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Hay un “autonomismo” oligárquico oculto

Texto municipal sobre Guayaquil omite relevantes hechos históricos

Texto municipal sobre Guayaquil omite relevantes hechos históricos
20 de octubre de 2014 - 00:00

La versión más conocida sobre los acontecimientos registrados el 9 de Octubre de 1820 -que es respaldada por la actual administración del Municipio de Guayaquil- es elitista y omite elementos importantes que permitieron la emancipación de la ciudad, de acuerdo con un estudio del quiteño Enrique Muñoz Larrea.

 Un documento histórico y clasificado que fue hallado por Muñoz en España -según el historiador Ángel Emilio Hidalgo- aclara que durante la gesta libertaria sí se registraron muertes.

Precisamente, Muñoz miembro de la Academia Nacional de Historia, encontró un documento en el Archivo General Militar del Alcázar de Segovia (España), hace 4 años, en el que se recoge la versión del teniente español Ramón Martínez de Campos, quien habría presenciado los eventos del 9 de Octubre.

Sin embargo, en los colegios del puerto principal, donde el Cabildo regala textos, se estudia el libro Historia de Guayaquil (del año 2008), cuya autoría es de Melvin Hoyos (director municipal de Cultura) y del historiador Efrén Avilés (+).

Según esta publicación ‘oficial’ (de 151 páginas y con carta de presentación del alcalde Jaime Nebot Saadi), León de Febres-Cordero y el capitán Nájera dominaron el Cuartel de la Brigada de Artillería; y Luis Urdaneta (junto con Antepara, 25 hombres del Granaderos, los sargentos Vargas y Pavón y un grupo de civiles) se apoderó del Cuartel Daule, cuyo jefe -el comandante Joaquín Magallar- murió con honor tratando de enfrentar la revolución.

Minutos después -sigue el texto- ese mismo grupo de patriotas capturó la batería “Las Cruces” (en la orilla, a la altura de las calles Argentina y General Gómez). Asimismo, se describe que el “Cacique” Álvarez apresó al gobernador y al poco rato, comprendiendo que era inútil luchar, se entregaron las demás autoridades y los jefes militares”. “No hubo más bajas que Magallar”, se afirma. Dicha versión está basada en tres documentos elaborados por José de Villamil (en 1863), Manuel de Fajardo (en 1867) y Juan Emilio Roca (en 1890).

No obstante, el teniente Martínez de Campos aseguró en su informe que dos personas (de apellido Farfán y Rodríguez) fueron fusiladas por “enemigos (revolucionarios locales) por ser fieles a su majestad”.  

Además, -detalla Hidalgo en un foro desarrollado el fin de semana en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil- tres compañías de milicias renunciaron y “allí murió Magallar”. También, se describe un fuerte tiroteo, heridos y “15 personas muertas”. Las fuerzas reales en la ciudad eran de 1.860 soldados.

Otro elemento ausente en ‘Historia de Guayaquil’ es la participación de un ejército de indígenas cuzqueños liderados por el cacique Hilario Álvarez, a quien solo se menciona en el libro como el responsable de apresar al gobernador. “Resulta realmente que son los que estaban al frente y los que fueron usados como carne de cañón”.

Hidalgo cuestiona que estos sujetos no aparezcan en los relatos del 9 de Octubre y que ni siquiera se les reconozca un homenaje como a otros próceres de la Columna de la Independencia del parque del Centenario. Para octubre de 1820, la mayoría de territorios de la América hispana ya había proclamado su independencia: las provincias unidad del Río de la Plata,  Chile y parte de Nueva Granada. Incluso, ya se había dado la fundación de la República de Colombia en agosto de 1819.

En consecuencia, “Guayaquil no estaba solo”, asegura Hidalgo. Existían intereses económicos para proclamar la independencia, porque la ciudad dependía del consulado de comercio de Lima, en donde se tenían que pagar elevados aranceles.

De la misma manera, critica que algunos historiadores otorguen a José Joaquín de Olmedo un rol localista y provincial “cuando realmente tuvo un papel que trascendió continentes”. El prócer sugirió el nombre de Ecuador cuando se fundó la República y promovió la integración de las provincias de Guayaquil, Quito y Cuenca. “En Historia de Guayaquil existe una distorsión de los hechos y que se omitieron otras fuentes que revelan detalles de otras participaciones”.

También, el historiador Juan Paz y Miño Cepeda, en 2009, públicamente refutó algunos datos del documento que auspició el Municipio. Para el historiador, la Revolución del 9 de Octubre es un hito en la vida e identidad del Ecuador. “Pero se conoce muy bien que el proceso emancipador, además, fue obra de quiteños, riobambeños, cuencanos, manabitas...”.   

La interpretación presentada en Historia de Guayaquil -comentó en un comunicado Paz y Miño- contradice la abundante documentación sobre el tema de la Independencia que ha sido presentada desde el siglo XIX. “¿Es que todos están equivocados?”.

Sobre la interpretación histórica del texto municipal, Paz y Miño explicó que existe un “autonomismo” oligárquico escondido tras las legítimas aspiraciones libertarias del pueblo guayaquileño. “Una dimensión es que (ese autonomismo oligárquico) no quiere ninguna sujeción a la autoridad del Estado, si es que no coincide con la forma en que los grupos de poder guayaquileño lleva la administración, la economía y política de la ciudad; y otra es que las élites del poder de Guayaquil deciden por sí y ante sí. De lo contrario, todo lo demás significa un atentado a su ‘autonomismo’”.

Hoyos, sobre las críticas a Historia de Guayaquil, respondió en 2009 que los hechos descritos en su texto tienen respaldo en documentos y que la verdad histórica debe decirse “duela a quien le duela”.

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