Diane Rodríguez no ha tenido la vida fácil. Nunca es fácil para quienes se rebelan ante lo socialmente establecido. La historia de las mujeres en el principio de la historia, y luego la de los indígenas, de los afro, y ahora de las personas GLBTI han sido historias de lucha, una lucha que no termina.
Diane Rodríguez lo sabe. Es la primera candidata trans en la historia del Ecuador, la ruptura más radical de la Ruptura 25, y otro paso valiente que ella ha dado en su vida. Fue a votar con sus compañeros de partido y con su novio, hizo la fila de hombres, una discriminación más, dijo, pero sufragó con la misma altivez con la que ha llevado esta campaña.
La joven candidata es una verdadera revolucionaria. Tiene 30 años y ha desafiado al oscurantismo de la sociedad ecuatoriana desde la política electoral. Para Diane, la marginalidad no puede ser un espacio de defensa de los derechos, su lucha es pública y es política, frontal, abierta, por eso dice que seguirá haciendo política, indistintamente de los resultados.
La participación de Diane Rodríguez es muy positiva para la democracia ecuatoriana, porque tiene una fuerte dosis de transformación, llega a la raíz de una sociedad históricamente machista, racista y homofóbica, y la sacude. Esta candidatura nos pone a prueba como ciudadanos, como electores, toca nuestras fibras más sensibles y nos enfrenta de cara a una verdad muy íntima: ¿soy o no una persona convencida de los derechos?
Una democracia que se sostiene en derechos solo puede ser más respetuosa y más garantista. Las personas que pueden votar por ella expresan esa conciencia profunda del respeto por el otro, por la otra. Quienes la reconocen, la felicitan, la aplauden hablan bien de otro tiempo que el Ecuador atraviesa, de otra gente que está dispuesta a vivir en derechos.
En dos años más, Diane Rodríguez será sicóloga profesional con título bajo el brazo. Ha sobrevivido con tenacidad a su segunda carrera, el primer intento fue una ingeniería comercial que dejó por la estupidez de la discriminación.
También seguirá en la política pública, haciendo uso de los conocimientos de su curso de gobernabilidad en gerencia política que sacó en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, pero sobre todo, haciendo uso de la experiencia que le va dando esta vida. Este es el tiempo más feliz de Diane Rodríguez, el tiempo más honesto de su vida. Pero también es un tiempo en el que la sociedad ecuatoriana ha aprendido mucho con su participación política.