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El Telégrafo

En Manabí, todo es fino

12 de mayo de 2017

En días pasados tuve la honrosa oportunidad de recorrer varios cantones de la provincia de Manabí, para tomar contacto con organizaciones agropecuarias.

Desde la entrada a la provincia de Manabí por el lado sur, es decir desde la provincia del Guayas, con el arco-monumento que recibe a los viajeros, se percibe un pueblo diferente, lleno de cultura, lleno de arte, lleno de historias, lleno de visión, lleno de finura.

He notado que en todo lo que se relaciona a Manabí, en todo lo que hace un manabita, en todo lo que emprende, sueña o hace, hay finura.

Desde la humilde pinchagua, producto ictiológico propio de las costas manabitas, que luego de pasar por manos laboriosas de sus gastrónomos se convierte en un fino plato de la comida manabita, el renombrado ceviche de pinchagua, una verdadera delicia gourmet.

En cantones como Rocafuerte, donde los productos agrícolas, como el camote, se transforman en finos dulces, licores, rompopes, tortas. O del verde con el que elaboran las bolitas de plátano con chicharrón asadas, que constituyen una parada obligada para degustarlas y conversar divertidas historias de campo.

Encontré en una pequeña y sencilla población un artículo reconocido en el mundo entero, con denominación de origen, considerado por la Unesco como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, prenda sine qua non de toda persona elegante, artículo que alcanza valores estratosféricos en Europa, son los finos sombreros de paja toquilla de Pile.

En una reunión en la ciudad de Jipijapa, donde mantuvimos una amena conversación política, se sirvió un café de fuerte sabor y agradable aroma, cuando ponderé la finura de la bebida, uno de los asistentes me respondió: “Usted está en Jipijapa, la Sultana del Café”.

En los ojos de las damas manabitas pude ver y descifrar mensajes complejos y explícitos, que se comunican de manera sensual y fina.  

La amabilidad de la gente en las calles con su trato fino nos hace sentir como en casa.

-Hola don Pedro Pablo, ¿cómo lo trata Manabí?
-Muy bien, gracias a Dios.
-Bienvenido, regrese pronto.
-Gracias.

Al conversar con los productores agropecuarios me di cuenta de su garra, entrega y amor por su tierra. Saben escuchar, tienen visión, saben lo que quieren, tienen una gran generosidad, lo que los hace perfil perfecto para ejercer un liderazgo efectivo y así cambiar para mejor la realidad agrícola, económica y social del país.

Sin duda, todo en Manabí es fino.

Pedro Pablo Jijón Ocho

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