de otros objetos en su sello. Se encontró también en el escudo del primer Consultado, acompañado muchas veces del gorro frigio y de la letras R.F.(República francesa). Por lo tanto, cuando los concejales de Napoleón I le propusieron usar el galo este último lo rechazó: "El galo no tiene fuerza, no puede ser la imagen de un imperio como Francia". Se hizo entonces menos frecuente.

El galo retomó una cierta importancia durante la revolución de 1830, vino a aparecer en los vestidos de la guardia nacional y en las banderas del ejército, remplazando así el águila imperial.

La segunda república hizo grabar el sello del Estado, parecido al de hoy, donde se encuentra la Libertad sentada que sujeta un timón marcado con un gallo.

Bajo la III república el gallo se utilizó cuando un soberano extranjero venía de visita y la puerta del palacio presidencial del Elíseo se adornó con un gallo en el lado de los Champs Elysées ( la puerta del gallo).

Durante la Primera Guerra Mundial a menudo se opone gráficamente el gallo y el águila alemán en las propagandas. Sin embargo, hoy Francia es a menudo representada por una mujer con gorro frigio, Marianne, mientras que el gallo se sigue usando por los deportes, como la selección francesa de fútbol, o para la promoción de los productos nacionales.

El gallináceo no se usa solo en Francia, se encuentra también por ejemplo en Bélgica, donde los francoparlantes de Valonia usan el gallo en su bandera oponiéndose al león de los flamencos.