Las piezas han mejorado de calidad, de acuerdo con los realizadores
Producción audiovisual, ¿es el momento de Ecuador?
Unos lo llevan en la sangre, han crecido en medio de reflectores, y otros han ido aprendiendo sobre la marcha a lo largo de los años. A pesar de que existe ya una nueva generación de profesionales y estudiantes en las diferentes áreas de la comunicación, en Ecuador no existe una cultura de creación audiovisual, pero muchos aseguran que esto está cambiando.
Desde 2010, la producción nacional se ha visto sacudida por una serie de cambios, a raíz de las nuevas reformas y leyes en el área de la comunicación y la creación de institutos que promueven el desarrollo de proyectos audiovisuales netamente nacionales.
El artículo 97 de la Ley Orgánica de Comunicación de Ecuador (LOC) señala que los medios de comunicación audiovisual, de origen nacional, deben destinar de manera progresiva al menos el 60% de su programación diaria a la difusión de contenidos de producción nacional. En el artículo 60 de la misma ley se contempla que los contenidos deberán clasificarse en informativos, de opinión, culturales, entretenimiento, deportivos y publicitarios.
Según Adrián Castro, director de la Casa de Producción Levector, la industria nacional se ha beneficiado mucho, gracias a la LOC. “Hay más trabajo por hacer, ya que todas esas piezas audiovisuales que se pautaban ahora deben ser producidas en el país, eso quiere decir que la producción nacional creció en exigencias y en oportunidades”.
En este panorama, las productoras deben aprovechar y adaptarse a los cambios para lograr levantar la producción nacional.
Pero así como aumenta la producción nacional de comerciales y otras publicidades dirigidas a empresas internacionales, la calidad debe ir a la par. “Como crecieron las exigencias, hay que ver que las productoras puedan cumplir con eso, ya que, al venir marcas internacionales, vienen con ciertos estándares”, dice Castro.
Por otro lado, existe una serie de falencias en este campo: hay escasez de recursos y tanto las locaciones como el presupuesto son limitantes.
Otro de los problemas es que Ecuador no es un fabricante o productor de herramientas ni elementos para la producción. Por ello, deben importarse a altos precios y el presupuesto determina en gran medida la calidad de las producciones. “El campo ha crecido, pero hacer producción no es barato. El Gobierno debería apoyar más. Faltan escuelas de cine, incentivos económicos y leyes que regulen el área”, comenta el director de Levector.
Andrés Buitrago, periodista y realizador audiovisual colombiano radicado en Ecuador, añade que la formación de los nuevos profesionales del área y la mentalidad de los jóvenes son un atenuante para el desarrollo nacional.
“En Ecuador, un recién graduado se autocataloga director de imagen, cuando hay profesionales con más de 15 años de experiencia que no se atreven a llamarse de esa manera. En Uruguay, solicitas un asistente de dirección y existe una base de datos con personas que tienen 8 años de experiencia mínima”.
Además, explica que las universidades deberían pensar en construir a futuro y enseñar más sobre el campo del mundo real. “Esas cosas nos diferencian de otros países: especializar en varias de las necesidades profesionales del cine y la producción”, añade. “Muchos jóvenes en el medio se topan con terminología que no entienden”.
A pesar de las limitaciones, existen varios institutos educativos que apoyan a las nuevas generaciones de técnicos y realizadores.
Kevin Cabezas, de 21 años, es un estudiante de infografía del Instituto Gráfico de Artes Digitales (IGAD). A pesar de no haber culminado su carrera técnica, es propietario de la casa de producción CLYK. “El ser humano en la actualidad es un ser visual. Comemos por los ojos”, expresa con emoción al hablar de su carrera.
Él también cree que gracias a la LOC existen mayores posibilidades de ejercer esta profesión a un nivel muy alto en nuestro país.
“Estamos en un buen momento, Hacer proyectos audiovisuales para internet o montar una productora de contenidos es un negocio viable. La tecnología nos da las herramientas. ¿Quién no produce un audiovisual en nuestro medio? Desde grabar un video gracioso con el celular hasta los próximos estrenos nacionales en las taquillas”, comenta.
