El vozarrón de 'Don Naza' trascendió las fronteras nacionales
El vozarrón de Segundo Nazareno Mina era un llamado al baile que ni las piedras ignoraban. Su canto estremecía y se apagó la tarde del martes 28 de marzo a causa de un paro respiratorio. El músico -‘Don Naza’- tenía 97 años y vivía desde el año pasado en un asilo de Esmeraldas, ciudad en la que nació y que representó al son de la marimba.
El marimbero Lindberg Valencia, uno de los discípulos del artista nacido en Santa Rita, no recuerda con exactitud cuándo empezó a cantar pero debió haber sido en su juventud temprana: aquellos cantones de San Lorenzo, en Esmeraldas, tienen una fuerte tradición arrullera.
“‘Don Naza’ asumía la marimba como una herencia. Era cantor a tiempo completo hasta que sus fuerzas se agotaron para el canto”, dice Valencia sobre el músico nonagenario. “Aunque ya tenía 97 años, cuando sus amigos lo visitaban, los acompañaba cantando”.
Valencia -heredero insigne de los bolillos- define a ‘Don Naza’ como parte de un selecto grupo de cultores que entregaron su trabajo con fuerza, aún en sus últimos años de vida, para preservar la marimba como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
“Debemos recordarlos con gratitud porque gracias a todos ellos se conoce nuestra cultura. A pesar del olvido y la desatención en la que generalmente viven (patrimonios vivos) son los que más trabajan por su pueblo. La provincia de Esmeraldas es una potencia turística y ellos dan a conocer su tierra más que cualquier otro profesional”, sostiene Lindberg Valencia.
El velatorio de ‘Don Naza’ incluyó arrullos y bombos -instrumento que él entonaba- y sus restos están en el Cementerio de Esmeraldas. La mañana de ayer, el marimbero Alberto Castillo recibió la noticia del deceso, el cual le trajo recuerdos.
Nacido en plena ciudad de Esmeraldas, Castillo destaca la participación exitosa de Nazareno en certámenes colombianos y lamenta que “las autoridades ecuatorianas no pongan en valor esta tradición de la música ancestral, falta apoyo”.
En 2001, ‘Don Naza’ fue reconocido como mejor intérprete vocal de música tradicional del Pacífico colombo-ecuatoriano, en el festival caleño de música Petronio Álvarez. Ese concurso congregó a los mayores exponentes de la música tradicional costera de la zona y participaron unos 80 grupos.
El Conservatorio Municipal es el reducto en que Castillo enseña a entonar la marimba que, a decir del multiinstrumentista Tito Ponguillo -quien da cátedra en Quito-, requiere mayor atención por parte de los jóvenes de la provincia verde.
Castillo, cultor de la marimba cromática, comparte los espacios de los bailarines esmeraldeños en formación para que la tradición sonora del Pacífico Sur perdure.
En el barrio esmeraldeño Mina de Piedra se encontraron los amigos y admiradores del artista que vivía allí cuando grabó el disco titulado Yo soy el hombre, en 2003.
A fines de 2015, y mientras integraba el grupo Bambuco -bajo la dirección de Larry Preciado y junto a Hugo Quiñónez, Iván Montaño y Alfredo Preciado-, ‘Don Naza’ recibió un homenaje, de la Prefectura de Esmeraldas, por su aporte a la cultura en el teatro Tácito Ortiz.
El músico Hugo Quiñónez, nacido en el barrio esmeraldeño San José Obrero, fue uno de sus amigos más cercanos y recuerda que ‘Don Naza’ lamentaba la pérdida de la vista y movilidad debido a su edad avanzada. “Al trabajo de salvaguardia de la marimba, que fue declarada patrimonial -dice-, le falta apoyo del Estado ecuatoriano”. (I)