Entrevista / carla borbotó / fundadora de chocolates pacari
"Ecuador es de los que más chocolate orgánico consume en Latinoamérica"
Las bondades de la naturaleza del país y el compromiso de más de 3.500 agricultores orgánicos locales, que están detrás de la marca, han hecho que los chocolates de la empresa nacional Pacari sean reconocidos en el mundo.
El Ministerio de Comercio Exterior y la empresa Pacari trabajan por el desarrollo de las micro y medianas empresas (mipymes). Pacari aportará con el 3% de sus ventas para fomentar el crecimiento de otras iniciativas empresariales de pequeño y mediano volumen. La empresa nacional ha ganado 140 premios internacionales. En el país hay más de 300 puntos de venta y 4 tiendas, una de ella recién fue abierta en La Piazza, Samborondón.
¿A qué se debe el éxito que ha tenido Pacari a nivel internacional?
Porque todo lo que hemos hecho no ha sido pensando en el dinero, sino en el amor y en la felicidad de todos los que están en la cadena de valor. Cuando digo esto me refiero a todos los agricultores que están cultivando el cacao, a la gente que trabaja con nosotros, a los distribuidores y a los consumidores. Creo que va más allá de ser una industria que procesa el cacao y lo vende, sino que te preocupas de algo más que hacer chocolate. Te estás preocupando del bienestar de todos. Ese éxito también se puede sentir en la barra de chocolate. Cuando tu pruebas nuestro chocolate puedes sentir eso, ese valor social, más allá del beneficio propio, el de la comunidad.
¿La idea de crear Pacari surgió de su esposo o de usted?
De los dos, empezamos hace 14 años. Cuando iniciamos todavía éramos enamorados. Nos preguntamos: ¿Qué queremos ser en la vida? Decidimos que lo que hagamos tenía que ser orgánico, socialmente responsable y sustentable. En este camino nos encontramos con el cacao que fue nuestro vehículo para llevar a cabo nuestro sueño. Porque también es raro, nosotros somos de la Sierra. Yo conocí a mi esposo Santiago cuando él surfeaba, yo también lo hacía. O sea éramos serranos que surfeábamos y con un negocio de cacao. Decíamos que estábamos mal ubicados, pero así comenzamos a elaborar chocolate. Nunca partimos de ninguna receta europea, yo no soy chef, estudié marketing en finanzas y leyes.
¿Cuál ha sido la aceptación del chocolate ecuatoriano en Europa?
Solo en España tenemos más de 150 puntos de venta. Nos va muy bien. Cada vez la gente está valorando más el chocolate hecho en origen y valor social, eso nos diferencia mucho. Estamos contando la historia: el chocolate proviene de un comercio justo, que estamos trabajando con 3.500 agricultores de pequeña escala, que estamos respetando y valorando su trabajo. Eso a la gente le gusta. Nuestro chocolate llega también a Portugal, Suiza, Italia, Francia, Dinamarca y Polonia. Estamos siempre viendo nuevos países y tratando de fortalecer nuestra presencia en los que ya estamos.
¿Es difícil competir con las empresas europeas?
Los europeos son los número uno en maquinaria, en ese continente empezó la industria del chocolate. De aquí se llevaron las pepas. Si uno quiere competir con un chocolate como el que ellos hacen, o sea el de golosina (con leche y azúcar), es difícil. Ellos hacen unas tabletas de 100 gramos que venden a centavos de dólar. Tienen la tecnología que los vuelve más eficientes, la mano de obra es más cara, pero ellos compran a nada la materia prima.
Los industriales europeos compran mucho de África. El 85% de esos chocolates con leche y azúcar que nosotros consumimos proviene de cacao africano. Allí a sus trabajadores les pagan $ 50 al mes, nosotros pagamos $ 500, con todos los beneficios. Allá existe el cacao de esclavitud, donde a niños de 11 años llevan a trabajar a estas plantaciones de cacao sin remuneración. Cuando uno tiene la opción de poder escoger o cambiar este mundo, en su vida cotidiana uno puede realmente hacerlo. Si tú estás frente a una percha y tienes $2, compras un chocolate ecuatoriano, porque cuando compras un europeo, que viene de esclavitud, estás apoyando a que eso siga adelante.
¿Ha crecido el consumo?
Está creciendo bastante el consumo de chocolate. Los europeos están acostumbrados al chocolate con bastante azúcar y leche, pero también están comenzando a demandar el oscuro (100% cacao y orgánico). En el caso de Ecuador creo que somos el país de Latinoamérica que más chocolate orgánico consumimos, cada vez se aprecia más el producto. El chocolate nacional le está ganando posición al importado. En general el consumo de chocolate es bajo con respecto a los demás países (0,3 kilogramos por persona al año), pero en cambio en lo que respecta al orgánico y oscuro somos los que más lo consumimos.
Cuando comes chocolate con azúcar y leche estás consumiendo golosina, pero cuando estás comiendo un oscuro estás consumiendo todo un bagaje cultural, nutricional, un desarrollo para nuestro país. Lo que nosotros proponemos es distinto a una golosina, un chocolate que no sea para comer rápido, sino que se sienta y aprecie todo lo que hay detrás de él.
¿Están abastecidos por parte de los 3.500 proveedores locales?
Sí, pero cada vez estamos demandando más de ellos porque tenemos algunos pedidos. Al momento trabajamos al 80% de nuestra capacidad. En Esmeraldas a algunos agricultores el terremoto sí afectó sus plantaciones de cacao. Los agricultores dicen que luego del sismo a muchas plantas les ha caído la enfermedad de la monilla, algo inexplicable. Sin embargo nosotros no tenemos ningún problema de abastecimiento, seguimos comprando lo que sacan los cacaoteros. Nuestros proveedores son de Los Ríos, Manabí, Esmeraldas y la Amazonía. (I)