El campo es amplio. Existen nuevas plataformas, como la web, en la que se exige más material visual. Los medios tradicionales aún requieren de mucha producción audiovisual, pero los digitales están ofreciendo áreas en donde se pueda mostrar y vender producciones.
Carlos Rivera, titulado en producción multimedia, es un joven productor freelance, cuyo currículo incluye productoras como Zebra Comunicaciones, Digital Plus HD, Visión Uno, Levector, Publimagen. Afirma que Ecuador es un país virgen en estos temas. Hay mucho por hacer. “Conforme ha pasado el tiempo, se ha tomado mayor responsabilidad en este campo, por lo que la nueva saga de profesionales tiene otros intereses”.
Pero cantidad no se traduce necesariamente en calidad, y es aquí cuando, una vez más, entran a discusión los estándares del trabajo.
“Hoy, muchos observamos comerciales en la televisión, los cuales creemos que fueron hechos en el extranjero, sin saber que son producciones ciento por ciento nacionales. La calidad técnica y estética se hace notar sobre todo en el área publicitaria y el cine. En cuanto a series y programas de televisión, aún falta mucho por hacer”, expresa Cabezas, el director de CLYK.
Rivera piensa que el éxito de esa calidad está en el desarrollo humano, porque “alguien involucrado en la producción audiovisual debe ser creativo, ya que estamos viviendo momentos en los que la mayoría de profesionales responsables del sector, copian, imitan o plagian ideas de proyectos audiovisuales y no son capaces de proponer o idear algo nuevo”.
Estos productores jóvenes concuerdan en que lo único que podría asegurar la atracción de público e inversionistas internacionales al Ecuador es la calidad integral de las piezas. Lo que se traduce a mostrar un trabajo bien elaborado en tres áreas específicas: dirección, fotografía y casting.
Buenos ejemplos de productos ecuatorianos
La calidad de las producciones cinematográficas nacionales ha mejorado, lo que se reconoce a nivel internacional.
El documental ecuatoriano La muerte de Jaime Roldós, de Manolo Sarmiento y Lisandra Rivera, se consagró como ganador en la categoría Imagen de los premios Gabriel García Márquez de Periodismo y recibió dos reconocimientos en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en Cuba.
Además, en este año el cortometraje Burundanga, de la realizadora ecuatoriana Anaís Ruales, ganó el premio de Mejor Fotografía en el festival de Clermont-Ferrand, uno de los eventos de cortometrajes más importantes de Francia. El mismo trabajo fue en 2014 el mejor cortometraje del festival Film School Fest de Múnich, en la categoría Jóvenes Talentos Cinematográficos.
La producción nacional, según los creativos consultados, ha dado un giro importante en los últimos años, pero las nuevas generaciones deben adaptarse a los cambios y sacarles provecho para conseguir resultados de impacto en materia audiovisual, con el objetivo de competir en el mercado internacional.
La ficción nacional desde otra perspectiva
Los dramas, comedias, cuentos y demás invenciones narrativas que cobran vida frente a la lente son importantes en el nuevo panorama de la producción nacional.
La ficción de origen ecuatoriano (telenovelas, miniseries, largometrajes...) en los últimos tres años, según Ciespal, ocupa el 8,5% del total de horas exhibidas en la televisión comercial.
Pero Ecuador depende en gran medida de contenidos foráneos para armar sus parrillas de programación.
El actor ecuatoriano Andrés Garzón, conocido por su papel de Pablo Vera en la producción ecuatoriana de la década del 80 Mis adorables entenados, afirma que el desarrollo académico de una franja de la incipiente industria audiovisual se ha reforzado con la implementación seria de opciones a nivel escolar. ”Aquello hace que sea necesario tener profesionales en las artes escénicas para el desarrollo de dichos proyectos”.
El espectro se amplía y los compromete a una diaria preparación en todo nivel, incluyendo el actoral. Para apoyar a los artistas y productores, el Gobierno creó instituciones y organismos de promoción, como el Consejo Nacional de Cine (CNCine).
El fin es promover la industria cinematográfica ecuatoriana y su difusión a nivel internacional. Desarrolla diversos proyectos de exhibición en mercados y escenarios, tanto nacionales como internacionales. En las embajadas de Ecuador, en diversas partes del mundo, se proyectan cintas nacionales.