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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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"El futuro es la laicidad, pero hasta entonces, solo habrá destrucción"

“Un poeta siempre tiene que ser antirrégimen”, dijo Adonis, quien hizo su carrera en Líbano y Francia.
“Un poeta siempre tiene que ser antirrégimen”, dijo Adonis, quien hizo su carrera en Líbano y Francia.
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Al fanatismo religioso que “destruye el corazón del mundo árabe”, el poeta sirio Adonis lo combate con la voz del artista y del descreído, criticando por igual el papel de los occidentales, los rusos y los regímenes árabes en la crisis de Siria.

“La poesía no puede degollar a un niño, ni matar a un hombre ni destruir un museo”, asegura Ali Ahmad Saïd Esber, de 86 años, cuyo nombre de autor es Adonis.

Ensayista, escritor, pintor, periodista y universitario, Adonis se define, antes que nada, como poeta y un hombre místico para quien Dios es solo imaginación. Luego de cinco años de guerra en Siria -que ha dejado más de 300 mil muertos-, critica de forma mordaz a Estados Unidos, Rusia y los países europeos motivados, según él, por “la llama del petróleo y el humo del gas”.

“Los estadounidenses no buscan soluciones, buscan problemas”, afirmó en una entrevista a AFP con ocasión del Salón del Libro de Gotemburgo (suroeste de Suecia), que cerró sus puertas el domingo.

“No hay visión coherente en los estadounidenses. En los rusos tampoco, ellos piensan en sus propios intereses. El mundo árabe es un espacio estratégico, un lugar de riqueza, los árabes son solo medios. No hay ninguna inquietud de derechos humanos, de libertad, de independencia, de dignidad humana”, remarcó Adonis.

En cuanto a los europeos, “se inclinan y siguen a Estados Unidos”. También señaló las carencias de Francia, territorio de la revolución de 1789. “Un país que creó y heredó esta revolución no puede inclinarse frente a los estadounidenses. Francia debe tener una visión independiente. Se necesita un De Gaulle”, dijo el poeta, instalado en París desde 1985.               

”La poesía, una palabra anti-Dios”

Adonis afirmó no conocer realmente la situación en su país natal y no confía en la prensa internacional para informarse. Apenas adelanta que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) lanza hoy “su último grito” antes de desaparecer.

Considerado como uno de los poetas árabes de mayor renombre, regularmente citado para el Premio Nobel de Literatura, Adonis criticó con ahínco a los “dictadores teocráticos”; él propone la separación del Estado, de la religión y el rechazo del islam en el ámbito de lo íntimo.

“Son los regímenes y las instituciones que hay que cambiar para lograrlo, pero el poeta puede influenciarlos. La poesía árabe es una palabra anti-Dios. En toda nuestra historia no hay un solo poeta que se pueda decir que era también creyente, como por ejemplo (Paul) Claudel en Francia”.

“El futuro es la laicidad, pero hasta entonces, solo habrá destrucción”, profetizó. Asimismo, estimó que los acontecimientos le dieron razón sobre la ‘Primavera árabe’.

En un ensayo titulado Primaveras árabes. Religión y revolución, el poeta sirio denunciaba en 2014 la deriva de las revueltas populares en Libia y en Siria. “Dije que no se podía hacer una revolución laica con gente que sale de la mezquita manifestando. La revolución es una cosa, la mezquita es otra”, justificó, a pesar de las críticas de algunos que le reprocharon su supuesta “complacencia” con el régimen sirio.

“Un poeta siempre tiene que ser antirrégimen”, se defendió.

Adonis lamentó que “muchos intelectuales árabes estén del lado de Arabia Saudita, del lado del islam, bajo el pretexto de que la mayoría de la población es musulmana”.

“Hay voces (disidentes), pero están marginalizadas y rechazadas”, como el escritor y periodista argelino Kamel Daoud, “una voz muy importante”, amenazado por haber denunciado “la relación enfermiza con la mujer” que existe en el mundo árabe-musulmán.

Frente a la razón, vencida por el oscurantismo y la devastación, queda la poesía, prometió Adonis. “Mientras que la muerte esté allí –y la muerte está allí– habrá poesía. Podemos imaginar un silencio absoluto, un silencio en que la filosofía no tendrá más que decir, un silencio científico, un silencio de ciencias humanas, pero jamás un silencio de la poesía”. (I)

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