Mugre sur: Revolución con lengua bastarda

Resulta que en el a&ntilde;o 2000 no se acab&oacute; el mundo. Muchos esperaban la gran conclusi&oacute;n, el voltear de la p&aacute;gina, un borr&oacute;n y cuenta nueva gigante. Nunca lleg&oacute; ese fin tan esperado, sin embargo el inicio de milenio fue el punto del nacimiento de Mugre Sur. &iquest;Qui&eacute;nes son? &iquest;Qu&eacute; hacen? O mejor dicho &iquest;qu&eacute; es Mugre Sur? La pregunta es extremadamente dif&iacute;cil de contestar, porque es dif&iacute;cil encerrar a Mugre Sur en un concepto est&aacute;tico y definido. No obstante podr&iacute;amos enlistar algunas de las actividades que realizan: hacen m&uacute;sica, hacen rimas, hacen bailar a la gente, hacen pensar a la gente, hacen reapropiaciones sonoras, hacen obras audiovisuales, hacen intervenciones callejeras, liberan a esclavos de la Matrix, en fin. Son un colectivo formado por tres personajes rebautizados: Disfraz, Chilly Willy y 5D2 de Furia. Se consideran 100% longos del sur de Quito y podr&iacute;amos decir a grandes rasgos que son un colectivo de arte interdisciplinario cuyos integrantes se disfrazan de banda de hip-hop para evitar los problemas que se podr&iacute;an generar si todos descubrieran su verdadera identidad. Es una banda que desde sus or&iacute;genes ha mutado hasta convertirse en un referente obligado del arte en nuestra tierra equinoccial. Mugre Sur se nutre de una infinidad de expresiones, como el teatro, el performance y la literatura. En medio de sus canciones puedes escuchar a Jorge Enrique Adoum resucitar y recitar: &laquo;Nadie sabe d&oacute;nde queda mi pa&iacute;s&raquo;. Para Mugre Sur no hay fronteras en la creaci&oacute;n y, por eso, un poeta del mundo acad&eacute;mico puede perfectamente encajar en una canci&oacute;n urbana festiva. De hecho, como ellos afirman en otra de sus canciones, Mugre Sur camina &laquo;bajando la teor&iacute;a al lenguaje callejero&raquo;. Es decir, se nutren de la experiencia, pero tambi&eacute;n de la escritura, y revitalizan la teor&iacute;a, d&aacute;ndole m&aacute;s alcance a ideas que a veces se limitan a peque&ntilde;os grupos porque suelen ser enunciadas bas&aacute;ndose en par&aacute;metros que no muchos pueden descifrar. &laquo;Nadie sabe d&oacute;nde queda mi pa&iacute;s&raquo;, repite Adoum d&aacute;ndole posta a Mugre Sur para buscarnos, no en un mapa, sino en el universo de la cultura. Por esta raz&oacute;n, ellos trabajan con las palabras que circulan en nuestro pa&iacute;s, con la lengua viva que habitamos, pero que no siempre es reconocida por los centros de poder. Mugre Sur juega, crea y libera con la palabra, pero no se limita al diccionario, porque, como afirma Disfraz: &laquo;La Pachamama se habla en lengua bastarda&raquo;. Es decir que el lenguaje de nuestra regi&oacute;n tiene particularidades que no siempre son aceptadas por las instituciones ling&uuml;&iacute;stico-normativas, pero no hay nadie que las detenga. Mugre Sur explora las posibilidades del lenguaje y las lleva al l&iacute;mite creando palabras, renovando as&iacute;, incluso, esa lengua bastarda de la cual nacen. Ahoritica, &ntilde;a&ntilde;o, chaqui&ntilde;&aacute;n, chato, wambra, chiro y todas las palabras que nos acompa&ntilde;an en el d&iacute;a a d&iacute;a son incorporadas en las letras de sus canciones, transmiti&eacute;ndonos una visi&oacute;n de la creaci&oacute;n literaria vinculada a lo coloquial. T&eacute;rminos como &laquo;raprendizaje&raquo; o &laquo;surburbio&raquo; son t&eacute;rminos nuevos, acu&ntilde;ados por Mugre Sur, que nos recuerdan las posibilidades del lenguaje de proponer nuevas