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El Telégrafo
Maximiliano Pedranzini. Ensayista argentino

El camino del Cóndor

25 de marzo de 2016 - 00:00

El historiador británico Eric Hobsbawm escribía a finales de la década del 90: “Dejemos el pasado para ocuparnos del presente y considerar los problemas de escribir la historia de la sociedad”. (Eric Hobsbawm, Sobre la Historia, Crítica, Barcelona, 1998, p. 88). Una frase que para nada desestimaba el valor y la necesidad de conocer el pasado como sustancia que constituye la historia, sino que había que hacerlo desde el presente, tiempo en el que habitamos, y plantear desde el aquí y ahora los problemas de la sociedad que son históricos, indudablemente.

Esta historia es la de la última dictadura cívico-militar que inició su despliegue genocida el 24 de marzo de 1976 y la sociedad es la argentina que sufrió, al igual que el resto de América Latina, el terrorismo de Estado con políticas sistemáticas de exterminio y desaparición de personas. Las dictaduras del Cono Sur representaron eso: el rostro pérfido de la muerte.

La elucubración del mal estuvo enmarcada en un plan de carácter continental llamado ‘Operación Cóndor’, puesto en marcha en seis países de la región durante las décadas del 70 y 80. Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay coordinaron tareas conjuntas de inteligencia y seguridad, no solo contra opositores políticos y sociales, sino contra la población en general, percibida como sospechosa por los bandos militares. La matriz operacional de este plan la llevó adelante EE.UU. desde el Departamento de Estado y la Agencia Central de Información (CIA), con previa formación y entrenamiento militar de la Escuela de las Américas en Panamá. Así se instauró el plan más nefasto que conoció nuestra región y cuyo armador fue el entonces secretario de Estado Henry Kissinger.

Pero volvamos a Hobsbawm. Poner a un costado de la mesa este pasado para ocuparnos del presente significa que hay cuestiones irresueltas que retornan renovadas en este tiempo, y es precisamente donde se está reescribiendo la historia que traza nuevamente el camino del Cóndor.

Hace unos días, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, aseveró que se está configurando un “nuevo Plan Cóndor” y la crisis política que atraviesa Brasil es consecuencia de ello. Ergo, el Plan Cóndor del siglo XXI, que viene sobrevolando desde el primer gobierno de Hugo Chávez, vuelve a tener participación civil, esta vez legitimada por la democracia. El traje civil no los exceptúa de operar desde el Estado, los poderes de la república y los medios privados este nuevo Plan Cóndor. La crisis de los gobiernos populares y el triunfo de la derecha en las últimas elecciones le han abierto las puertas a EE.UU. para que recupere el terreno perdido y restaure a fuerza de injerencia y desestabilizaciones lo que alguna vez fue su ‘patio trasero’. Y la presencia de Obama en Argentina el 24 de marzo -fecha en que se conmemoraron los 40 años del golpe de Estado- es un símbolo de eso.

Este camino subrepticio que ha recorrido el Cóndor nos conduce nuevamente a los umbrales del imperio norteamericano. Y es aquí donde debemos tomar conciencia de nuestro pasado y hacer propias las palabras de Correa y el mensaje antiimperialista que nos legó Chávez. Eso es hacer memoria y se hace ineluctablemente desde el presente. (O)

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