Nuevos líderes en el sector agropecuario
Con mi buen amigo el Ing. Andrés Sotomayor conversábamos sobre la necesidad de mejorar las condiciones del agro del Ecuador. Andrés hacía referencia a que ya desde 1960 se viene hablando. Ya en el Censo Nacional de 1950, se muestra que Ecuador es un país con un sistema productivo agropecuario medieval, concentración de grandes extensiones de tierras productivas en manos de pocas personas “latifundio”, y millones de campesinos con muy pocas extensiones o alquilan pequeñas parcelas “minifundio”. Ambos extremos totalmente improductivos. Las proyecciones indican que para este año, en el campo, la población estará en el orden del 31%, es decir que en las manos de este porcentaje está la Soberanía Alimentaria y la producción de materias primas para la Industria. O sea afros, indígenas y montuvios son las etnias más importantes de la Economía Nacional. Según ProEcuador, en este año existe un repunte de exportaciones no petroleras. Pero si es tan importante el ingreso de divisas por productos de origen agropecuario, por qué los colectivos en el campo no pueden cubrir dignamente sus necesidades básicas. ¡La respuesta es falta de Liderazgo efectivo!
Pedro Pablo Jijón Ochoa
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Quito 9 de agosto de 2017
Sr. Director Diario EL TELÉGRAFO
Cinismo de Estado
Así como la Política de Estado es aquello que un gobierno desea implementar en forma permanente y que trascienda a través del tiempo sin que se vea afectada por cambios de gobierno, el Cinismo de Estado es una de las manifestaciones más radicales de la escuela filosófica cínica de la antigua Grecia cultivada entre otros por Diógenes. El adjetivo cínico (del griego Kynós que significa “perro”) retrata a una persona irónica y sarcástica que no se interesa en disimular su descaro; su sonrisa denota desprecio e indiferencia por la sociedad y es capaz de mentir descarada y desvergonzadamente. El cinismo de un político se produce después de que voluntariamente se involucra en negocios turbios y actos de corrupción y teniendo capacidad de reflexión y raciocinio, persiste en conservar su cargo enlodando a la familia y convirtiendo a sus cercanos en testaferros. Su filosofía es la ‘Doctrina de los Cínicos’ que socaba la base moral de las instituciones; es el arma del incapaz que la utiliza como escudo para encubrir su desfachatez, obscenidad descarada y procacidad y que pone en riesgo la permanencia del sistema democrático de cualquier país. Ecuador sufrió esta política en la última década donde los cínicos que gobernaron entre sonrisas y sarcasmos se robaron la plata y prostituyeron la República recordando al filósofo Teofrasto que sentenció: “El cínico es un hombre que maldice y tiene reputación deplorable, es sucio, bebe y nunca está en ayunas, cuando puede estafa y golpea a quienes descubren el engaño antes de que puedan denunciarlo. Ninguna actividad le repugna: encargado de un burdel o recaudador de impuestos, puede ser abogado de las causas más indefendibles, es un soberbio y puede dejar sin sentir vergüenza que su madre se muera de hambre”.
Dr. Carlos Mosquera Benalcázar