realidades, ideas y perspectivas. Sus letras son composiciones verbales que tienen por un lado los pies haciendo ra&iacute;z en su tierra, pero que tambi&eacute;n abren las puertas para extender las alas, volar y liberarse. &iquest;D&oacute;nde puedes encontrar a Mugre Sur? En el sur de Am&eacute;rica, en la mitad del mundo, en el barrio 5 de Junio, en redes sociales, pero sobre todo en ese punto donde no hemos sido colonizados por completo, esa regi&oacute;n en la que la conquista no se complet&oacute;, y la anulaci&oacute;n de nuestra identidad fue imposible; donde aquellos intentos de control de la cultura se evidencian como impotentes; donde nuestras palabras no necesitan del reconocimiento del colonizador. Sus letras son un ejercicio de emancipaci&oacute;n cultural porque revolucionan un lenguaje ajeno que se nos impuso, remezcl&aacute;ndolo y a la vez reapropi&aacute;ndose de &eacute;l para hacer periodismo independiente. Porque Mugre Sur canta la plena, es decir, busca alzar la voz de aquellos silencios que a veces no queremos romper por miedo: el negocio de la migraci&oacute;n, el color rojo del dinero, los saqueos de nuestro continente, y todas aquellas verdades que viven en la sombra. Ellos son los que sacan los cueros de nuestra sociedad al sol, para que se sequen, se oreen y los reconozcamos para superarlos. Sus letras son un testimonio vivo de lo que su regi&oacute;n vive, una cr&iacute;tica de sus defectos y una propuesta de reconstrucci&oacute;n de su realidad. Este c&uacute;mulo de manifestaciones hace a Mugre Sur un elemento perfectamente relacionable a su contexto. Es decir, cualquier ecuatoriano que los escuche sabr&aacute; que ellos son de alg&uacute;n lugar del Ecuador. Tal vez se los reconozca por la jerga empleada, por el acento de sus voces y/o por sus tem&aacute;ticas, aunque sus canciones no son una tesis definida. No pueden ser encerradas por alguna interpretaci&oacute;n categ&oacute;rica. Son como cascadas de versos, como nudos de infinidad de tem&aacute;ticas que se aglutinan en el ritmo. No todo son letras en Mugre Sur, ya que su propuesta se transforma para conectarse con el p&uacute;blico a trav&eacute;s de diferentes sentidos. No solo viajan por los o&iacute;dos sino tambi&eacute;n por los ojos. Un concierto de Mugre Sur no es solo un concierto, es tambi&eacute;n una puerta abierta a la fantas&iacute;a, al pa&iacute;s de las maravillas. Una puerta gracias a la cual se incorporan conejos y perros gigantes a la puesta en escena para animar a la gente o solo para jugar p&oacute;ker impulsando as&iacute; al p&uacute;blico a reconocer que la realidad puede ser irreal en cualquier momento. Tambi&eacute;n para recordarnos que Mugre Sur es un bestiario, una enciclopedia de mutantes urbanos que confeccionan un momento de quiebre. Cabe mencionar que esta agrupaci&oacute;n es un espacio surrealista que permanece incluso m&aacute;s all&aacute; de los conciertos y que se manifiesta tambi&eacute;n mediante videos. En ellos tambi&eacute;n se puede apreciar toda esa gama de personajes que conforman Mugre Sur. Seres con un ojo en lugar de cabeza, con un televisor en lugar de cabeza, una cabeza normal con gafas postapocal&iacute;pticas, conejos cient&iacute;ficos analizando la composici&oacute;n de la pitahaya, un cuerpo despellejado para que todos vean c&oacute;mo es, pero con mil ojos en el rostro para verlo todo. No es en vano que uno de sus integrantes se llame Disfraz, pues reconocen que las personas somos construcciones simb&oacute;licas. Todos somos como disfraces que empleamos para circular por ciertas direcciones, o para vincularnos a ciertas personas. No