En los 100 días de gobierno, en medio de discrepancias y dureza de términos, con débiles formas organizativas, un manejo político inadecuado y paralelamente el deseo gigantesco de las bases y sectores populares que apoyan el proyecto político, de sortear las dificultades y defender las conquistas de la década ganada y avanzar, consolidando, ajustando y desarrollando la Revolución Ciudadana (RC), con el gobierno de AP, que preside Lenín Moreno. Cada día hay mayor conciencia de que los enemigos del cambio son los que aprovechan y alientan la división en las filas revolucionarias; siempre ha sido así, en todas partes, y han contado con apoyo internacional.
Se ha evidenciado un clamor por la unidad y una exigencia por restaurar y democratizar el movimiento AP, así como ajustar las políticas de alianzas y lograr acuerdos en beneficio de la producción y con base en el interés nacional.
Del conflicto político surge una comprensión objetiva del nuevo momento y liderazgo; de las nuevas formas organizativas y tácticas, estilos de comunicación y mecanismos de diálogo. Queda clara la necesidad de respetarlos y adecuarse a ellos, de militar responsable e intensamente y de una acción organizada para insistir en algo que nadie ha negado y todos han reiterado, dirigentes y bases; esto es que la Revolución Ciudadana debe continuar, que hay que defender derechos y conquistas logrados; transparentar la gestión oficial, impulsar la participación ciudadana para una correcta supervisión de la acción de los gobiernos de AP, base de control efectivo y de la lucha contra la corrupción, que todos debemos apoyar.
La gente está a la expectativa del plan económico, tras los diálogos liderados por el Consejo Consultivo Productivo y Tributario, ya que algunos creen que están dadas las condiciones y presionan para que se impongan viejas propuestas en beneficio de ciertos sectores empresariales y círculos económicos hegemónicos, que quieren volver a las políticas del pasado; por tanto, desmantelar impuestos y subsidios, lograr más ventajas financieras, revisar leyes, como la de la plusvalía; imponer prácticas laborales antiobreras y otras que constituirían un verdadero ‘paquetazo’ en su favor, todo lo cual es ajeno a la declaración del Presidente, que ha comprometido su palabra de que no habrá medidas que afecten a los sectores pobres; que tras los diálogos él tomará las decisiones; que no hay vuelta al pasado y que continúa el proyecto de RC, el mismo que, conforme lo que ha expresado, es toda una ‘leyenda’, así como el supremo objetivo del socialismo a la ecuatoriana. La derecha recalcitrante, sus grandes medios y sectores de la banca, incluidos los del atraco, feriados y salvataje, creen que se han dado las condiciones para alentar consultas al pueblo, lo que jamás practicaron en sus gobiernos, los de la partidocracia, a no ser para intentar feriar sus derechos y conquistas.
Si el pueblo es consultado una vez más por la RC, participará organizada y firmemente para avanzar, jamás en contra de sus intereses, y menos para intentar burlar la democracia, justicia, libertades, derechos humanos, desalentar los planes y rutas trazadas desde hace 12 años con lo que se impulsó el desarrollo económico y el progreso social. La situación es difícil y la solución exige que los líderes flexibilicen posiciones, en consecuencia con la demanda de las bases, los principios de la RC y los grandes objetivos nacionales, defendiendo lo ganado, apoyando el programa del pueblo, con el que ganó las elecciones.
Todos debemos actuar en consecuencia con la RC tras los primeros 100 días que han sido duros, pero que a su vez se han convertido en una importante alerta para corregir y avanzar junto al pueblo y por la patria. (O)