La lucha libre no solo gana adeptos en la ciudad, sino también deportistas
La lucha libre a más de ser un deporte genera un espectáculo. Incluye disciplinas de combate así como de artes escénicas. Su historia comienza en los carnavales del siglo XIX cuando se hacían demostraciones de fuerza física y con el pasar de los años evolucionó. En muchos países de América solo se la considera como un deporte de entretenimiento, sin dejar de lado los riesgos que conlleva.
En Ecuador son cientos los fanáticos que han llevado a esta competencia a un nivel muy alto.
En el TopGym de la Alborada, al norte de Guayaquil, existe la industria ROW (Revolutions of Wrestling), dedicada a enseñar este deporte a decenas de chicos y a organizar luchas.
Iván Bustamante de 30 años es su fundador. Su carrera comenzó cuando tenía 15 años de edad. Un año después debutó. Ahí supo que llegaría a ser su profesión.
Como todo buen luchador debió generarse un sobrenombre: recuerda que su maestro le propuso que consiguiera un personaje y al ser muy flaco pocos le quedaban. “Soy un buen lector de cómic, y una vez leí el de “El Cuervo”, era de contextura delgada como yo, encajaba perfecto, por eso lo escogí”.
Para completar su vestimenta, “El Cuervo” debe maquillarse, sombrearse los ojos, pintarse la cara y disfrazarse. Ha luchado con personas de otras nacionalidades. No recuerda ninguna pelea en especial. Para él son todas sus luchas y asegura no tener favorita.
A su academia llegan chicos y chicas con ganas de aprender, todos ellos con una misión, ser cada día mejores y por qué no llegar a convertirse en una de las superestrellas de la WWE (Worl Wrestling Enterteiment) de Estados Unidos.
Una gran disciplina
Entre sus alumnos está Julio Gorozabel, quien personifica al “Tornado Rojo”; su afición la adquirió desde pequeño, cuando veía la televisión, de ahí su admiración por “Rey Misterio” (un luchador oriundo de México, pero que adquirió su fama cuando llegó a la WWE) y ahora que tiene 27 años le llama mucho la atención formar parte de este mundo. Él ha invertido mucho en lo que quiere llegar a ser; su traje le costó $140, que incluía botas a su medida, traje y una máscara para no revelar su identidad. “Es más complicado de lo que la gente cree, se necesita jerarquía, habilidad, de lo contrario te puedes lesionar”, afirmó.
El ganarse un nombre no es tan fácil, se necesita valor, fuerza, perder los miedos y ante todo profesionalismo. Hay que recordar que al ring no todos pueden llegar. Su estructura se basa en 4 postes que están rodeados por cuerdas de acero reforzado con una capa de hule; su base está compuesta de tablas, metal y una capa de lona forrada con hule para no fracturar los tobillos.
Otro luchador es “Macabro”, un joven de cabello alborotado, de contextura gruesa y con un poco de afición a ser comentarista de luchas; sin embargo esto solo lo hace con sus compañeros cuando ellos están entrenando.
Su nombre es Kevin Estrada, tiene 19 años y hace 2 tomó la decisión de formar parte de los combates. Su vida está marcada entre las Artes Plásticas y el ingreso a la Universidad de las Artes.
Bustamante menciona que cada entrenamiento es importante, lo jocoso es haber tenido estudiantes que van el primer día y al siguiente ya no vuelven porque el dolor de las extremidades es total.
Alejandro Sánchez, quien personifica a “Siniestro”, relata que eso le sucedió a él, sin embargo no se rindió y ya lleva 2 años persiguiendo su sueño. Ahora, con 23, no desea detenerse; su admiración recae en “The Undertaker” e invita a todos al ring.
Los entrenamientos pueden durar entre 15 y 20 minutos. Los combatientes salen sin respiración, bañados en sudor, con ganas de hidratarse. Walter Castro (23), quien estudia medicina en la Universidad de Guayaquil, asegura que su sueño fue pertenecer a una importante industria de la lucha. Relata que al principio no contaba con la ayuda de sus padres, entonces se escapaba para ir a los entrenamientos: “todo salía bien, hasta que tuve una lesión y no pude ocultarla. Esa fue la razón por las que mis padres se dieron cuenta y después lo aceptaron”.
Todos ellos forman parte del grupo Row Súper Lucha y se alistan para el gran evento denominado “Héroes del Ring”, que se llevará a cabo hoy.
Ellos se han preparado por varios meses, cuentan con técnicas sorprendentes y lo único que esperan es que la gente se anime y vaya a apoyarlos. Las entradas son asequibles ($5) y se las puede conseguir en su página web.
Ahora Bustamante, con más de 15 años de carrera, quien ha conocido de cerca las derrotas, pero más las victorias, ha dejado de lado los enfrentamientos para dedicarse a su hija, esposa y a la carrera de Producción Audiovisual y Cine que cursa en el IGAD, pues las luchas han dejado lesiones en sus articulaciones, por consiguiente trata de transmitir a las futuras generaciones todo su conocimiento.
“Nadie decide ser luchador, a veces las cosas te encuentran. Para hacer esto, se necesita pasión, además de estar un poco loco”.
Esto debido a que en la ciudad y en casi todo el país no existe una cultura para seguir la lucha libre. “Es duro, pero cuando hay ganas todo se puede”. (I)