En Ecuador -como en toda Latinoamérica- la actividad agropecuaria es muy sensible y poco atendida por los gobiernos de turno, las políticas agrarias se han vuelto paliativos a un mal que se puede controlar y manejar de manera adecuada.
El objetivo fundamental de un Estado debe ser elevar el standard de vida del productor agropecuario, quien por medio de su propio trabajo genera fuentes de empleo, genera actividad comercial, produce alimentos para todos los habitantes, materias primas para la industria, productos para la exportación de importancia para el presupuesto nacional del Estado, realiza agroturismo y ecoturismo que atrae divisas importantes y reconocimiento mundial, es decir, activa la economía del país. (O)
Pedro Pablo Jijón Ochoa