La diversidad sexual es un tabú en la literatura nacional
La diversidad sexual es una temática que ha permanecido prácticamente invisibilizada en la literatura ecuatoriana. El conversatorio “Narrativas y poéticas desde la diversidad”, celebrado el martes pasado en la Universidad Andina hizo un análisis de los textos de autores nacionales producidos en los últimos 90 años, que retratan la homo y transexualidad.
El relato Un hombre muerto a puntapiés, del lojano Pablo Palacio, publicado en 1927, es quizá el primer texto en el que está presente la temática homosexualidad. Palacio narra el asesinato de un hombre homosexual, cometido por el padre de un chico al que intentó seducir. La crónica sobre el asesinato que da inicio a la historia, tacha a la víctima de “vicioso”.
Pedro Artieda, escritor y periodista, consideró que la violencia es un eje transversal que recorre la narrativa local en la que se retrata a personajes GLBTI. “Puede ser que los autores de los textos quieran dejar en evidencia la homofobia latente en la sociedad, pero los narradores omniscientes de los textos la replican”, aseguró.
Durante su ponencia, Artieda hizo un recorrido de varios textos que tratan la temática homosexual y transgénero en Ecuador. Desde Palacio, hasta Es viernes para siempre, Marilyn de Huilo Ruales, que narra el asesinato de una transexual, y narrativas más contemporáneas sobre la transexualidad, como La princesa de navidad, de Jenny Navarro y La niña tolita de Juan Carlos Cucalón.
La crítica literaria Susana Salvador, se enfocó en la presencia del lesbianismo en la literatura ecuatoriana. “Las narrativas se han enfocado particularmente en el erotismo hombre-hombre. El lesbianismo, en cambio, ha sido tratado como un tavú dentro de otro tabú”, explicó Salvador.
La ponente analizó el cuento Al subir el aguaje, escrito por Joaquín Gallegos Lara en 1930. El autor retrata a un hombre, Cuchucho, que busca seducir a una mujer, Manflor, quien se muestra deinteresada. Él la reta a un duelo de machetes en el que espera vencerla para poder acostarse con ella. Salvador hizo un análisis semántico de los nombres de los personajes: Cuchucho es un animal amazónico, cuya carne se cree afrodisíaca mientras que Manflor es un modismo argentino para referirse a un invertido sexual.
Fausto Rivera Yánez, editor de la revista cultural Cartón Piedra, reflexionó sobre el rol que debe tener el periodismo ante las manifestaciones y prácticas artísticas del colectivo GLBTI. “Si estos temas estuvieron soterrados de la agenda nacional por ideologías, discriminación o porque era poco importante, es nuestra responsabilidad darles ese lugar histórico que merecen”, aseguró.
El último exponente, Raúl Serrano, editó la antología sobre narrativas con temáticas GLBTI titulado Cuerpo adentro, historias desde el clóset, que recoge relatos contemporáneos de autores ecuatorianos.