La lista resulta larga. Desde ecologistas, sindicalistas, empresarios, feministas, ‘opusdei’, indigenistas, etc. Todos ahora hablan desde la moralidad. Esa de la que se precian en las redes sociales para acribillar a una persona por supuestos errores sentimentales o cuando tienen que hacer gala de su religiosidad. Pero todos ellos se olvidan de sus principios e ideologías, lo cual ya es un acto antiético por naturaleza. Todo con tal de que su candidato, Guillermo Lasso, llegue a la Presidencia de la República, como ya ha dicho, a indultar a supuestos presos políticos (¿cuántos son y en dónde están?), a “garantizar la consulta previa” para los proyectos mineros y, además, para eliminar la Senescyt y la Ley de Comunicación. Pero ni las supuestas feministas ni los ambientalistas han dicho nada del silencio del mismo candidato sobre los temas de género ni del libre comercio y mucho menos de todo el tinglado de políticas neoliberales que puede acabar con los avances sociales para jóvenes, niños y las personas de la tercera edad. Ni qué decir de la seguridad social, salud y educación que Lasso va a privatizar con su propuesta de “zonas francas”. Izquierdas y derechas solo tienen un propósito real: tomarse el poder político para recuperar sus privilegios corporativos a través de la UNE, las cámaras de la producción y de bancos, ONG y un sinnúmero de medios comerciales que sin la Ley de Comunicación repetirán las atrocidades de antes y serán beneficiarios de contratos estatales. (O)