¿Las derechas asumen ahora la plataforma de la Conaie, el FUT y la UNE?
19 de marzo de 2015Sobre la ideología hay demasiada bibliografía para entender que no es un producto desechable, tal como ahora proponen ciertos actores políticos criollos. En cualquier movimiento político, las ideas y tesis filosóficas son el corazón de su existencia. De eso no cabe ninguna duda, si no pregunten al Vaticano.
Y si eso no tiene discusión, bien valdría la pena preguntar a todos los actores políticos (periodistas que se declaran sin partido, empresarios sin bandera y sindicalistas ‘light’) cómo se ajustan los programas de CREO, PSC, SUMA y Concertación a las plataformas de lucha de la Conaie, el FUT y la UNE.
Hay dos opciones, quizá especulativas, pero posibles a la luz de la realidad. Una: la derecha se ha ‘izquierdizado’ porque entiende que, sin esas plataformas programáticas, esos ‘aliados’ o ese discurso, su propia narrativa política no tiene eco, futuro o expectativas en una ciudadanía más politizada en la defensa de derechos, garantías y reivindicaciones sociales. Dos: hay suficiente diálogo, dinero, empatía y/o construcción colectiva con las dirigencias de esas organizaciones que, (en medio de cocteles, fiestas de matrimonios, como el de Lourdes Tibán; reuniones organizadas por las agencias de ayuda extranjera o aquellas de ciertas cámaras de la producción) de tanto verse y compartir, no hay modo de no llegar a acuerdos políticos.
De todos modos, hay otra duda: ¿por qué en los gobiernos, alcaldías, prefecturas o congresos de los que ahora apoyan las marchas no hubo ni hay respaldo enfático a lo que hoy proponen esas organizaciones que se asumieron como izquierdistas o por lo menos respaldaron sus tesis en la bibliografía marxista leninista? Y por esa vía, ¿cómo ahora un Guillermo Lasso o un Jaime Nebot pueden impulsar una reforma agraria profunda para que tenga sentido la oposición a la Ley de Tierras?
Por lo visto, el ‘asesoramiento’ gratuito que reciben desde ciertos blogs ha inoculado la idea de que la unidad -por encima de las ideologías y las disputas partidistas- es la única razón de ser de la acción política de toda la oposición, sin enfatizar matices y mucho menos personalismos, así como lo recomienda Gonzalo Rosero todos los días en su emisora, tras leer los editoriales de los diarios privados y tras copiar los conceptos de las plataformas de pensamiento que están detrás de todo esto.
Y si están de acuerdo con ello, ¿cómo se entiende que la Conaie y el FUT se opongan al acuerdo comercial con Europa y que Lasso, Nebot y Rodas lo aplaudan?
Si lo único que los une en realidad (porque no veo otra cosa sensata) es el rechazo a la enmienda constitucional de la reelección, entonces cabría también preguntar si todo lo que ocurra hoy y en los meses venideros solo será un ensayo o experimento bien programado para ajustar las tuercas de una posible alianza de derechas e izquierdas (mejor sería decir de banqueros, empresarios, indigenistas y sindicalistas liberales) para derrotar al proyecto de Alianza PAIS y sus aliados.
Pero también habría que preguntar si la marcha de hoy concluye en sendos discursos, ¿para qué sirve toda la movilización ‘popular’? ¿Será para repetir la larga y triste historia de los ochenta y noventa, cuando el movimiento sindical e indígena salía a las calles y en las elecciones ganaba la derecha? ¿O será también para medir hasta dónde efectivamente el gobierno de Correa resignifica sus narrativas para los obreros e indígenas?