tenemos una esencia, un conjunto de significados unidos eternamente a nosotros, sino que somos transformaci&oacute;n, variaci&oacute;n. No obstante, los disfraces de Mugre Sur est&aacute;n para denunciar esos otros disfraces de hipocres&iacute;a mediante los cuales el ego&iacute;smo y la injusticia tratan de permanecer en nuestra sociedad. &laquo;Desnudos nacemos, disfrazados nos vemos&raquo;, reza una de sus canciones, en la que se recalca la necesidad de no dejarse enga&ntilde;ar de personajes y sus disfraces de virtud y honestidad. No siempre los disfraces son inofensivos, a veces son un intento de ocultar la verdad. Mugre Sur se mete de lleno en los disfraces, para denunciar ese ocultamiento, demostr&aacute;ndonos que todos podemos jugar ese juego para bien o para mal. Su propuesta art&iacute;stica es joven, fresca, pero posee tal calidad que han contado incluso con el apoyo sonoro y perform&aacute;tico de leyendas del teatro como Carlos Michelena. La m&uacute;sica de Mugre Sur puede tener fragmentos de sanjuanitos, de surf rock, de jazz, de funk. Otra forma m&aacute;s de evidenciar que su propuesta no se intenta limitar a la influencia de un g&eacute;nero espec&iacute;fico. Hacen rap pesado, sin rebajar, de condumio caudaloso, pero sin estancarse en una jaula sonora, en tanto enriquecen su propuesta l&iacute;rica y visual con una apropiaci&oacute;n universal de la m&uacute;sica. Tomando influencias de todos lados, pero sobretodo sin olvidarse de recoger las manifestaciones musicales de nuestro territorio. Desde su primer demo, publicado en 2004, han tenido varios per&iacute;odos. Primero estuvieron en una etapa de manifestaci&oacute;n del ego, afirmando existencia, enunciando voz, diciendo desde qu&eacute; lado est&aacute;n hablando. Luego se encontraron en un proceso de investigar, conocer, enterarse, leer y entrenarse. Posteriormente entraron en la exploraci&oacute;n de la identidad, la ra&iacute;z, la originalidad, la esencia, incorporando lo visual como parte de la propuesta. Cada etapa ha aportado lo suyo y el proyecto ha alcanzado una evoluci&oacute;n rica en matices y vertientes reflexivas. El a&ntilde;o pasado lanzaron su nuevo disco llamado De u&ntilde;a y mugre, que, sumado a Ponte 11, hacen dos joyas fundamentales de la colecci&oacute;n de producciones fonogr&aacute;ficas ecuatorianas. Tienen la palabra del d&iacute;a a d&iacute;a. No son poes&iacute;a de diccionario o lengua casta. Son personajes que se disfrazan para el motivo. Levantan sobre la cotidianidad urbana un surrealismo de alto vuelo con una visi&oacute;n aguda y reflexiva de su entorno. Son un discurso que no se puede reducir a definiciones y que nacen de la m&uacute;sica, pero se involucran con la imagen y nuestras particularidades como cultura. La Pachamama se habla en lengua bastarda y no lo podemos evitar. Como tampoco podemos evitar la suciedad, los puntos cardinales y esa naturaleza de pato que tenemos y que nos hace volver siempre al sur. Como tampoco podemos evitar que Mugre Sur siga explotando sobre escenarios y pantallas, brotando como cascada el&eacute;ctrica de aud&iacute;fonos y parlantes, tatuando versos e im&aacute;genes en el cerebro de las nuevas generaciones. Oblig&aacute;ndonos a reconocernos, ver m&aacute;s all&aacute; de lo evidente, y dejar de buscar cura para la rebeld&iacute;a. Son diecis&eacute;is a&ntilde;os en los que Mugre Sur ha trabajado representando la escena hip-hop en nuestra tierra, elaborando m&uacute;sica, arte y cultura, que nos hace despertar para criticar aquellas torceduras de nuestro medio y a valorar aquellas particularidades de nuestra gente.