Invasores escalan pilares para acceder a la propiedad
Castillo patrimonial de Guayaquil está olvidado
El castillo de Espronceda, en el sur de la ciudad, luce desolado hace cerca de 4 años.
La familia de apellido Espronceda-Peribonio, la última residente del inmueble, salió del lugar tras cederlo al Municipio de Guayaquil.
La estructura, afirman historiadores y moradores del sector del Barrio del Astillero, fue utilizada la mayor parte como condominio en el que habitaron varias familias.
El historiador Xavier Mancheno, quien ha realizado una investigación del sitio, comentó que entre las familias que se conoció en el sitio estaban las de apellidos Heiner y Dunn. “Estamos hablando de familiares de (Roberto) Dunn Barreiro, dueño de Saeta”.
Sin embargo, los inquilinos salieron hace cerca de una década. Es decir, que fue usada por personas ajenas a los propietarios por casi 70 de sus aproximadamente 80 años de existencia.
La versión oficial es que el Cabildo expropió el castillo a Lucrecia Peribonio Brajcic, viuda del dueño de la propiedad, José Martínez de Espronceda, en 2010.
Mancheno afirmó que hubo un factor adicional en la transacción. Peribonio habría acumulado deudas en impuestos prediales y obtuvo un convenio con la Alcaldía en el que la deuda sería saldada con la entrega de la estructura. “Además, el Municipio pagó una diferencia en favor de la viuda”.
Extraoficialmente, conoce que la viuda de Espronceda se mudó a Chile, mientras que un sobrino que vivió con ella, Juan Peribonio -probablemente el único heredero de la familia-, aún vive en la ciudad cerca del edificio de la Sociedad Filantrópica del Guayas.
Otro aspecto importante es que la fábrica de gaseosas ‘La Frutal’ -propiedad de Espronceda- no funcionó en el castillo, sino en un terreno en la parte posterior, donde actualmente están ubicadas dos áreas de parqueaderos.
También se cuestiona que el proyecto municipal de crear una biblioteca y trasladar algunos documentos históricos hacia el sitio haya quedado trunco.
En este sentido, debe existir una decisión por parte de las autoridades pertinentes, sugirió el historiador Ángel Emilio Hidalgo.
Destacó la importancia histórica y las cualidades del castillo, construido con cemento Portland importado desde Inglaterra. El material también fue utilizado en edificaciones patrimoniales, como la Villa Golagh, ubicada en el parque de la Armada.
José Martínez de Espronceda fue un empresario destacado de mediados del siglo pasado que, además de ‘La Frutal’, manufacturó la cola Fox. “Fue una de las primeras gaseosas de fabricación nacional que se elaboró en la ciudad”.
La actividad empresarial del castillo se extendió hasta la muerte de Espronceda en la década del 80.
Los historiadores coinciden en que los cimientos son lo suficientemente resistentes como para albergar un museo o una biblioteca.
El lugar es frecuentado por indigentes, pandillas y grupos de estudiantes de planteles cercanos, según vecinos consultados. El historiador Mancheno afirmó que tal situación no existe.
El sitio tiene solo una puerta y las ventanas con chaza están a casi 5 metros de altura por lo que es difícil ingresar. Los moradores describen que los invasores escalan los pilares para acceder.
El castillo de Espronceda consta en la lista de bienes patrimoniales de la ciudad que maneja el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).
Un reportero de Diario EL TELÉGRAFO envió un correo electrónico a Miguel Yturralde, director regional 5 del INPC, para conocer si se realiza seguimiento a la situación del inmueble. Hasta la tarde de ayer no obtuvo respuesta de parte de la autoridad. (I)