Nadie puede decir que estos nueve años han sido de plácemes por un precio alto del petróleo. Este factor ayuda, pero no es determinante. Lo fundamental ha sido la determinación política para hacer cambios en la estructura económica, en la dimensión social y en la recuperación de un Estado que garantice el sentido público de la gestión y del servicio para las grandes mayorías. Desde la instalación del gobierno de Rafael Correa, un día como hoy, hubo resistencia de los grupos de poder y una inédita oposición mediática sin parangón alguno. Se ha hecho mucho, y es cierto que no ha sido suficiente para trastocar una estructura de poder y de dominación. Pero todo lo hecho permite a amplios sectores la inclusión económica, social, política y cultural. Si eso no se quiere ver es solo porque los grandes grupos políticos no quieren perder sus privilegios. La clase media creció y con ella también un nuevo modo de consumir y de afrontar las exigencias de nuestra realidad. La historia explicará mejor hasta dónde estos nueve años significan un salto potente, el pago de una deuda histórica con un pueblo digno y un giro a favor de la inclusión, la dignidad y el Buen Vivir. (O)