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El Telégrafo
Roberto Follari (*)

Un domingo decisivo para la región

20 de noviembre de 2015

El domingo se jugará la segunda vuelta presidencial en la Argentina; el voto ciudadano decidirá. Una elección crucial para la región: si gana el Frente para la Victoria habrá una continuidad (ciertamente que con matices) del actual proyecto que ha conducido Cristina Fdez. de Kirchner; si triunfa el macrismo, estamos en el retorno al crudo neoliberalismo, y a la misma política económica de la dictadura, ahora realizada desde la autorización que otorga el voto. La derecha argentina no gana una elección desde hace alrededor de 70 años; solo ha gobernado por golpes de Estado. Y las oposiciones actuales, cuando han gobernado no han terminado sus períodos pertinentes; se caen antes. Según sus personeros, porque el peronismo no los deja gobernar. Según cualquier politólogo, porque carecen de la articulación social necesaria para construir un gobierno con suficiente solidez.

Las encuestadoras no se arriesgan, pues fracasaron en la primer vuelta, y el voto parece muy volátil ahora. Macri pareció tomar ventaja tras el comicio anterior (que, aunque no ganó, fue apreciado como un triunfo, pues se esperaba una derrota más abultada); pero una fuerte autoconvocatoria popular se ha desplegado las dos últimas semanas, como fruto del pánico que, en los sectores más politizados, produce la receta macrista. Es que, aunque él lo niega, su programa es devaluación, ajuste, aumento tarifario y topes a la negociación salarial. Los universitarios, científicos y sindicalistas de diversas ramas han lanzado movilizaciones y visitas a los medios, para expresar por todo el país su apoyo a la fórmula del Frente para la Victoria, Scioli-Zannini. Mientras, nadie entiende el pálido rol de la histórica Unión Cívica Radical, cuyo ideario no es de derechas ni neoliberal, afincándose en un difuso ‘centro’ del espectro ideológico. Ahora apoya a Macri, a cambio de casi nada. La UCR pone los votos de su estructura nacional (que Macri no tiene), mientras el macrismo pondría el gobierno. Desde ya, la UCR no tiene ningún lugar en el equipo decisorio de Macri. Y aun si este gana, la UCR pasará a ser un mero apéndice del aparato macrista.

La estrategia de Durán Barba, asesor publicitario de Macri, es bastante obvia, y ha sido anunciada por Sturzenegger (uno de los economistas adláteres de Macri), quien está filmado diciendo en idioma inglés a empresarios de Estados Unidos (Miami) que -contra su personal expectativa- nada tiene que anunciar, en campaña, de su programa económico. Se trata de hablar de su familia y de su vida personal, nada más. Así, toda la propaganda de Macri lo presenta como un afectuoso humanista, lo cual en nada de su biografía se confirma, dedicado a hacer de Flia. Ingalls e imitando el tono de un pastor evangélico. En los sectores más opositores y también en los más despolitizados, eso parece dar buen resultado.

Claro que algunas declaraciones se han filtrado, y remiten a devaluación (Prat Gay), aumento de tarifas (Michetti), límites a los salarios (Melkonian), terminar con programas de precios acordados (Vidal), todo ello afirmado por laderos de Macri. Declaraciones que han producido muy mal efecto en algunos sectores sociales (los menos tomados por el discurso ultraopositor de los medios hegemónicos). Si se suma a ello que Scioli puede confirmar sus promesas en 12 años de logros sociales establecidos desde un rol activo para el Estado y un gobierno que se retira en orden y en el tiempo estipulado, se entiende por qué la anterior ventaja del macrismo es ahora puesta en duda por sus mismos seguidores. (O)

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