Martina Navratilova, posiblemente la mejor tenista de todos los tiempos, nació en Praga -capital de la vieja Checoslovaquia- el 18 de octubre de 1956. Su verdadero padre era Miroslav Subert, pero en 1962 su madre se casó con Miroslav Navratil, quien adoptó a Martina y le dio su apellido.
Su progenitor natural sufría de depresión y se suicidó tras el divorcio. Su padre adoptivo era instructor de tenis y pronto empezó a darle lecciones a Martina, que se perfilaba como una atleta muy dotada destacando también en fútbol y hockey sobre hielo, donde competía con varones.
A los 9 años comenzó a tomar clases con el campeón checo George Parma. Martina había nacido para el tenis y rápidamente empezó a ganar torneos más importantes a nivel juvenil. A los 15, fue campeona nacional en la categoría absoluta.
Un año más tarde ingresa al profesionalismo y su vida cambia radicalmente. Los viajes fuera del país son cada vez más frecuentes, así como los triunfos internacionales. Gana su primer torneo profesional en Orlando Florida en 1974, antes de cumplir 18 años. Esta misma temporada gana con el colombiano Iván Molina en dobles mixtos el Roland Garros, su primer título de Grand Slam.
En 1975, durante un torneo en Amelia Island (Florida), recibe un telegrama del presidente de la Federación Checa de Tenis ordenándole regresar. Martina todavía estaba avanzando en el torneo y decide no hacer caso a la orden de la dirigencia. Toma la decisión de pedir asilo político en Estados Unidos y se lo conceden. Pronto le dieron la nacionalidad estadounidense.
En sus declaraciones ella manifiesta que no se trata de una decisión política, sino exclusivamente tenística. Sola en un país nuevo, comienza a extrañar a su familia y especialmente a su madre y hermana, a las que sabía que no iba a poder ver en muchos años. Esta situación le genera gran ansiedad y la lleva a comer en exceso.
Martina sube de peso y sus resultados ya no son los mismos. Con 10 kilos de más, decide hacer un cambio radical en su dieta y entrenamiento. Contrata los servicios del Dr. Robert Haas; en la parte técnica cita a Reneé Richards, quien es la primera tenista transexual; y en la preparación física y sicológica se une la ex basquetbolista profesional Nancy Lieberman.
El físico de Martina cambió, y se convirtió en una atleta que intimidaba a sus rivales con su musculatura, potencia física, velocidad y agilidad.
Cuando el equipo se disolvió por problemas entre sus integrantes, Martina contrató al estadounidense Mike Estep, un ex tenista profesional que tuvo una influencia positiva en ella y desarrolló aún más el juego de ataque, servicio y volea. Los mejores años de su carrera los vivió con Estep como su entrenador.
El servicio de Martina, que además era zurda, creaba inmensos problemas a sus oponentes y ninguna mujer cubría la red como ella. Con su “forehand” o su revés cortado buscaba la primera oportunidad para acercarse a la red a definir.
La checa también causó un gran revuelo cuando reveló su homosexualidad. Tuvo una larga relación con Judy Nelson, casada y con hijos; relación que duró desde 1983 hasta 1991 y culminó con Judy enjuiciando a Navratilova por un porcentaje de sus ganancias durante ese período.
El palmarés de Navratilova es impresionante. Ganó un total de 59 títulos de Grand Slam en singles, dobles y dobles mixtos. Alcanzó 26 finales. De sus 18 Grand Slam, 9 los ganó en Wimbledon, su torneo favorito fue el césped del All England Lawn Tennis Club.
Era la superficie ideal para su juego agresivo, sus constantes subidas a la red y servicio con “slice”. Perdió dos finales de los Grandes: en 1975 en el Australian contra Evonne Goolagong-Cawley; y en Roland Garros el mismo año contra la que sería su gran rival: la norteamericana Chris Evert. De sus 18 campeonatos, 10 los ganó en finales contra Evert.
Martina ganó también 4 abiertos de los Estados Unidos, 3 abiertos australianos y 2 abiertos de Francia en singles. Además, llegó a otras 14 finales: 3 en Australia, 4 en Roland Garros -perdió 3 con Evert-, 3 en Wimbledon y 4 en el US Open.
Parece increíble, pero Martina jugó 32 finales de singles de Grand Slam, la última en Wimbledon justamente, 3 meses antes de cumplir 38 años.
Pero si la carrera de la checo-americana en singles es impresionante, en dobles lo es aún más. Ganó 31 trofeos de Grand Slam, y perdió otras 6 finales. Su primer título de dobles fue en Roland Garros, al lado de su gran rival Chris Evert en 1975.
Ambas ganaron Wimbledon en 1976. La mayor parte de sus títulos la consiguió formando pareja con la estadounidense Pam Shriver, jugadora de servicio y volea con gran estatura; juntas ganaron 20 Grand Slam. Martina terminaría su carrera con 9 títulos de dobles femeninos en Wimbledon: 8 en Australia, 7 en París y 7 en el abierto de Estados Unidos. Alcanzó otras 6 finales de dobles femeninos, la última en el US Open 2003 con casi 47 años de edad .
En dobles mixtos sumó otras 10 coronas, la última en el Abierto de EE.UU. 2006 junto a Bob Bryan, apenas un mes antes de cumplir sus 50 años. Jugó otras 6 finales adicionales de dobles mixtos.
Lo admirable de Navratilova era que en más de una ocasión participó simultáneamente en las tres pruebas, llegando a instancias finales en todas. Un verdadero testimonio de su grandes condiciones físicas y mentales. Como parte vital del equipo de Estados Unidos, ganó la Copa Federación en 1981, 1982, 1986, 1989 y 1990.
En 1983, Martina ganó 86 partidos de singles y perdió solamente 1. Terminó su carrera con 1.440 victorias y apenas 213 derrotas, cifras que parecen inalcanzables.
En 2008, la tenista recuperó la nacionalidad checa, también mantiene la americana. Visita constantemente su país natal; ya muy atrás quedó el hostil recibimiento que tuvo en 1986 cuando llegó a Praga como integrante del equipo de Copa Federación de los Estados Unidos y derrotó a Checoslovaquia.
Actualmente es recibida con todos los honores, como se merece una campeona de su envergadura en el tenis. Martina se mantiene muy activa en organizaciones sociales de ayuda y protección a los niños, animales y a favor de los derechos de los homosexuales.
Ha escrito algunas novelas, como su autobiografía titulada: “The life and times of Martina Navratilova”. Todavía se mantiene activa jugando tenis y participa en algunas ocasiones en campeonatos de triatlón.
Su último gran triunfo fue derrotar un cáncer en el seno izquierdo que le fue detectado en 2010. Hoy Martina está totalmente sana y mantiene una extraordinaria condición física.