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El Telégrafo
Orlando Pérez, Director de El Telégrafo

Chumpi se sintoniza con Macri y Rodas

10 de enero de 2016

No son pocas las veces que los Mauricios (Macri y Rodas) han dicho lo que ahora expresa sin desparpajo Marcelino Chumpi: “Ha llegado la hora de dejar de lado las ideologías”. Y con ello propone la creación del ‘Frente Democrático de Salvación y Libertad’ que agrupe a las diferentes fuerzas políticas e ideológicas. Según Chumpi (indígena y en el pasado devoto de las doctrinas de izquierda): “Hay que buscar la unidad, no me importa si son de derecha o de izquierda”. Le faltó decir: “Todo para que don Guillermo Lasso sea presidente de Ecuador”.

Ni una sola palabra de los teóricos, fanáticos y defensores a muerte de la interculturalidad y la plurinacionalidad tras la interpretación filosófica de Chumpi sobre estas dos categorías o postulados políticos nacidos y defendidos desde el movimiento indígena y los mestizos afines a ellos. ¿Qué dirá Alberto Acosta y su pléyade de seguidores en las redes sociales sobre esta interpretación? Para Chumpi (como para los Mauricios), la pluralidad es juntar, sin ningún recelo, a los derechistas y a los izquierdistas, para construir un programa de gobierno y desde ahí arreglar el mundo.

Y conste que la interpretación la hace una autoridad pública (prefecto de la provincia de Morona Santiago), desde su poder político y económico, no desde las bases ni desde la resistencia y mucho menos desde la pobreza, la discriminación, la exclusión o la marginación social. Ya son muchos años que ejerce el poder político y cuenta con una base económica de apoyo, relaciones políticas y corporativas, así como una red clientelar para sostenerse en el cargo por largo tiempo.

Solo eso explica su postura ‘ideológica’ y su actuación política. Hay fotos de sus charlas amenas con Lasso, pero no de los encuentros privados con otros dirigentes de la derecha nacional e internacional, que según dicen van desde los socialcristianos, pasando por los gutierristas, noboístas y unos agenciosos delegados internacionales de ciertas ONG y grupos políticos (los mismos que financian a Mil Hojas, Fundamedios, Plan V y el ejército de trolls que actúan en las redes sociales).

Parecería que Chumpi habla por cuenta propia, quizá para forjar un frente de derechas e izquierdas como en su momento lo hizo Auki Tituaña. Pero también parecería que se expresa desde el ala derecha del movimiento indígena. Sea lo que sea, su paseo por los medios exponiendo su nueva filosofía política solo advierte la posible división de Pachakutik (de por sí ya debilitado tras la azarosa y poco lúcida dirigencia de Fany Campos) y el sinceramiento de un modo de pensar y de ver la realidad cuando ya no se está tras la conquista de los derechos y reivindicaciones históricas del indigenado, sino en la defensa del poder (político y económico) alcanzado en estos largos años al frente de una Prefectura.

¿Qué lo diferencia a él de Lourdes Tibán o de Salvador Quishpe? ¿Tienen algo que conversar para imaginar cambiar el mundo Chumpi con Humberto Cholango? Con este último, nada, absolutamente nada. Cholango es firme en sus convicciones, vida diaria y pensamiento filosófico de izquierda. Con los dos anteriores quizá la diferencia es cuánto acumula poder y cuánta capacidad de negociación tiene con la derecha de los Mauricios.

Y nadie duda de que tiene todo el derecho de hacer lo que hace, de pensar ahora la plurinacionalidad como un valor liberal occidental o de mirar la realidad desde la lógica del mercado. Al contrario, sincerarse en sus íntimas convicciones es válido para entender con quién se habla, a quién se entrevista y con qué autoridad se relaciona la sociedad.

Lo grave de este asunto es que ocurre bajo las mismas aspiraciones ‘patronales’ para desmontar el proceso político, institucional y social que se ha desarrollado en estos nueve años y que ha permitido unos avances considerables en la atención a los indígenas y para sacar de la exclusión social a amplios sectores pobres, víctimas del modelo que no entendió ni aceptó jamás la interculturalidad y la plurinacionalidad como asuntos matrices de la transformación de nuestro país y que ha dado paso a nuevas búsquedas y realizaciones en una sociedad cada vez más mestiza. (O)

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