Tuve el agrado de intercambiar ideas de política agropecuaria con una importante asambleísta de la República del Ecuador, cuyas raíces son del agro riosense (Los Ríos), por tanto, conoce muy bien la problemática del campo.
Uno de los tantos temas que abordamos es la situación de los deudores del Banco Nacional de Fomento (BNF). Cuando un productor desea acceder a un crédito, se le solicitan como aval sus tierras, además de un garante, primera traba para acceder al crédito.
Cuando logra la firma de un garante el valor acreditado a su cuenta bancaria es demorado, por lo que muchos caen en préstamos informales de altos intereses. En el agro se necesita constante inversión hasta el final del ciclo de los productos. Luego sigue una desesperante espera para vender al precio adecuado.
La intermediación, enemiga letal del agro, en el tiempo de cosecha se pone de acuerdo para pagar precios que no reflejan ni el costo de producción. Al no poder pagar al banco por los bajos precios, sumados a los bajos rendimientos, el productor cae en mora y el banco empieza juicios de coactiva. Otra etapa del productor con el banco es el intento de refinanciamiento o restructuración de la deuda, que lo desgasta en todo sentido.
Despojar a un productor de su patrimonio único, sus tierras, debe ser considerado como acto ilegal e inmoral. Quitar las tierras a un productor es quitarle la vida. (O)
Pedro Pablo Jijón Ochoa