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El Telégrafo
Aminta Buenaño

Del derrumbe del Muro de Berlín al Foro de Sao Paulo

21 de julio de 2017

Cuando Fidel y Lula, dos líderes históricos de la izquierda latinoamericana, de esos que hacen temblar al mundo, se unieron para formar el Foro de Sao Paulo, como respuesta ante el desbalance mundial que significó la caída del Muro de Berlín con sus 70 años de revolución a cuesta y la embestida feroz del neoliberalismo que acosaba con sus garras privatizadoras a los países pobres de América Latina y el Caribe, nunca imaginaron que, en menos de 20 años, algunos de esos aislados y poco conocidos partidos y movimientos de izquierda llegarían al poder. Cuando se fundó en los años 90 el único partido del Foro en el gobierno era el cubano; pero más tarde, en una suerte de feliz época dorada, por primera vez, partidos progresistas, miembros del FSP, llegarían con sus sueños de equidad, soberanía y una redistribución más justa de la riqueza, a gobernar sus países mediante un proceso democrático de elección popular, convirtiendo al Foro en semillero de líderes y guía de propuestas alternativas.

La elección de un carismático líder, Hugo Chávez, en Venezuela marcaría la ruta; luego siguió el triunfo de Lula da Silva en Brasil en 2002; Tabaré Vázquez de Uruguay, 2004; Evo Morales de Bolivia, 2005; Rafael Correa de Ecuador, 2006; Daniel Ortega de Nicaragua, 2006; Fernando Lugo de Paraguay, 2008; José Mujica de Uruguay, 2009; Mauricio Funes de El Salvador, 2009;  Dilma Rouseff por el PT de Brasil, 2010; Ollanta Humala de Perú, 2011; Nicolás Maduro de Venezuela, 2013; Michelle Bachelet de Chile, 2014; y Salvador Sánchez Cerén de El Salvador, 2014. Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Argentina fueron apoyados por partidos del FSP.

En esa edad de oro de la izquierda latinoamericana y en el marco del Foro nacieron con espíritu integracionista la Alba, la Celac, la Unasur y se fortaleció el Mercosur, y el Foro se convirtió en un laboratorio de ideas en donde se desarrollaba y discutía la tesis del socialismo del siglo XXI que adoptaron algunos países de la región. Los países que eligieron por las urnas a  gobiernos progresistas descubrieron asombrados cómo se construía una nueva manera de hacer política protegiendo la soberanía nacional del antiguo vasallaje, rescatando los recursos naturales saqueados, y privilegiando el área social y humana, tan menoscabada por el neoliberalismo.

El Foro de Sao Paulo actualmente es el mayor espacio latinoamericano de concertación de partidos y movimientos de izquierda que reúne a 26 países de América Latina y el Caribe, que buscan debatir y aprender mutuamente de sus experiencias en el marco de la unidad y la solidaridad. Se han realizado 23 foros hasta la fecha, y en los mejores encuentros han llegado a participar más de 140 partidos y movimientos políticos, que intervienen en debates, talleres y seminarios que culminan en la elaboración de un documento final. Este espacio político tomó relevancia mundial, no solo porque algunos partidos pasaron a ser gobiernos; sino porque, incluso muchos de ellos, aún sin serlo, son las principales fuerzas políticas opositoras en sus respectivos países, como México, Honduras y Costa Rica. Actualmente los gobiernos que forman parte del FSP y están gobernando son Bolivia, Chile, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador, Nicaragua; República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

Del 15 al 21 de julio de 2017 Managua se convirtió en la capital continental de los movimientos progresistas con la realización del XXIII Encuentro del Foro de Sao Paulo que reunió a los principales líderes de la izquierda latinoamericana. En este encuentro se saludó con un caluroso y sostenido aplauso el triunfo de Nicaragua y de Ecuador en las últimas elecciones. Y se reconoció la lucha sostenida por Oscar López, de Puerto Rico, que pasó 37 años en las cárceles norteamericanas, 12 en completo aislamiento, por  luchar por la independencia de su país.

Aquellos que cantan loas a la ‘extinción’ del socialismo del siglo XXI están perdidos, porque mientras haya inequidad y pobreza, concentración de recursos en manos de unos pocos, explotación de la fuerza laboral y pauperización de las mayorías, habrá siempre movimientos progresistas que lleguen al poder para responder con acciones a las ansias de un pueblo. (O)


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