Para el INPC las Casas Colectivas tienen importancia patrimonial

Una fachada de colores opacos con trazos grises oscuros, producto del polvo y la humedad, cables de telefonía y acometidas de electricidad colgando en varios pisos son, por el momento, la carta de presentación de las casas colectivas, en las calles Gómez Rendón y José Mascote.

Vecinos y visitantes de los 2 bloques del conjunto habitacional no ocultan el temor cuando se les consulta sobre su futuro. “Es pura delincuencia”, afirma Gustavo Rendón, residente del conjunto por tres décadas.

Un grupo de habitantes de los condominios está decidido a cambiar esa reputación, de dar a uno de los inmuebles más antiguos de la urbe la categoría de símbolo arquitectónico.

El proyecto de rescate inicia hoy con el arreglo de la fachada del área de los 8 patios, explica Samuel Morán, representante de los moradores.

Para ello, se usará un total de 80 canecas (160 litros) de pintura de varios colores. “Cada sitio tendrá su propia identidad”, advierte.

Las paredes serán matizadas en un tono blanco hueso mientras que los bordes tendrán 8 colores distintos, uno por cada patio.

También se elaborarán murales gigantes en los que colaborarán artistas como Inti Ayala.

En la iniciativa participan arquitectos y profesionales vinculados con la Universidad Católica Santiago de Guayaquil (UCSG) y el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH).

Además, se suman participantes de Hábitat III, una conferencia internacional sobre vivienda y desarrollo urbano sostenible que se realizará en Quito el próximo mes.

Entre quienes apoyarán, está el arquitecto David Hidalgo, colaborador de El Selectivo, un grupo de profesionales que elabora propuestas urbanísticas para la ciudad.

Los bloques -recuerda- fueron construidos en la década de 1950 como “la primera infraestructura vertical multifamiliar de la ciudad”.

Hace 9 meses, la Gobernación de Guayas reunió a varias entidades para definir el futuro de las estructuras habitacionales y las 350 familias que las habitan desde hace varias décadas.

Aunque inicialmente se consideró la demolición de los inmuebles, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) emitió un informe sobre la importancia histórica del lugar y, al menos temporalmente, se suspendió la medida.

Para Hidalgo, la riqueza histórica de los 384 departamentos que componen los 2 bloques, debe considerarse patrimonio local.

Acota que el terreno donde se levanta el inmueble no presenta irregularidades.

“Las colectivas forman parte de este conjunto de arquitecturas que hacen única a la ciudad”.

Ahora, solo se pintará un patio debido a que los recursos son limitados y se está apelando a la colaboración ciudadana. En la primera de las jornadas trabajarán los vecinos y estudiantes de la Universidad de Guayaquil. 

El CDH, a través de su página web (www.cdh.org.ec) y redes sociales, convocó a muralistas locales a “que voluntariamente diseñen propuestas pictóricas para intervenir los patios”, manifestó Billy Navarrete, representante del organismo.

Considera que generar el proceso de transformación del espacio incidirá en un cambio de actitud de sus habitantes y en la percepción adversa de la ciudadanía y las autoridades.

Samuel Morán forma parte de la tercera generación de inquilinos de las colectivas. Llegó hasta el sitio hace 18 años gracias a un familiar que le cedió uno de los departamentos.

Mientras recorre los estrechos y oscuros pasillos de la planta baja, reflexiona... Las colectivas merecen seguir incrementando su historia. 

DATOS DE INTERÉS

Las casas colectivas fueron inauguradas en 1953 como el primer ensayo de vivienda popular en el Ecuador, durante la alcaldía del Dr. Rafael Mendoza Avilés.

En 1954, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) compró la propiedad al Municipio de Guayaquil.

Según el IESS, los inquilinos dejaron de pagar valores por los departamentos después de 2010.

En marzo de 2016, la Gobernación de Guayas anunció la intervención de las colectivas. (I)